Por José G. García López*

En una reciente entrevista, el gobernador reacciona hábilmente a las preguntas sobre el tema económico y señala que los indicadores de empleo y desempleo son muy favorables. En el caso de la tasa de desempleo indica que es la más baja en una década. A pesar de ser correcto se olvida el líder máximo de nuestro país que durante los últimos 10 años hemos perdido casi medio millón de población y por ende hay menos gente en la fuerza laboral para buscar empleos lo que se traduce también en a menos desempleo. En vez de la tasa de desempleo deberíamos enfocarnos en la tasa de empleo (empleos/población civil no institucional)

Con respecto al tema de la pobreza, la respuesta del Gobernador Pierluisi es que, incentivando al turismo, como los otros sectores económicos y con el aumento en el salario mínimo; saldremos de este problema. Estas acciones sabemos que son necesarias, pero no suficientes ante el problema estructural de la pobreza, ya que es muy complejo y multidimensional. Se requiere una estrategia más holística y con un enfoque multidisciplinario para atender este problema socioeconómico. A pesar de sus buenas intenciones, en esta entrevista se denota que el gobierno no tiene un plan y menos aún una visión de desarrollo socioeconómico a mediano y largo plazo. Toda la gestión gubernamental está basada en el corto plazo y el uso de los fondos federales para la reconstrucción sin tener un plan que identifique las prioridades reales para canalizarlos de forma productiva. Esto es gobernar sin plan y visión de futuro.

En una de mis columnas, el pasado año, alerté sobre la necesidad de un plan de desarrollo sustentable aún cuando la campaña del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio (DDEC) su slogan es: “Todos somos desarrollo y todo es desarrollo”. Cabe apuntar que esta situación nos es novel en la administración pública contemporánea porque llevamos más de una década sin definir el futuro que todos anhelamos y ausente del diseño de un conjunto de estrategias específicas para lograrlo.

¿Qué podemos hacer?

¡Ante la ausencia de un plan de desarrollo socioeconómico por parte del ejecutivo, la Asamblea Legislativa que ahora tiene mayor representatividad de las diversas tendencias ideológicas del país; debe tomar el sartén por el mango! Es decir, la legislatura puede dar un paso adelante y convocar como dije hace un año atrás a todos los sectores tanto académicos, empresariales, comunitarios, profesionales, religiosos y laborales; para esbozar ideas que definan nuestra visión de futuro. A la vez definir estrategias concretas y de consenso para lograrlas. En síntesis, el plan no solo servirá como instrumento efectivo para encaminarnos hacia un desarrollo económico sustentable, sino que ayudará a poder canalizar eficientemente los recursos económicos asignados por el gobierno federal.

Sin lugar a duda esto debería ser una de las principales encomiendas de la próxima sesión legislativa y ayudaría a que el país pueda empezar a volver a confiar en el liderato legislativo y del gobierno de turno.

La bola está en su cancha.

*El autor es profesor adjunto de economía en el Departamento de Economía de la Universidad de Puerto Rico