Por Francisco Montalvo Fiol

Parte II: Un nuevo orden mundial

A principios de noviembre fue electo un nuevo líder mundial. Junto a su flamante esposa tomó las riendas de una gran superpotencia. No, no estamos hablando de Barack Obama, sino de Xi Jinping, el nuevo presidente chino y secretario general del partido comunista de ese país. China, con una población de 1,400 billones de habitantes, ha experimentado un ritmo de crecimiento económico promedio anual de sobre 10% durante la pasada década. El Fondo Monetario Internacional estima que para el 2016, China será la mayor economía mundial. Junto con los otros países del llamado BRICS (término acuñado por el economista principal de Goldman Sachs en 2001), esta nueva fuerza ya representa más de la mitad de la población mundial y casi un quinto de la economía global. El grupo esta en vías de establecer su propio banco de desarrollo y abandonar el uso de dólar norteamericano como divisa para sus transacciones internacionales a favor de sus respectivas monedas nacionales. Para el 2020, trece de las veinticinco principales economías del planeta (equivalente a 52% del total) serán países emergentes, incluyendo tres países latinoamericanos. Las mayores tasas de crecimiento demográfico y económico implican un desplazamiento del poder de compra desde los países avanzados hacia las crecientes clases medias en los países emergentes como resultado del sostenido mejoramiento de las condiciones de vida. ¿Qué ocurre con el orden internacional cuando el poder cambia de manos? ¿Vivimos en el mundo post americano? ¿Cuál será el papel de Puerto Rico dentro de este nuevo orden mundial?

La atención de Puerto Rico está enfocada hacia el norte y específicamente en Washington. Poca atención se presta a lo ocurre a nuestro alrededor, especialmente hacia el sur. Pero, ¿la búsqueda de más fondos federales es una opción? El próximo mes de febrero de 2013, el gobierno federal llegará al límite de deuda nacional previamente establecido de $16.4 trillones. Según el Congressional Budget Office (CBO), el gobierno federal toma prestado $4.5 billones diarios para mantenerse a flote. Antes de fin de año, el Congreso y el Ejecutivo Federal, deben  llegar a un acuerdo sobre la confluencia de aumentos de gastos y aumentos de impuestos potenciales o precipicio fiscal, o entrarán en línea las reducciones en gastos acordados (“sequestered cuts”) que reduciría el déficit fiscal federal por la mitad ($487B) pero, sumiría al país en una contracción o recesión económica (estimada en -0.5%) que causaría un aumento en la tasa de desempleo. Existe una enorme presión para llegar a un acuerdo bipartidista, pero cualquier acción tendrá un impacto a corto y largo plazo. Antes esta perspectiva, Puerto Rico no puede esperar mucha ayuda de la capital federal. Se abre la puerta a buscar otras opciones a la dependencia en fondos federales.

Pero, no todo es asunto de dólares y centavos. Análisis internacionales apuntan a que se puede ser pequeño, altamente competitivo y gozar de una buena calidad de vida. Warren Buffett, uno de los inversionistas más exitoso del mundo, ha dicho que todo lo bueno que le pasó a él, podría remontarse al hecho de que haya nacido en el país correcto, los Estados Unidos, en el momento justo (1930). En 1988, el Economist Intelligence Unit (EIU) publicó un índice de calidad de vida y que país sería el mejor para haber nacido en ese momento. Estados Unidos ocupo el primer lugar en aquel momento. El mismo ejercicio para el 2013 (que contempla en análisis de factores como ingreso per cápita, nivel de crimen, confianza en instituciones gubernamentales, salud) colocó a Suiza y Australia en los primeros lugares. Estados Unidos figura en la posición número 16. Países pequeños dominan los primeros diez puestos que incluyen a Holanda, Noruega, Hong-Kong y Nueva Zelandia. Chile figuró como el primer país latinoamericano en la posición número 23. Interesantemente, China (49) y Rusia (72) quedaron relegados en el índice. Por otro lado, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) coloca a 12 economías pequeñas entre los primeros veinte lugares de su Índice de Competitividad Global. En mi opinión, la Isla figura competitivamente en términos económicos, pero queda rezagada en índices de sostenibilidad social (Puerto Rico no fue incluido en el estudio del EIU, aunque sí espera participar en un nuevo índice del WEF – Global Sustainability Index en un futuro cercano). En pocas palabras, en la Isla existe un desfase entre el progreso social, ambiental y económico. Otra gran oportunidad para mejorar y buscar alternativas.

¿Qué puede hacer Puerto Rico ante el nuevo escenario internacional?  Puerto Rico debe buscar, sea cual sea su situación política, su sitial en el globo y convertirse en un protagonista, no verse como víctima, en el nuevo orden económico mundial. La Isla debe de volver a pensar en grande.

Dado su tamaño relativo a otros sectores, en Puerto Rico, el sector gubernamental ha sido utilizado como centro de movimiento económico en la Isla. Buen gobierno (estabilidad, transparencia y efectividad) constituye unas de las bases principales de desarrollo y futura prosperidad socio-económica. Esto lo sabemos. Pero, el papel del ciudadano y su responsabilidad individual no han sido suficiente. El ahorro personal, el respeto al patrimonio cultural y la cohesión social y comunitaria podrían tener un impacto masivo sobre la futura calidad de vida de la Isla. En pocas palabras, el ciudadano no puede delegar sus responsabilidades a la clase política del país. El desarrollo socio-económico se debe examinar desde la perspectiva comunitaria y regional. Se debe promover activamente la inclusión del ciudadano en las decisiones de política económica y social.

Algunas posibles estrategias de pensamiento lateral (no lineal) a explorar incluyen, entre otras:

  • Facilitar la sofisticación e innovación de la empresa nativa
  • Promover la micro-exportación (exportación por la pequeña empresa)
  • Establecer excelencia académica a todos los niveles (énfasis en los grados intermedios) y expandir la educación técnica
  • Optimizar el talento humano y procurar oportunidades de empleo a todos los niveles
  • Promulgar la preservación del medio ambiente y enfatizar los recursos renovables

No hay soluciones mágicas. Se sabe que alcanzar metas como la de establecer un sistema de educación de clase mundial tomarían una generación para lograr. El país debe capitalizar sobre el actual optimismo reinante post-eleccionario y buscar alternativas creativas a sus retos socio-económicos en consenso. Retomando el inicio de este artículo, cuando se escribe en chino, la palabra “crisis” se compone de dos caracteres: uno representa peligro y el otro representa oportunidad.

* El autor es Profesor de Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto de Bayamón.