Opinión
Por Alberto L. Martín Rivera*
En este escrito solo me fijaré en el gasto en provisiones para pérdidas crediticias, destacando su relevancia ante un auge económico ficticio, tratando de aproximarla al impacto sobre la calidad de la cartera crediticia. Se argumenta que las ayudas recibidas no han contribuido al desarrollo económico real, lo que podría ser objeto de un análisis más profundo en otro contexto.
Indudablemente hay una correlación directa entre el gasto en provisiones y la tasa de morosidad, sugiriendo que este gasto puede proporcionar una visión valiosa sobre la salud financiera de la cartera de crédito de una cooperativa de ahorro y crédito (CAC), objeto de nuestro tema.
¿Cuál es el termómetro financiero para determinar la sanidad de la cartera crediticia? La ratio estandarizada en la industria es la Cartera de Crédito Vencida / Total de Cartera de Crédito Bruta. Tomaremos los créditos emproblemados desde 60 días en adelante. Razón: porque estos son los que se encaminan a posibles pérdidas futuras.
Al cierre de diciembre de 2024, esta ratio fue de 2.51% para las cooperativas. Su tendencia para los últimos tres años es 8.70%, en ascenso luego de haber logrado una reducción a cinco años en 1.52%. Aunque están controladas, las ratios indican un aumento causado por los índices económicos, entre otros.
Obviamente, el impago por parte de clientes con baja empírica puede afectar de manera directa la rentabilidad de la cartera crediticia de cualquier institución financiera, por lo que se tiene que analizar la vulnerabilidad del riesgo crediticio para minimizar las pérdidas posibles.
Tomando una muestra de 39 cooperativas, comprendiendo el nivel 5 y 6, según los informes estadísticos de COSSEC, observaremos que este grupo muestra que el 74% mantienen una empírica superior a 650 puntos, mientras que el 26% está por debajo de este umbral.
Cuando tenemos una economía afectada por factores políticos y regulatorios –como los aranceles que impacta en una posible alza en la inflación, así como los “impactos naturales”– las instituciones financieras, incluyendo a las CAC, tienen que restringir el crédito de muchas formas. Esto podría ser limitando el abanico de captación, restringiendo la empírica o limitando el volumen de colocación.
El objetivo es obvio, evitar el quebranto económico de una cooperativa. Por lo tanto, se tiene que construir una muralla que logre soportar estos embates económicos contra la cartera crediticia. Bajo estos escenarios económicos, cuando se colocan facilidades crediticias en empíricas baja debe tenerse presente las posibilidades de incrementar la cartera emproblemada.
Sabemos que mantener una empírica alta ayuda al socio para eventos inesperados, sea por la situación socioeconómica o “impactos naturales” no controladas, ya que el socio está en posición saludable para enfrentar esas circunstancias, no así con empíricas comprometidas.
En mis análisis suelo recomendar una meta de cartera crediticia con un 70% de empírica superior a 650 puntos y 30% inferior, dando margen a empíricas baja para garantizar una diversificación óptima. La cartera de préstamos debería incluir créditos con rentabilidad altas y otras más bajas para compensar los riesgos y garantizar unos beneficios totales con cierto nivel de seguridad. Además, así se cumple con el principio séptimo “responsabilidad social”, pero nunca olvidando la prudencia en su análisis crediticio. El socio tiene que ser responsable y ejemplo con su crédito. Sin embargo, esta posición requiere de una alta reserva para enfrentar situaciones económicas difíciles como las actuales
La razón de provisiones preventivas para riesgos crediticios respecto a los préstamos totales al cierre de 2024 las cooperativas presentan una razón de 1.17. El año anterior estaba en 1.35. Dentro de un estándar puedo señalar una razón adecuada de 1.50. Considero al presente llevar este índice al menos nuevamente a 1.35 cierre de 2023 para evitar un impacto tal vez a $62 millones a $33 millones, asegurando relativamente el gasto futuro de las facilidades nuevas.
Ahora, cuando considero el gasto de provisiones (balance neto) al balance de colocaciones quiero fijar en cierta medida las pérdidas futuras. Así observamos que al cierre de 2024 fue de 0.56%, luego de un cierre a 2023 de 1.76%, lo que fue un balance de cierre excelente. Su impacto en las provisiones netas fue de $45 millones. Esto posiblemente porque mantuvo su reserva muy baja desde el 2014 hasta 2019, con una morosidad promedio de 4.67%.
En un contexto de incertidumbre económica internacional, el objetivo es evitar un golpe al costado que debilite la salud financiera de la cartera crediticia.
- El autor es un empleado retirado de la banca comercial, con una experiencia de 40 años de servicio.