La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto más negativo que lo previsto y la recuperación será más gradual de lo que se había pronosticado
Por redacción de Sin Comillas
La economía mundial sufrirá una contracción de 4.9% en 2020, según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), 1.9 puntos porcentuales menos que el pronóstico de abril de 2020. En 2021, el crecimiento mundial será de 5.4%. El impacto adverso en los hogares de bajo ingreso es particularmente agudo, advierte el FMI, y pondría en peligro el avance significativo de la lucha contra de la pobreza extrema logrado a nivel mundial desde la década de 1990.
El FMI ha publicado una “Actualización de junio de 2020 del Informe sobre la estabilidad financiera mundial” en el que se refleja que las proyecciones económicas para este año han empeorado aún más debido al coronavirus y alerta de un escenario sin precedentes ante una pandemia también histórica.
Los grandes responsables de este negativo escenario son los países desarrollados, para los que el FMI pronostica un desplome del 8% este año, por encima del 6.1% calculado hace dos meses. Por su parte, Estados Unidos sufrirá una caída de 8%, empeorando las previsiones iniciales del 6.9% y a pesar de las ambiciosas medidas de estímulo fiscal. La errática gestión de la Administración de Donald Trump para contener la pandemia explica el deterioro.
También sufrirán fuertes caídas Japón (-5.8%), Reino Unido (-10.2%), Alemania (-7.8%), Francia (-12.5%), Italia (-12.8%) y España (-12.8%). En China, el FMI augura un crecimiento positivo este año, aunque de apenas el 1% y por debajo del 1.2% que le atribuía hace dos meses.
Mientras, los mercados emergentes caerán un 3%, frente al 1% previsto, arrastrados por Brasil, que afronta un desplome del Producto Interno Bruto (PIB) superior al 9% ante su incapacidad de contener la ola de contagios.
En América Latina, donde la mayoría de los países aún están luchando para contener las infecciones, se proyecta que las dos economías más grandes, Brasil y México, sufran contracciones de 9.1% y 10.5%, respectivamente, en 2020.
Recuperación más gradual
El FMI mantiene que la recuperación llegará en 2021, aunque reconoce que será más gradual de lo previsto ante una pandemia que no cesa y que podría obligar a más medidas de confinamiento. La reactivación estará, en todo caso, lejos de ser en V.
Las medidas fiscales puestas en marcha por los Gobiernos, que según el FMI, suman ya más de $10 billones, son las responsables de la reactivación económica prevista para el año que viene, pero también están disparando la deuda pública y el déficit. Por primera vez, la deuda bruta global superará la economía mundial este año y el que viene.
Probable revés para los avances en la reducción de la pobreza
“Estas proyecciones implican un impacto negativo particularmente agudo de la pandemia en los hogares de bajo ingreso a escala mundial, que podría traducirse en un sustancial aumento de la desigualdad. En países en los que el empleo informal alcanza altas proporciones, los confinamientos han provocado desocupación y bruscas pérdidas de ingreso para muchos de esos trabajadores. Además, ante los cierres generalizados de escuelas en alrededor de 150 países hasta finales de mayo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura estima que cerca de 1,200 millones de niños de edad escolar (el 70% del total mundial) se han visto afectados a escala mundial. El resultado será una grave pérdida de aprendizaje, que tendrá efectos negativos desproporcionados en las perspectivas de ingresos de los niños en países de bajo ingreso”.
Contener las secuelas económicas y facilitar la recuperación
Frente a un virus sumamente contagioso y dada la susceptibilidad de la población, los países han restringido la movilidad a fin de frenar la propagación y proteger vidas. El FMI sigue haciendo hincapié en la adopción de medidas de considerable magnitud y bien focalizadas que protejan a los vulnerables. “A medida que se reabren las economías, la atención debería reorientarse gradualmente de proteger el empleo y las empresas a facilitar la recuperación y eliminar los factores que dificultan las reasignación de trabajadores. No obstante, los niveles elevados de deuda podrían coartar el margen para medidas adicionales de apoyo fiscal, y supondrían un grave desafío a mediano plazo para muchos países”.