Por Luisa García Pelatti

En el mes de septiembre del año pasado había 8,940 viviendas en proceso de ejecución, según los datos más recientes de la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras (OCIF). Es la cifra más baja en, al menos, una década. Las viviendas en proceso de ejecución han estado cayendo desde el inicio de la pandemia. Las familias habrían utilizado las ayudas para ponerse al día en sus pagos hipotecarios.

En los primeros nueve meses del año pasado se ejecutaron 2,291 viviendas, una cifra que no es comparable con las 867 del mismo periodo del 2020, cuando las ejecuciones prácticamente se paralizaron por el COVID-19. Si se compara con los primeros nueve meses del 2019, las viviendas reposeidas ha caído un 23.6%.

Las ejecuciones de hipotecas, que disminuyeron drásticamente con la llegada de la pandemia y la entrada en vigor de moratorias en el pago de hipotecas, empezaron a crecer en enero. Tras un mes de junio con 686 ejecuciones, la actividad se ha moderado en torno a las 200 mensuales.

Por otro lado, en septiembre, existían 6,003 hipotecas en proceso de quiebra, 12.4% menos que en septiembre del año 2020.