Por redacción de Sin Comillas
El Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington estima que en Estados Unidos morirán 60,415 personas (la proyección fluctúa entre 31,221 y 126,703) de coronavirus en esta primera oleada de la pandemia y que la última muerte se producirá el 21 de junio. Dicen que es probable que se produzca al menos una segunda oleada. Para que esta proyección se cumpla será necesario continuar con las medidas de confinamiento y el funcionamiento de servicios esenciales. El IHME presenta estas proyecciones para 30 país y para los 50 estados de Estados Unidos. No se incluyen datos para Puerto Rico.
El análisis del IHME revelan cómo el número de víctimas mortales en muchos países se agrava por la demanda de recursos hospitalarios muy por encima de la disponibilidad. Para cada país, estiman la demanda máxima de camas de hospital y las camas de intensivo.
Por estado, en Nueva York se anticipan 13,307 muertes y la fecha feliz será el 6 de mayo. En Florida podría fallecer 4,357 personas y la última podría ser el 13 de junio. Uno de los últimos estados en dejar de contabilizar fallecidos será Kentucky, donde se anticipan 10,017 muertes.
En Italia el día feliz en el que no habrá más defunciones será el 18 de mayo, pero dejará 20,300 personas fallecidas. En España podría fallecer 19,209 personas, la última podría ser el 8 de junio. Unos días antes, el 1 de junio, podría dejar de sumar muertos el Reino Unido, que se espera que sea el país con mayor número de fallecidos por coronavirus en Europa, unos 66,000.
“Para reducir el riesgo de una segunda ola en lugares donde la primera está controlada por un fuerte distanciamiento social, los gobiernos deberían considerar la realización de pruebas masivas, el rastreo de contactos y las cuarentenas para aquellos infectados hasta que haya una vacuna disponible, producida en masa y distribuida ampliamente”, recomienda Christopher Murray, director del IHME, y advierte que relajar demasiado pronto en la primera oleada las medidas para evitar la propagación podría conducir a nuevas rondas de infecciones, hospitalizaciones y muertes.
“Las naciones que tomaron con fuerza desde el principio la implementación de órdenes de distanciamiento pueden haber dejado atrás lo peor, ya que ven un progreso importante en la reducción de la mortalidad. La trayectoria de cada nación cambiará, y dramáticamente para peor, si las personas se relajan en el distanciamiento social u otras precauciones”, señala.