Por Luisa García Pelatti
En la prensa europea se atisba en estos días cierto sentimiento de envidia cuando se refieren al plan de estímulo fiscal para hacer frente al COVID de Estados Unidos. Sorprende la magnitud de las ayudas, que multiplica por tres las que se han visto en Europa, pero también el contenido: les ha parecido ver el embrión de un ingreso básico universal en una de las medidas, la expansión del crédito contributivo por hijo (“Child Credit Tax”).
La Unión Europea sólo ha aprobado 750,000 millones de euros (unos $894,000 millones) para una economía de tamaño similar a la de Estados Unidos. Mientras, en los últimos 10 meses, en Estados Unidos las ayudas para hacer frente a la recesión causada por el COVID ascienden a $4 billones ($4 trillion en inglés), cuando se suman los $1.9 billones del programa que acaba de aprobar el Senado.
Una de las medidas, el crédito contributivo por hijo, incluye pagos directos de $300 mensuales por cada hijo menor de 6 años y de $200 para cada hijo entre 6 y 17 años. Algunos creen ver en esta medida un ingreso básico universal. Este pago tendría una duración de un año, pero algunas fuentes consideran que es probable que los demócratas lo renueven y se convierta en algo permanente.
Se estima que en Estados Unidos hay 11 millones de niños que viven en la pobreza. La medida sacaría de la pobreza a unos 5 millones de esos niños y reduciría la tasa de pobreza infantil a la mitad, según el Centro de Pobreza y Política Social de la Universidad de Columbia. En Puerto Rico hay unos 300,000 niños en esta situación.
La experiencia con el COVID-19 podría hacer que la adopción de un “Child Credit Tax” sea más probable, opina The Economist. “Las encuestas sugieren que los jóvenes de Estados Unidos y Europa apoyan a ingreso básico universal. Tanto los demócratas como algunos republicanos han expresado su apoyo a un crédito contributivo por hijos ampliado en Estados Unidos, que proporcionaría dinero en efectivo sin condiciones a las familias de bajos ingresos. Aunque los beneficios se eliminan gradualmente para aquellos con ingresos altos, el plan se acerca a proporcionar un ingreso básico a las familias con niños”.
El Laboratorio de Ingreso Básico de la Universidad de Stanford, realizó una revisión de 16 estudios de ingresos básicos publicados entre 2009 y 2019, y llega a la conclusión de que hay un efecto positivo en los logros educativos, en las medidas de salud física y mental y reducción de la pobreza. Los efectos sobre la participación en el mercado laboral son generalmente pequeños.
Finlandia llevó a cabo un ensayo en 2017-18 en el que 2,000 desempleados recibieron un ingreso mensual similar al beneficio por desempleo, durante la duración del ensayo. Una de las mayores preocupaciones relacionadas con ingreso básico universal es la posibilidad de que pueda disuadir a los destinatarios de buscar trabajo remunerado. Sin embargo, los participantes que recibieron pagos incondicionales en realidad trabajaron más que los que estaban desempleados.