Elías Gutiérrez

Por Elías Gutiérrez*

La modalidad de impuesto, que el Presidente del Senado ha catalogado como “híbrida” no está dirigida al consumo, como debe ser el impuesto a la venta y uso (IVU). Más bien,  el proyecto que envía el Gobernador a la legislatura convierte el IVU en un gravamen  dirigido a la producción. Es así porque grava los insumos de producción. De hecho, hará más daño a la manufactura al encarecer los insumos utilizados para producir y hacer aun más caras las transacciones de todo tipo en el país.  Es  lo peor que podía hacerse a la economía de Puerto Rico.

Si la propuesta del gobernador se aprueba como fue enviada a la legislatura,  estoy convencido que ya puede olvidar su meta de “crear 50,000 puestos de trabajo en 18 meses”, ni en 24 meses, ni en tiempo previsible.

Además de castigar la producción, obligará a  reducir  puestos de trabajo y salarios, provocará la evasión y la opacidad en las transacciones porque esconde los costes. La propuesta, como fue enviada, haría daño a las empresas locales y provocará la fuga de empresarios, empresas y trabajadores.  Todo esto en aras de mantener un nivel de gasto de gobierno que la economía de Puerto Rico no puede sostener.

Yo me pregunto: ¿quién habrá convencido al gobernador de lo contrario?

En el estado de la Florida,  una variante del impuesto que ha propuesto el gobernador para Puerto Rico, duró seis meses. En otro experimento de esa naturaleza, en Michigan, duró 24 horas. Acá, temo que el proceso legislativo creará el monstruo de Frankenstein.

Ayer la Camara de Representantes, por voz del Speaker Perelló, se rebeló contra la propuesta del gobernador. El coro de voces que se ha levantado une a todos los grupos empresariales y profesionales del país. El diagnóstico es unánime. Sólo la Secretaria de la Gobernación defiende la propuesta del gobernador. Su argumento consiste en plantear que el estudio publicado por el Consejo Estatal Sobre Impuestos y realizado por Ernst & Young LLP, no aplica en Puerto Rico porque aquí hay “autonomía físcal”.  No entiendo el argumento. No obstante, es posible que signifique que en esta isla no aplica la ley de la oferta y la demanda. ¡Probablemente tampoco rija la fuerza de gravedad y los objetos caigan hacia arriba!

Véase el estudio WHAT’S WRONG WITH TAXING BUSINESS SERVICES? ADVERSE EFFECTS FROM EXISTING AND PROPOSED SALES TAXATION OF BUSINESS INVESTMENT AND SERVICES, April 4, 2013, Prepared for the Council On State Taxation (COST), by Robert Cline, Andrew Phillips and Tom Neubig, Ernst & Young LLP

De todas formas, lo que se está cociendo en la legislatura es una paella valenciana. Solo se habla de eximir a tal o cual sector, que si la nueva legislación impositiva no afectará a los compradores individuales de servicios profesionales, que sólo serán objeto del golpe empresas de gran “tamaño”.  Lo que no se sabe es cómo se medirá el tamaño. Se está mencionando que la medida serán las “ganancias” de la empresa. Es decir, que el IVU Frankestein se va convirtiendo en un impuesto sobre el ingreso neto de las empresas. Y mientras más rentables sean, más será la carga de IVU que confrontarán.

La Camara de Representantes, por voz del Representante Hernández y del propio Speaker, han sugerido que establecerán criterios de aplicación a las empresas basados en sus “ganancias”. Pero, para eso está la tributación sobre ingresos.  La Camara se olvida que el IVU es un impuesto sobre el consumo. Claro, eso en teoría, y la teoría no rige en Puerto Rico según la Secretaria de la Gobernación. Tampoco podemos recurrir a estudios realizados en otras partes del mundo. No aplican porque, según la Secretaria, Puerto Rico goza de autonomía fiscal. Confieso que esa derivación lógica es un misterio para mí.

* El autor es director de la Escuela Graduada de Planificación de la Universidad de Puerto Rico.