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El francés Jean Tirole, profesor de economía de la Universidad de Toulose, ganó el premio Nobel de economía de 2014 por su trabajo sobre la cuestión espinosa de la regulación por parte del Gobierno de monopolios y oligopolios (cuando algunas pocas instituciones de gran tamaño tienen gran fuerza de mercado), la amenaza que representan para el consumidor y las políticas para reprimir los abusos.
“El premio de este año en las ciencias económicas está asociado a la necesidad de domar a empresas poderosas”, señaló Staffan Normark, secretario permanente de la Academia Real Sueca de Ciencias que concede el premio.
Muchos informes destacan que la obra de Tirole evitó las trampas de la simplicidad que habían limitado la eficacia de buena parte de otras investigaciones en esa área. La nota de prensa de la academia resaltaba que la mayor parte de los otros modelos aplica una solución única a todas las industrias, “como, por ejemplo, la limitación de precios para los monopolios y la prohibición de la cooperación entre competidores”. Pero las limitaciones de precios pueden motivar que las empresas reduzcan costes —algo bueno— pero ofrecen margen también para “un exceso de beneficios, algo malo para la sociedad”. Otro dilema: “La fusión de una empresa y de su proveedor puede estimular la innovación, pero puede también distorsionar la competencia”.
Tirole, en su investigación, sorteó esas contradicciones inherentes. Él mostró que las normas de competencia entre las empresas pueden funcionar bien si son adaptadas a las características específicas de una industria en especial, en lugar de aplicarlas de una manera estandarizada para todas ellas.
Según Mauro Guillén, profesor de Gestión de Wharton, Tirole “ha tenido un impacto teórico enorme, al igual que en la formulación de políticas. Las autoridades antimonopolio han utilizado el modelo de precios de Tirole sobre productos y servicios de oligopolios para la formulación de regulaciones, en especial en la industria de las telecomunicaciones”. Guillén añade que Tirole también “mostró que los mercados suelen ‘fallar’ en su rendimiento, en contra de la visión de Chicago, y que la regulación por parte del Gobierno es necesaria para ayudarlos a adjudicar los recursos de forma eficiente beneficiando al consumidor”.
Varias fuentes observan que la carrera de Tirole está repleta de numerosos estudios revolucionarios en un vasto campo de temas importantes. Pero el premio Nobel se limitó a sólo algunas áreas de trabajo, de entre ellas la regulación del monopolio y del oligopolio, teoría de los juegos, teoría de los contratos y organización industrial.
Esther Gal-Or, profesora de Marketing y de Economía empresarial en la Universidad de Pittsburgh, observa que la investigación de Tirole sobre monopolios es especialmente importante hoy en día porque “la regulación es un tema al alza […] Vivimos en un mundo de monopolios […] que están revolucionando procesos e introduciendo productos que están cambiando el modelo por completo, como es el caso de Google y de Apple. Son empresas con poder significativo de mercado […] y están llamando bastante la atención de los reguladores”. (Gal-Or dijo lo que piensa sobre Tirole en el programa de Knowledge@Wharton en Wharton Business Radio en el canal 111 de SiriusXM).
“La comisión del Nobel premia a los académicos por una contribución específica, sin embargo la obra citada difícilmente puede ser considerada una contribución única”, dice Pinar Yildirim, profesora de Marketing de Wharton. “Si preguntáramos a otros, a veces la obra citada tal vez no sea ni siquiera la más influyente. No hay ningún ganador del Nobel que haya tenido una única contribución seguida de baja productividad. La mayor parte de esos estudiosos tienen toda una vida de logros y sirven de inspiración para la obra de otros”.
Obra voluminosa
El diario Mint, periódico de negocios de India, también resalta que la academia se decidió por el ganador tomando como base una parte relativamente limitada del cuerpo de la obra de Tirole. “Él es mucho más que eso: está entre los pocos economistas que escribieron monografías fenomenales en casi todos los campos de la microeconomía y de la economía política formal”.
Yildrim observa: “Hay pocos economistas que se comparen a él y que hayan escrito sobre tantos asuntos como Tirole. De la regulación a la economía de plataformas, mercados bilaterales, economía política a tópicos sobre comportamiento, como autocontrol, creencias e irracionalidad, él escribió sobre […] asuntos de una manera que llegó a un gran público dentro y fuera del campo de la economía. Tirole —y otros que escribieron en asociación con él— fue, con frecuencia, el primer economista en interesarse por esos asuntos”.
Yildrim añade que “Tirole es un teórico de la economía; él casi nunca trabaja con datos o con obras empíricas. Muchos otros teóricos como él ya han sido premiados con el Nobel. En mi opinión, es posible ser igualmente influyente usando sólo la herramienta de los modelos analíticos o añadiéndole datos a ellos”.
Pero la academia observó que la obra de Tirole tiene un “realismo facilitado”, mientras la obra de muchos otros economistas parte del principio de que los mercados son perfectamente competitivos. Los modelos de Tirole lidian con el mundo de los negocios según la experiencia diaria, donde la elección de un motivo para las acciones se presta a confusiones. Su obra ofrece directrices sobre cómo hacer las cosas en el mundo real. La academia resaltó que los modelos de “Tirole presentan un análisis político penetrante. Al concentrarse en las características fundamentales que generan divergencias entre los intereses privados y públicos, Tirole consiguió describir la regulación ideal de industrias específicas”.
En un ejemplo de las implicaciones prácticas de la investigación de Tirole, Washington Post citó la industria de defensa como un oligopolio en que es difícil para el Gobierno distinguir el precio justo de la especulación. Eso porque la empresa de defensa típica tiene todas las informaciones sobre producción y servicios, una situación de unilateralidad que los académicos clasifican como problema de información asimétrica. En la práctica, el Gobierno y el proveedor llegan a un acuerdo en relación al precio del contrato, sin embargo es muy común que el coste sobrepase el presupuesto previsto, lo que deja al Gobierno, generalmente, sin otra elección que soportar el coste adicional, ya que no hay muchos proveedores de servicios con los que contar.
Según Washington Post, “Tirole mostró que, a veces, el Gobierno puede tener mejores resultados si ofrece a las empresas una opción de contratos. Eso obliga a las empresas, por lo menos de forma indirecta, a revelar si tienen costes altos o bajos, ya que contar con contratos diferentes será mejor para ellas dependiendo de esa información”.
Mientras, de vuelta a su país, “muy poca gente conocía a Jean Tirole”, dice Stephane Marchand, editora jefe de París Tech Review. Al contrario que muchos economistas influyentes, él es bastante tímido y tenía una presencia limitada en los medios. La investigación de Tirole fue muy importante en la elaboración de la regulación antimonopolio en Bruselas. Él fue más influyente en el escenario europeo que en Francia. Tirole sostiene que los mercados laborales en Francia se encuentran en una situación catastrófica de degradación, tenemos la tasa más elevada de desempleo entre los jóvenes y adultos con más de 50 años. Es irónico que una de las especialidades de Tirole sea la economía industrial, cómo organizar la industria, de manera que presente una fuerte defensa contra los ataques externos. Durante los últimos 30 años, Francia perdió cerca de un 30% de su producción industrial, con enormes consecuencias para la empleabilidad”.