Por redacción de Sin Comillas
El mundo está pagando un alto precio por la invasión rusa de Ucrania. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) advierte que estamos ante una catástrofe humanitaria que ha matado a miles de personas y ha obligado a millones a abandonar sus hogares. La guerra también ha provocado una crisis del costo de la vida, que afecta a personas de todo el mundo. Junto con la política china de “COVID cero”, la guerra ha llevado a la economía mundial a una senda de menor crecimiento y mayor inflación; una situación que no se veía desde la década de 1970. El aumento de la inflación, impulsado en gran medida por las fuertes subidas de los precios de la energía y los alimentos, está causando privaciones a las personas de bajos ingresos y plantea graves riesgos para la seguridad alimentaria en las economías más pobres del mundo.
Debido a estos acontecimientos, la OCDE ahora prevé que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial se ralentizará bruscamente este año, hasta situarse en torno al 3%, y mantendrá un ritmo similar en 2023. Este ritmo de recuperación está muy por debajo del proyectado el pasado mes de diciembre.
El crecimiento será mucho más débil de lo vaticinado en casi todas las economías. Muchos de los países más castigados están en Europa, una región muy expuesta a la guerra a través de las importaciones de energía y los desplazamientos de refugiados.
Estados Unidos crecerá 2.1% este años 1.3 puntos porcentuales menos de lo que se había previsto en diciembre. En el 2023, el crecimiento será de 1.2%.
Las presiones inflacionistas se han intensificado
El informe de la OCDE señala que la invasión de Ucrania “ha hecho desaparecer las esperanzas de ver pronto el final del aumento de la inflación observado en la economía mundial en 2021 y principios de 2022 a causa de cuellos de botella en las cadenas de suministro asociados al COVID-19”. La inflación seguirá aumentando y llegará a niveles más altos de lo que se había previsto.
Las nuevas proyecciones de la OCDE reflejan el gran impacto internacional que la guerra está teniendo en las tasas de inflación, que ya han alcanzado sus niveles más altos en 40 años en Alemania, el Reino Unido y Estados Unidos. La OCDE prevé que la inflación cierre este año en 5.9%.
El alivio gradual de las presiones de la cadena de suministro y de los precios de las materias primas, así como el impacto de la subida de las tasas de interés, empezarán a notarse en 2023.
La crisis del costo de la vida provocará penurias y riesgos de hambruna
Rusia y Ucrania son importantes proveedores en muchos mercados de materias primas; en conjunto, representan alrededor del 30% de las exportaciones mundiales de trigo, el 20% de las de maíz, fertilizantes minerales y gas natural, y el 11% de las de petróleo. Los precios de estos productos aumentaron considerablemente tras el inicio de la guerra.
La OCDE advierte que si no se toman medidas, existe un alto riesgo de crisis alimentaria. “Las interrupciones en el suministro van en aumento y representan una amenaza, en particular para aquellos países de bajos ingresos que dependen en gran medida de Rusia y Ucrania para obtener alimentos básicos. Las cuentas públicas de estos países ya están sobrecargadas por dos años de pandemia, de modo que podrían tener dificultades para hacer llegar alimentos y energía a precios asequibles a sus ciudadanos, con el consiguiente riesgo de hambruna y malestar social”.
La fuerte subida de los precios reducirá el poder adquisitivo y obligará a los hogares de menores ingresos de todo el mundo a recortar su gasto en otros artículos para poder cubrir las necesidades básicas de energía y alimentos.