Martín Guzmán. (Foto suministrada)

Alertan sobre las implicaciones si el tribunal aprueba el acuerdo de la deuda de COFINA

Por Luisa García Pelatti

El Plan de Ajuste de la deuda de la Corporación del Fondo de Interés Apremiante (COFINA) –aprobado por la Junta de Control Fiscal y la Legislatura sin vistas públicas, y que debe ser confirmado por el tribunal federal en una vista el miércoles– es preocupante, engañoso y comprometerá la recuperación de la economía, advierte el economista Martín Guzmán, comisionado por la organización sin fines de lucro Espacios Abiertos para analizar la reestructuración del acuerdo de COFINA.

Guzmán explica que se espera que la ayuda federal que se reciba para la recuperación del huracán María sea sustancial (unos $74,000 en 14 años) y que eso tiene el potencial para poner a Puerto Rico en el sendero de la recuperación. Pero aclara que esos fondos tienen que venir acompañados de “un plan económico, un plan fiscal y una reestructuración de la deuda que no asfixie a Puerto Rico”.

Dice que la Junta de Control Fiscal ha hecho revisiones positivas a ciertos supuestos del Plan Fiscal, pero sigue teniendo muchos problemas, el principal es que sigue pecando de “un sobre-optimismo infundado que no sienta las bases para computar de forma adecuada cuál es la verdadera capacidad del servicio de la deuda”. Se termina sobrestimando la capacidad de repago de la deuda.

La Junta continúa apoyando demasiados pagos de deuda y demasiada austeridad, mientras muestra una fe excesiva en las virtudes de las reformas estructurales en una economía en recesión.

“Es cierto que está la ayuda federal, pero sigue habiendo un problema de pensar que va a haber un impacto positivo”. La ayuda federal para recuperación de huracán María va a tener un efecto multiplicador en la economía, pero es un error utilizar los ingresos fiscales que genere la recuperación para pagar deuda. Si se hace se vuelve a estrangular la economía”, advierte. Es necesario que los recursos se pongan a trabajan en capacidad productiva y que haya inversiones.

Para Guzmán, un experto en deuda y profesor en la Universidad de Columbia, no se ha explicado bien lo que significa este acuerdo y las implicaciones que tiene para el futuro de Puerto Rico.

El acuerdo COFINA: $11,800 millones de bonos de interés, con un cupón de casi 6 % se cambiarán por $9,600 millones de bonos nuevos con un cupón promedio de 4.5 %, y $6,000 millones de bonos de apreciación de capital se cambiarán por $2,400 millones de bonos nuevos.

Los números son engañosos en cuanto a la carga de deuda real que implican: el bono de apreciación de capital no es un bono ordinario; no paga un cupón sino que tiene una estructura de apreciación del capital que resulta en pagos que crecen en el tiempo, y que crecen más cuanto más se alarga el vencimiento del bono, lo que puede confundir fácilmente a no especialistas.

Primero, los nuevos bonos son más seguros, tienen prioridad para el repago. Mientras que los bonos viejos eran una combinación de bonos senior y junior, los bonos nuevos son todos senior. De modo que los bonos junior viejos son quienes supuestamente sufren el mayor recorte, pero están ganando en seniority.

Segundo, la estructura de pagos es tal que aquellos crecerán en el tiempo en una magnitud que difícilmente se pueda sostener. El acuerdo contempla pagar un servicio de deuda de $400 millones anuales en el 2019, que aumentará a $1,000 millones anuales a partir del 2041. Esto no sería un gran problema si la economía de Puerto Rico fuese a crecer proporcionalmente durante ese período, pero eso no es una expectativa razonable en las circunstancias actuales. Ni la Junta piensa que eso vaya a suceder, como muestra el último plan fiscal.

De una deuda de $17,800 millones se van a terminar pagando $32,200 millones. “El ahorro termina siendo inexistente”.

El acuerdo de COFINA “solo tiene sentido si se está pensado recortar todo el resto de la deuda”, comentó Guzmán.

Según un estudio de sostenibilidad de la deuda realizado por Guzmán, y los economistas Joseph Stiglitz y Pablo Gluzman –auspiciado por Espacios Abiertos y el Centro para una Nueva Economía– lo máximo que Puerto Rico podría pagar de deuda es entre $7,000 millones y $14,000 millones, un servicio de deuda anual de entre $350 millones y $1,000 millones. Lo que quiere decir es que con el acuerdo de COFINA se habría agotado prácticamente todo el servicio de la deuda y quedaría muy poco para pagar las otras categoría de deuda, como Obligaciones Generales (unos $18,000 millones) y pensiones (unos $30,000 millones).

En una mesa redonda con medios de comunicación, Guzmán señaló que los economistas están de acuerdo en que se necesita una quita sustancial (entre 80% y 90%) para garantizar la sostenibilidad de la deuda.

Un acuerdo que beneficia a los bonistas

Con el acuerdo, los tenedores de bonos de COFINA ahora obtendrán mucho más de lo que podrían haber esperado en diciembre pasado, cuando los precios de los bonos cayeron, “debido a un juego político sobre fondos de ayuda para desastres que se ha estado desarrollando entre la junta de supervisión, el Congreso de los EE.UU. y los tenedores de bonos -un juego al que se unió la Cámara de Representantes de Puerto Rico cuando se aprobó una factura para permitir el acuerdo de COFINA”.

Los precios de los bonos de COFINA, que se desplomaron después del huracán, aumentaron a lo largo del 2018 ante la expectativa de los mercados de que se iba a pagar más de la deuda de lo que se anticipaba. “Lo que hace el acuerdo es validar esa expectativa. Se va a pagar mucho más que lo que los mercados anticipaban hace un año”, apunta Guzmán.

Los precios de los bonos de obligaciones generales también se han estado recuperando, lo que significa que los mercados están anticipando una reestructuración similar a la de COFINA. “Si eso se termina haciendo ahí se arruinó la economía de Puerto Rico. En la medida en que la deuda no se reestructure de forma adecuada no habrá recuperación”.

“A pesar del tan fuerte consenso que ha emergido entre economistas con visiones diversas sobre el hecho de que Puerto Rico necesita un plan económico y de reestructuración de deudas distintos de los actuales, quienes toman las decisiones de política no parecen estar escuchando. Si la deuda de Puerto Rico no se reestructura de forma apropiada, permanecerá atrapado en una trampa de crisis económica, de deuda, y de emigración”.