Por redacción de Sin Comillas
La más alta distinción que confiere el Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas de Puerto Rico (CAAPPR), el prestigioso Premio Henry Klumb, fue otorgado al arquitecto puertorriqueño José Ricardo Coleman Davis-Pagán por su trayectoria en el campo de la arquitectura, al lograr crear un extraordinario balance entre lo contemporáneo y lo histórico.
Según el Laudo, el jurado seleccionó a Coleman-Davis Pagán por “su trayectoria en el campo de la arquitectura, al lograr crear un extraordinario balance entre lo contemporáneo y lo histórico. El Arq. Coleman-Davis Pagán ha demostrado una gran maestría y excelencia en la práctica de una arquitectura en armonía con el trópico, que constituye una gran aportación al cúmulo del diseño edilicio puertorriqueño, y es digna de emular. Su arquitectura es sencilla y elegante, y logra entornos de gran calidad espacial. Al integrar el clima a sus espacios orgánico, sus diseños captan el espíritu del maestro Henry Klumb”.
Coleman-Davis Pagán cuenta con un bachillerato y una maestría en Arquitectura de Tulane University, en New Orleans. Inició su carrera profesional en el 1975 con HTC Davis AIA, Arquitectos, en 1982 fue consultor de la firma Toro-Ferrer Arquitectos, y dos años más tarde fue socio principal de JRC Davis Pagán, Arquitectos. Actualmente, es principal de la firma Coleman-Davis Pagán Arquitectos, fundada en 2004. Anterior a ello formó parte de Davis, Fuster Arquitectos.
En el 2018 fue elegido para ser parte del College of Fellows del Instituto Americano de Arquitectos y desde el 2012, ha sido docente de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico. Sus proyectos le han ganado un amplio reconocimiento en y fuera de Puerto Rico. Su obra incluye diversas tipologías, que van desde la restauración, rehabilitación, remodelación, vivienda, interiores y espacios urbanos.
Creado en 1981, el Premio Henry Klumb representa la más alta distinción que confiere el Colegio. Honra la memoria de Klumb, quien nació en Alemania en 1905 y se estableció en Puerto Rico en 1944, donde permaneció hasta su muerte en 1984. Su obra se caracteriza por contar con los principios fundamentales de la arquitectura orgánica, caracterizada por la funcionalidad, adecuación a las condiciones climáticas del entorno, contextualización formal, y fluidez espacial.