El Gobierno norteamericano pretende bloquear la compra de T-Mobile, filial estadounidense de Deutsche Telekom, por parte de AT&T que se anunció el pasado mes de marzo.
Se trata de la mayor operación corporativa del sector de telecomunicaciones en los últimos años, ya que la transacción, en una mezcla de efectivo y acciones, estaba valorada en unos $39,000 millones.
Ayer mismo, AT&T para tratar de vencer las resistencias a la operación había anunciado su intención de crear 5,000 nuevos puestos de trabajo repatriando a personal de los call centers de los dos grupos que ahora están externalizados fuera de Estados Unidos.
La operación de fusión había generado mucha controversia ya que supone, en la práctica, que más del 80% del mercado móvil norteamericano quedase sólo en dos manos, las de AT&T y las de Verizon, cada uno superando ampliamente los cien millones de clientes. Deutsche Telekom cae en la bolsa de Frankfurt un 5,8% tras conocerse la noticia.
El tercer operador, Sprint, se encuentra a mucha distancia, con unos 33 millones de clientes. Precisamente Sprint, junto con grupo de defensa de los consumidores se habían opuesto radicalmente a que se autorizase la compra, al entender que se reduciría la competencia.
Sin embargo, los gigantes de la tecnología estadounidense, como Apple, Google, o Microsoft se habían mostrado a favor, ya que el acuerdo incluia un compromiso deAT&T de aumentar significativamente la cobertura y la capacidad de las redes de banda ancha móvil de tecnología 3G y 4G utilizando las frecuencias que había ganado Deutsche Telekom USA.