Por redacción de Sin Comillas
La quiebra fue tema de debate en un de los paneles del Puerto Rico Investment Summit, que reunión a unas 400 personas en el Centro de Convenciones y en el que se detallaron las ventajas de invertir o mudarse a Puerto Rico. Un tema que parecía poco adecuado para un evento tan cargado de optimismo.
En el mismo panel estaba Jim Millstein, presidente de Millstein & Co. y asesor del Gobierno en el tema de la reestructuración de la deuda; y Nader Tavakoli, presidente de Ambac Financial Group, una de las aseguradoras de la deuda. El debate entre los dos ejecutivos sobre los méritos de la quiebra centró la atención sobre ellos y quitó protagonismo a Lisa Donahue, directora de AlixPartners, y a cargo de la reestructuración de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).
Millstein defendió la necesidad que contar con alguna herramienta para reestructurar una deuda, que asciende a $70,000 millones, ya sea permitiendo el uso del Capítulo 9 de la Ley de Quiebra o a través de otra estructura. Por su parte, Tavakoli dijo que acogerse a la quiebra hará que la contracción económica continúe, lo que arrancó los aplausos del auditorio, compuesto principalmente de inversionistas. Ambac tiene asegurados unos $2,200 millones de bonos de Puerto Rico.
Según Tavakoli, la quiebra “es un gran error” y “una idea terrible” que hundirá la confianza de los consumidores. Y Millstein sacó a relucir que Ambac sufrió una reestructuración de su deuda supervisada por la corte en el 2010.
Millstein defendió que la posibilidad de acogerse a la quiebra no descarta los esfuerzos para alcanzar un acuerdo con los acreedores, pero le daría al Gobierno la capacidad legal para obligar a todos los acreedores a aceptar un acuerdo. Sin el Capítulo 9 algunos acreedores podría bloquear el acuerdo.
Para Tavakoli “Puerto Rico tiene un problema de liquidez, no un problema de solvencia”.
Mientras, a las afueras del Centro de Convenciones trabajadores de la AEE protestaban contra la ley que reestructura esa agencia, y acusaban al Gobierno de poner más impuestos a la clase trabajadora al mismo tiempo que la ofrece tratamiento preferencial a los ricos.
Dentro, los asistentes, entre conferencia y conferencia, podía disfrutar de la exhibición de armas, de un servicio de “concierge”, firmas de contabilidad y complejos residenciales, entre otros servicios.