Por redacción de Sin Comillas
Kelly Grier, la directora de Ernst & Young (EY) en Estados Unidos, ha renunciado a su puesto tras una lucha de poder con su superior, Carmine Di Sibio, responsable de EY Global. La salida de Grier saca a la luz las tensiones entre las diferentes oficinas del grupo que compiten entre sí, mientras se contempla la división de la empresa.
El negocio de EY en Estados Unidos representó más del 40% de los $40,000 millones de ventas de la firma a nivel mundial el año pasado.
Grier, la primera mujer en dirigir EY en Estados Unidos, se enfrentó a su superior sobre la influencia que debía ejercer su oficina dentro de las operaciones internacionales de la firma y sobre la cantidad que la empresa estadounidense, la mayor de las operaciones internacionales de EY, debería pagar para financiar EY Global. Grier, que comunicó en octubre que no se presentaría a un segundo mandato, permanecerá en el cargo hasta el 30 de junio.
EY, con 312,000 empleados y 13,000 socios, está estructurada como una red de firmas nacionales legalmente separadas que pagan una cuota a EY Global, que no atiende a los clientes directamente, sino que gestiona la marca y la tecnología de la firma y supervisa la relación entre sus negocios en 150 países.
EY está evaluando la posibilidad de separar sus divisiones de auditoría y consultoría, lo que supondría la mayor reestructuración de una de las «Big Four» desde el colapso de la empresa energética estadounidense Enron en 2001.