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El gobierno español pidió el sábado un préstamo a la Unión Europea de hasta un máximo de 100,000 millones de euros para sanear su sistema bancario. Se trata de programa de asistencia financiera para sus entidades de crédito. Algunos de los bancos españoles serán rescatados –en realidad recibirán préstamos para que puedan recapitalizarse– porque el Gobierno no tiene capacidad para aportar la ingente cantidad de dinero que necesitan para sanear sus balances. Los bancos rescatados son: Bankia, CatalunyaCaixa, Novagalicia y Banco de Valencia, aunque el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) sugiere que otras podrían tener problemas. BBVA y Santander no están entre los bancos rescatados, por lo que el rescate no va a tener consecuencias sobre las filiales de esos bancos en Puerto Rico.
El FMI cifró en 40,000 millones de euros ($50,075 millones) las necesidades de la banca por su sobrexposición al colapso inmobiliario, pero el ministro de Economía, Luis de Guindos, señaló que la cantidad del préstamo se diseñó para dar “un margen de seguridad significativo”.
Explicó que el pedido de los 100m000 millones de euros ($125,000 millones) se acordó tras una videoconferencia entre los titulares de Economía del Eurogrupo, que reúne a los 17 países que comparten el euro. Los mecanismos y condiciones del crédito se articularán en los próximos días.
El sector de la construcción terminó enterrando a parte de la banca en una montaña de ladrillos sin valor. España es la cuarta economía de la eurozona y uno de los países más industrializados del mundo,
Sin embargo, a pesar de una dura política de austeridad para corregir los desajustes del déficit la economía entró en recesión y la tasa de desempleo alcanzó casi el 25%. El gobierno tuvo que admitir que no puede sanear en solitario el sistema financiero.
En ese sentido, De Guindos subrayó que la ayuda se limitará a la banca y que el dinero que reciba España es un “apoyo financiero” que no requerirá de reformas de orden macroeconómico o fiscal como sí ocurrió en los anteriores rescates aprobados para Grecia, Irlanda y Portugal, supeditados a duras políticas de ajuste.
“Las únicas condiciones se van a imponer a los bancos”, dijo De Guindos en rueda de prensa. “Las condiciones no se van a imponer a la sociedad española”.
Quizá con la intención de marcar diferencias y lanzar el mensaje de que es la banca y no el país lo que se rescata, fue un serio ministro de Economía y no el presidente Mariano Rajoy el elegido para dar la cara ante los medios en uno de los momentos más difíciles para el gobierno del conservador Partido Popular, que asumió el poder hace sólo cinco meses con el objetivo de reconducir la devastada economía.
Europa inyectará el dinero en el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria de España y el organismo hará llegar el dinero a los bancos.
“Esto es un préstamo que reciben (los bancos) en condiciones muy favorables”, añadió. “Lo que se está haciendo es pedir un préstamo para tener unas entidades financieras más solventes y que estén en disposición de dar crédito”, informó el ministro español.
“Es extremadamente difícil que haya una recuperación económica si existen dudas sobre el nivel de capital, sobre el nivel de solvencia de las entidades”, agregó.
La mayoría de los analistas, que daban por descontado el rescate, consideraron que la noticia será recibida con alivio en la economía mundial y especialmente en Europa y el euro, cuya continuidad sigue en entredicho debido a las dificultades que atraviesa Grecia.
La crisis financiera española explotó el 10 de mayo con la nacionalización de Bankia. La caída de la entidad, que solicitó $23,900 millones para sanear su balance, generó desconfianza sobre la capacidad de España para sanear sus bancos.
Los mercados entendieron que Bankia, octavo banco nacionalizado desde el inicio de la crisis, era sólo la punta del iceberg. Las exigentes provisiones exigidas por el gobierno conservador a los bancos para cubrir los activos tóxicos tampoco apaciguaron las aguas y los costes de financiación de la deuda española se dispararon hace dos semanas a niveles insostenibles, poniendo en jaque la viabilidad del euro.
Según el Banco de España, el sistema financiero soporta una cartera de 180,000 millones de euros ($223,950 millones) en activos tóxicos y créditos e hipotecas en riesgo de impago vinculados al colapso de la construcción.
En realidad, el agujero circunscribe a cuatro de los 14 principales grupos bancarios del país. Esas entidades surgieron en su mayoría de las fusiones entre antiguas cajas de ahorro, prácticamente desaparecidas por su exposición al pinchazo de la burbuja inmobiliaria en 2008.
Según el FMI, el 70% del sistema bancario español es solvente, gracias sobre todo a entidades como el Santander o el BBVA, con presencia en todo el mundo.
En cualquier caso, la falta de liquidez está afectando a todo el sistema, no tanto en el dinero que se mueve en la calle, pero sí en el flujo de crédito, lo que está contribuyendo a frenar la recuperación económica.