Por Luisa García Pelatti
Había oído rumores unos días antes de montarme en el avión para asistir por novena ocasión a los Encuentros Santander – América Latina en España. Los rumores decían que venía un nuevo presidente en Banco Santander Puerto Rico. No parecía descabellado. Hace justo dos años se produjo un cambio de mando. Se fue Juan Moreno Blanco. Y el anuncio se hizo, como ahora, días después de regresar del Encuentro Santander – América Latina.
Entre las actividades programadas, había una cena entre los periodistas puertorriqueños invitados y el presidente, Javier Hidalgo. No me resultó sospechoso, supuse que las otras delegaciones también tendría un encuentro con el presidente del banco en su país.
La conversación transcurrió por temas extra bancarios. Hablamos de comida, de vinos, del tiempo, de Puerto Rico. En ese momento me pareció que sería una falta de cortesía plantearle los rumores que corría sobre su posible salida.
Días después, preparando las preguntas que le haríamos a Jesús Zabalza, director de la División América del Grupo Santander, salió a relucir el tema entre los tres periodistas de Puerto Rico. Teníamos poco tiempo para hacer preguntas y decidimos ponernos de acuerdo para que cada uno hiciera una pregunta. Entre esas tres preguntas llegó a estar la de una posible salida de Hidalgo. Y hasta justo antes de comenzar la entrevista, cuando ya teníamos delante a Zabalza y a Hidalgo, uno de los periodistas insistía en sacar el tema. A los otros dos nos pareció que no era prudente hacer la pregunta. No se trata de miedo, como ha planteado algún colega. He realizado esa entrevista en nueve ocasiones y nunca me he sentido intimidada para hacer una pregunta.
¿Nos equivocamos? ¿Fuimos demasiado políticamente correctos? ¿Sabía ya en ese momento Hidalgo que se iba?