Por redacción de Sin Comillas

Es necesario reinventar el sistema de protección social para promover el empleo y apoyar la movilidad económica de las familias con niños que viven bajo el nivel de pobreza. Es la conclusión de un informe realizado por el Instituto del Desarrollo de la Juventud (IDJ) titulado: Colgando de un hilo: El sistema de protección social de Puerto Rico y la movilidad económica de las familias”.

Según el informe, el actual del sistema de protección social bloquea la movilidad económica de las familias. Se trata de un modelo asistencialista, enfocado en mitigación y mantenimiento con poco énfasis en el desarrollo de las capacidades de los individuos, señala el informe.

El sistema de protección social gubernamental de Puerto Rico contiene 10 programas condicionados a ingresos. La gran mayoría de los fondos de estos programas provienen del gobierno federal y no necesariamente están diseñados para atender la realidad de las familias puertorriqueñas. Aunque los estados complementan algunos de estos programas con sus propios fondos, Puerto Rico aporta poco al sistema de protección social en la gran mayoría.

Las definiciones de pobreza para ser elegible a los programas son múltiples en Puerto Rico, mientras que en Estados Unidos hay una mayor uniformidad. El sistema de protección social ha abandonado a las familias trabajadoras imponiendo topes de ingresos bajos, dejando a estas familias “Colgando de un hilo”. Los programas de protección social funcionan al unísono: cuando se pierde elegibilidad de uno por aumentos en ingresos, muchas veces se pierde elegibilidad en otros, pero estos programas no trabajan en conjunto para atender las necesidades de las familias. La caída abrupta de beneficios en los diversos programas puede bloquear la movilidad económica de las familias, dejándolas al descubierto. El IDJ concluye que el sistema de protección social necesita mejoras profundas para que se convierta en un aliado en la movilidad y el bienestar de las familias de bajos ingresos

Uno de los datos que se desprende del informe es que una de cada tres familias que viven en pobreza, y que trabajaron más de la mitad del año, no participan del programa del Programa de Asistencia Nutricional (PAN), por lo que en un contexto de salarios bajos y empleo inestable el programa debería ajustar sus reglamentos de elegibilidad para incorporar a estas familias de forma permanente y no tan solo durante periodos de emergencia.

“Si bien es cierto que el sistema alivia la precariedad de muchas familias con niños y niñas, a menos que sea complementado con empleo, no es de por sí solo capaz de sacar a las familias de la pobreza. Por lo tanto, las ayudas tienen que estar disponibles a las familias trabajadoras y el gobierno tiene que poner mayor énfasis en adiestramientos y educación de los participantes, eliminación de barreras al empleo y creación de empleos de calidad para estas familias”, subrayó la economista María E. Enchautegui, directora de Investigación y Política Pública del Instituto del Desarrollo de la Juventud.

El informe detalla que los programas muestran una caída abrupta de beneficios cuando aumentan los ingresos. Por ejemplo, en el programa de Cuido, si el ingreso está por encima del 85 % de la mediana de ingresos, se pierde el beneficio. Considera necesario reducir la caída abrupta de beneficios para que las familias trabajadoras puedan recibir asistencia según transitan hacia su movilidad económica.  También hay que lograr una mejor coordinación entre las agencias para atender la caída abrupta de beneficios en múltiples programas.

Se presentan una serie de recomendaciones de política pública y administración considerando los efectos adversos de la pobreza en las capacidades y el potencial de la niñez y, por extensión, en la competitividad de Puerto Rico. Cuando se apunta a un mayor apoyo a la familia en su movilidad económica se refiere a que el sistema de protección social provea asistencia para garantizar la vivienda, salud y seguridad alimentaria de las familias que trabajan y tienen ingresos bajos.

El informe recomienda hacer tres cambios principales:

