Opinión
Por Alba Brugueras Fabre y Martha Quiñones Domínguez
La crisis económica en la que estamos sumergidos incluye el manejo de la deuda, la pérdida poblacional en todos los municipios, una baja en el índice de actividad económica, una creciente desigualdad económica y la corrupción. A esto se le suman, los problemas en infraestructura que tenemos en el país, entre otras secuelas de los huracanes y terremotos. Puerto Rico ha recibido fondos federales para intentar paliar la situación pos-pandemia y para la recuperación pos-huracanes y terremotos, los cuales son pieza importante en el plan de desarrollo delineado por el gobierno. Aspecto preocupante, en nuestra opinión, al ser fondos de carácter temporero y porque no generan crecimiento sostenible a largo plazo. Además, la ausencia de estadísticas confiables, objetivas y oportunas ha dificultado la evaluación real de la situación económica y ha obstaculizado la toma de decisiones informadas. Cabe destacar, que, al mes de abril de 2023, no se ha publicado como terminó el año fiscal 2022 (a 9 meses de culminar el año fiscal).
Ante la ausencia de datos que nos arrojen luz en términos económicos, veamos algunos datos mensuales. El Índice de Actividad Económica (IAE) publicado por el Banco de Desarrollo Económico (BDE) se situó en febrero 2023 en 0.2% por debajo del mismo mes en el 2022. Presentando otra caída interanual consecutiva, tras 18 meses de alza. Según la serie histórica del IAE, este empezó a caer en septiembre de 2022, con el paso del huracán Fiona, y desde entonces ha mostrado signos de desaceleración. La tasa de desempleo a febrero de 2023, publicada por el Departamento del Trabajo y Recursos Humanos, se ubicó en 5.9%, levemente por debajo del mismo mes en el 2022 (febrero 2022 – 6.0%) y mayor al mes anterior (enero 2023 – 5.7%). Esto refleja un mercado laboral aun débil, con una reducción en el empleo y en la fuerza trabajadora, e impacto por el éxodo poblacional.
En el mensaje de situación a marzo de 2023, el gobernador Pedro Pierluisi se centró en la creación de empleos, la inversión y la eficiencia en el gobierno, destacando el Marco Estratégico del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio (DDEC). El marco presentado por el DDEC en 2022 busca fomentar el crecimiento económico y la creación de empleos en Puerto Rico mediante el desarrollo de oportunidades de inversión externa y el fomento de la innovación empresarial. Este documento, llamado PRopósito, deja mucho que desear, al no definir metas claras y procesos de cómo se realizará esa innovación empresarial. Aunque se presenta como un marco estratégico, en realidad no es un plan de desarrollo ya que carece de una visión clara, objetivos específicos y medibles, estrategias concretas, un plan de ejecución, y la evaluación y monitoreo de estos objetivos. Si bien se mencionan algunas áreas de enfoque, como bienestar, infraestructura, ciudadanos competitivos, emprendimiento e integración global, no se especifican objetivos medibles en estas áreas, es una simple lista de propósitos. Por lo que el denominado Marco Estratégico, no parece contener los elementos necesarios para considerarse un verdadero plan de desarrollo económico sostenible y proveer la ruta a seguir.
En cuanto a los logros en salud, asistencia social, y vivienda mencionados en el mensaje, se basan en el acceso o la inyección de fondos federales temporeros, lo que no garantiza una solución sostenible. Un elemento positivo del mensaje es la creación de microrredes eléctricas a base de otras fuentes de energía renovable alrededor de la Isla, con el anuncio de su aprobación en Vieques y Culebra. Esto último, también con fondos federales. Aunque, está por verse si se une a las promesas de siempre sobre el hospital para Vieques, entre otras propuestas.
Debemos señalar que, a pesar de los esfuerzos para impulsar la economía y el acceso a más fondos federales según presentados en el mensaje, la desigualdad económica sigue siendo un problema importante en Puerto Rico. De hecho, el coeficiente Gini, publicado por la Oficina Federal del Censo, se mantiene situado en 0.4818, según los estimados de cinco años 2021, aumentando desde el 2010 cuando se situó en 0.4670. La brecha entre ricos y pobres se ha ampliado en los últimos años, lo que ha generado preocupaciones sobre la justicia económica en el país. El mensaje también se queda corto en temas como la erradicación de la pobreza, la equidad, la igualdad e inclusión social, y un la educación como motor de cambio social y desarrollo. Asimismo, faltaron en el discurso, temas y soluciones reales para la inseguridad alimentaria, la precariedad laboral, la falta de vivienda, la protección ambiental, el detente en la construcción en las playas y la violencia de género que influyen en el desarrollo y el crecimiento. En cuanto a la corrupción, uno de los mayores problemas económicos del país y que ha obstaculizado el desarrollo económico de Puerto Rico, no se presentó respuesta en el mensaje de cómo combatirla. La corrupción ha sido un problema persistente en la Isla, lo que ha generado desconfianza en las instituciones, en el gobierno y en el sector privado, en especial para asignar los fondos federales. Aunque se han tomado medidas para combatirla, aún queda mucho por hacer para garantizar la transparencia en el gobierno y la gestión eficiente de los recursos públicos.
Nos falta mucho para construir la agenda de desarrollo de Puerto Rico. El desarrollo que necesitamos es aquel que incluye a todas y todos, y que busca el bienestar de largo plazo. Este desarrollo económico sostenible que necesitamos debe tomar medidas que fortalezcan la fuerza laboral, promuevan una economía inclusiva, combatan la corrupción y que nuestro futuro no solamente dependa de transferencias federales. Se necesitan medidas para fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas en todas las áreas del gobierno. Además, se deben establecer medidas para garantizar que los procesos de contratación y adquisición sean justos y transparentes.
Estas medidas pueden ayudar a crear una sociedad más equitativa y justa en Puerto Rico, proporcionando empleos de alta calidad, una educación accesible, mejorando la calidad de vida y asegurando un futuro próspero para las generaciones futuras.
- Alba Brugueras Fabre, PhD, es catedrática auxiliar en la Universidad del Sagrado Corazón y ex presidenta de la Asociación de Economistas de Puerto Rico. Martha Quiñones Domínguez, PhD, es catedrática de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Arecibo. Es presidenta Comité de Mujeres Economistas y ex presidenta de la Asociación de Economistas de Puerto Rico.