Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI.

Por redacción de Sin Comillas

Las tenues señales a comienzos de 2023 de que la economía mundial podría lograr un aterrizaje suave, con una inflación baja y crecimiento firme, se han disipado, en medio de una inflación persistentemente alta y de las recientes turbulencias en el sector financiero.

El informe sobre Perspectivas de la economía mundial del Fondo Monetario Internacional (FMI) presentado el martes en Washington, prevé un crecimiento de 2.8% a nivel global este año, por debajo del 3.4% del año anterior, para luego aumentar a 3.0%. Se trata del crecimiento más bajo en décadas.

Se estima que las economías avanzadas experimentarán una desaceleración del crecimiento, desde el 2.7% en 2022 al 1.3% en 2023.

“Si bien la inflación ha disminuido, debido a la subida de las tasas de interés por parte de los bancos centrales, y a la reducción de los precios de la energía y los alimentos, las presiones subyacentes de los precios están resultando pertinaces, ante la escasez de la mano de obra en varias economías”, señala el FMI.

Los niveles de deuda siguen siendo elevados, los precios de las materias primas, que subieron tras la invasión rusa de Ucrania, se han moderado, pero la guerra continúa y existen tensiones geopolíticas.

Se prevé que la inflación disminuya del 8.7% en 2022 al 7.0% en 2023 debido a la caída en los precios de las materias primas, pero el FMI dice que es probable que la inflación subyacente disminuya más lentamente y que no se alcanzará la meta impuesta hasta el 2025.

El informe señala que “la tensión en el sector financiero podría amplificarse y el contagio podría extenderse, debilitando la economía”.

En Estados Unidos, el crecimiento será de 1.6% en 2023, tras haber subido 2.1% el año pasado. La economía se desacelerará hasta 1.1% en el 2024.

En América Latina y el Caribe se producirá un frenazo, pasando de un crecimiento de 4.0% en 2022 a 1.6% en el 2023, para alcanzar el 2.2% en el 2024.