  • Diseño de los programas;
    • Ajustar los requisitos de elegibilidad para aumentar el acceso de las familias trabajadoras de ingresos bajos a las ayudas.
    • Los programas muestran caída abrupta de beneficios cuando aumentan los ingresos. Por ejemplo, en el programa de Cuido, si el ingreso está por encima de 85% de la mediana de ingresos, se pierde el beneficio. Reducir la caída abrupta de beneficios para que las familias trabajadoras puedan recibir asistencia según transitan hacia su movilidad económica; y lograr una mejor coordinación entre las agencias para atender la caída abrupta de beneficios en múltiples programas.
    • Realizar estudios demostrativos y de viabilidad fiscal para la implantación de un programa de renta básica universal para las familias con niños pues los subsidios directos de dinero tienen efectos inmediatos en la reducción de la pobreza y pueden reducir los efectos adversos de la pobreza en la niñez.
  • Cultura y capacidad de las agencias que operan los programas y tratan día a día con las familias de ingresos bajos;
    • Ir de un modelo asistencialista a uno de movilidad económica.
    • Capacitar a los profesionales que ofrecen servicios para que puedan guiar a las familias en su movilidad económica.
    • Invertir en la tecnología de las agencias para que puedan proveer mejores servicios a los clientes y aumentar la eficiencia.
    • Aumentar y/o reconfigurar el personal de las agencias para que se presten más servicios de consejería ocupacional, acompañamiento y manejo intensivo de casos.
    • Mejorar los sistemas de datos para que se puedan utilizar de forma más ágil en informes y en el aprendizaje continuo de las agencias.
    • Adoptar conceptos de evaluación continua en la prestación de servicios, recopilando y analizando datos sobre los resultados e impactos en las familias.
    • Documentar con evaluaciones rigurosas la ejecutoría del programa de transición al trabajo y tiempos límites de TANF.
    • Diseñar los servicios y programas basándose en datos y evidencia y promover una cultura de datos y evaluación.
  • Recursos disponibles y sus usos.
    • Colaboraciones interagenciales para concentrar, aunar y trenzar recursos para promover la movilidad económica de las familias con niños. Fondos que están esparcidos entre diferentes agencias se pueden aunar para facilitar los servicios a las personas que lo necesitan, evitar duplicidad y proveer flexibilidad en la asignación de fondos. En el trenzado de recursos, los fondos continúan bajo la agencia o el programa pero se ponen sobre la mesa para atender el problema y se planifican acciones comprensivas alrededor de la totalidad de fondos. Ejemplos de estas colaboraciones pueden ser aunar fondos de Cuido y Head Start, y de WIOA y TANF y explorar las oportunidades de CDBG-R para adiestramiento, educación temprana y creación de empleo.
    • Integración de servicios para que los participantes no tengan que ir de oficina en oficina y que los empleados puedan proveer todos los servicios que necesita la familia.
    • Creación de una oficina que planifique y coordine acciones, trace el mapa de recursos y dé seguimiento a los resultados, con el fin de combatir la pobreza infantil. En muchos estados se han constituido Children’s Cabinets (Forum for Youth Investment) para coordinar servicios para niños y jóvenes, optimizar, simplificar y agilizar servicios, desglosar todos los fondos estatales a esos propósito y seguir el rastro a los fondos.
    • Mayor aportación del gobierno estatal en los programas de TANF y Cuido. El gobierno de Puerto Rico depende casi totalmente en fondos federales para proveer servicios de TANF, Cuido y educación temprana. En el área de Cuido, el gobierno puede dedicar fondos para poder aumentar la disponibilidad de espacios y así acomodar a más familias trabajadoras. Los servicios de TANF y las ayudas en efectivo, pueden también ser complementadas con fondos estatales para proveer una mayor estabilidad a las familias que lo necesitan y una mejor calidad de servicios de apoyo al trabajo.
    • Incremento en pareo federal de Medicaid para reducir la incertidumbre de cobertura de las familias trabajadoras y extender el programa a un mayor número de familias con ingresos bajos.
    • Incrementar permanente el bloque del PAN para reducir la inseguridad alimentaria de las familias con niños y acomodar a familiar trabajadoras. Una mayor cantidad de 53 fondos también permitiría campañas educativas continúas para mejorar la calidad de la nutrición de las familias participantes. Una aportación similar al de los estados en términos de personas en pobreza se podría utilizar como fórmula a la vez que ADSEF mantiene los criterios de elegibilidad ajustados al contexto de Puerto Rico.
    • Utilizar modelos de dos generaciones para romper con el ciclo intergeneracional de la pobreza. Los modelos de dos generaciones se han identificado como efectivos y como una forma de maximizar recursos en la prestación de servicios (National Conference of State Legislatures, 2018). Estos modelos atienden la situación de los niños y de sus familias, proveen acompañamiento y manejo intensivo de casos para asistir a las familias en su movilidad económica y así romper con el ciclo intergeneracional de la pobreza.

El alcance del sistema de protección social en Puerto Rico es enorme. En el 2018, 68% de los puertorriqueños participaron en al menos uno de los tres programas principales de este sistema: el Plan Vital, el Programa de Asistencia Nutricional y el programa de Ayuda Temporal para Familias Necesitadas.

El Instituto del Desarrollo de la Juventud (IDJ) es la única organización dedicada a promover la investigación y políticas públicas dirigidas a fortalecer la seguridad económica de las familias con niños y jóvenes con el enfoque de reducir la pobreza infantil en la isla.