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Por redacción de Sin Comillas

“Cualquier nueva estrategia de desarrollo para Puerto Rico, no importa cuan sofisticada o brillante, está abocada a fracasar si ignora el hecho que Puerto Rico ha llegado al límite del desarrollo que puede lograr dentro de las restricciones que le impone estatus político subordinado que resulta humillante para los puertorriqueños e indigno para los Estados Unidos”, dijo Sergio M. Marxuach, director de Política Pública del Centro para una Nueva Economía (CNE). Marxuach participó en la vista que el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado de Estados Unidos celebró hoy jueves.

Aunque Marxuach apoya que se le permita a Puerto Rico acogerse a los procedimientos del Capítulo 9 para ajustar su deuda, y cree que esto le proveería “un marco útil para abordar las fallas que existen de coordinación e información”, subraya que no es la solución perfecta para los problemas de Puerto Rico. La otra alternativa de emergencia sería proveerle a Puerto Rico financiamiento de corto plazo para evitar un impago.

También defendió ante el Congreso de Estados Unidos que Puerto Rico reciba trato igual bajo los programas federales de salud (Medicare, Medicaid y el Affordable Care Act), porque ayudaría a mejorar la situación fiscal, ya que el costo del Plan de Salud del Gobierno es uno de los factores principales responsables del déficit presupuestario de Puerto Rico. Pero sobre todo, porque “atajaría una injusticia que durante mucho tiempo ha sido infligida sobre los puertorriqueños. Porque la realidad es que los trabajadores y patronos puertorriqueños pagan los mismos impuestos de nómina que los trabajadores y patronos de los Estados Unidos continentales, pero los beneficios que recibe Puerto Rico han sido racionados injustamente mediante legislación federal”.

Para promover el crecimiento económico, Marxuach recomendó a que se implemente en Puerto Rico el programa federal de Crédito por Ingreso Devengado o Earned Income Tax Credit (EITC), el programa anti-pobreza más importante de los Estados Unidos, que “incentiva el trabajo, promueve el ahorro, ayuda a las familias pobres a sobrellevar los golpes financieros inesperados y fomenta un sentido de orientación hacia el futuro entre aquellos que lo reciben”. “La extensión de este programa a Puerto Rico le proveería un ingreso suplementario significativo a las familias trabajadores de la isla y estimularía la demanda agregada en el corto plazo”, apuntó Marxuach.

El mayor reto, dice Marxuach, es lograr crecimiento económico a largo plazo. Para ello recomienda que cualquier ahorro derivado de una reducción del servicio a la deuda se dedique exclusivamente a acometer una nueva política industrial que atraiga nueva inversión en Investigación y Desarrollo, aumentar la productividad, identificar nuevas áreas de ventajas competitivas para empresas puertorriqueñas, estimular mayor crecimiento económico y crear empleos de alta calidad, “que al final es lo que logrará ponerle fin al estancamiento económico que sufre Puerto Rico”.

Marxuach explicó que Puerto Rico enfrenta en este momento dos tipos de crisis: la débil situación financiera del gobierno, la más urgente; y la crisis económica, producto más de diez años de estancamiento económico.