Por Luisa García Pelatti
La economía de Puerto Rico ha perdido la capacidad de crecer y uno de los responsables de esa incapacidad es la obsolescencia de un marco institucional que impide poner en vigor políticas económicas que funcionen. Cambiar el sistema de política económica es urgente, pero va a tomar tiempo.
“El marco institucional que rige el sistema de política económica es obsoleto”, apuntó José J. Villamil durante el simposio “La economía efectiva: oportunidades 2013”, organizado por Estudios Técnicos.
Aunque el concepto de departamentos sombrilla en los años 90 redujo en algo el problema de coordinación, la solución fue más en temas administrativos que en el tema de políticas.
Según Villamil, fue un error unir la Compañía de Fomento Industria (PRIDCO) y el Departamento de Comercio y Exportación bajo la misma sombrilla. Mezclaron comercio internacional y comercio local, lo que hace que la estrategia no sea efectiva. “Hay que repensar ese sistema. Agencias como PRIDCO y Comercio y Exportación requieren una transformación profunda”.
Aunque recientemente hay algunas cosas positivas, como la legislación de las Alianzas Público-Privadas y las leyes de energía renovable, en general Puerto Rico tiene un marco institucional que no funciona.
Otro problema, dice Villamil, es que “muchas decisiones se hacen intuitivamente sin el análisis económico requerido” y dice que la aprobación de Impuesto sobre Ventas y Uso (IVU), el Tren Urbano o la Ley Número 1 de 2010, son algunos ejemplos. “Nadie se preocupó por averiguar si era la mejor decisión”.
El Simposio destacó que la economía de Puerto Rico enfrenta un nuevo entorno que hace necesario re-enfocar sus políticas de desarrollo. “Somos una economía más pequeña con menos población y una estructura demográfica distinta”. Pero también ha cambiado el entorno global, es un mundo más competitivo y volátil. Y aunque los retos importantes, desde Estudios Técnicos también insisten en que hay oportunidades.
¿Cómo llegamos aquí?
“Lo ocurrido en el periodo 2001-2012 es la culminación de un largo proceso en el que Puerto Rico fue perdiendo su capacidad de generar altas tasas de crecimiento”. Se produjo una caída en la inversión, particularmente la inversión en construcción; y se cometió el error de pensar que el consumo generaría crecimiento económico. “Ningún país se desarrolla y crece con ese tipo de situación”.
“En el caso de Puerto Rico la dependencia del consumo ha sido un factor que explica mucho de lo que ha ocurrido en la economía”, explica Villamil.
La insuficiencia en el crecimiento económico se encubrió con aumentos en el gasto público, fondos federales y aumentos en la deuda del sector público. Esa capacidad de aumentar la deuda es ahora muy restringida, advierte.
Los fondos federales mitigaron las consecuencia sociales de la falta de crecimiento, pero crea un problema grande de dependencia. Cada persona empleada tiene que mantener a un número mayor de personas desocupadas.
El Simposio también destacó los cambios demográficos que sufre la Isla. La población se contrae, envejece y el número de hogares crece más lentamente. Estos cambios tienen implicaciones sobre: la política económica y social, el diseño de programas sociales y su financiamiento, los mercado y la demanda de vivienda, explicó Graham Castillo, presidente de Estudios Técnicos.
Por su parte, Luis Rodríguez Báez, destacó que la crisis económica ha generado cambio: un nuevo “mix de los negocios”, menos gobierno y más sector privado, proyectos más pequeños y menos rentables y clientes que buscan más valor por su dinero.
Dice que las empresas que han sido exitosas en medio de la crisis se han enfocado en captar negocios dentro y fuera de la Isla y en utilizar la tecnología para reducir costos. Y recomienda: estar atentos a las oportunidades (que vienen disfrazadas de problemas); y estar dispuestos a tomar riesgos.