Por Heidie Calero*
Basta ya de lamentarnos!!! Es hora de soluciones para echar adelante un PAÍS que nos han dejado en serias dificultades. Nuestro nivel de deuda pública ronda los $68 billones y excede el 100% de todo lo que se produce y se queda en Puerto Rico y que se define como Producto Bruto. Más aún, la clasificación de nuestros bonos del gobierno central peligrosamente se acerca al nivel de chatarra. Nuestra economía ha estado en recesión económica durante los pasados cinco años y enfrentamos un crecimiento lento si no hacemos algo distinto. Nuestra participación laboral, aquellos que trabajan y buscan empleo como por ciento de la población de 16 años y más, es menos del 40%. El desempleo es alto, particularmente entre los jóvenes. Nuestra infraestructura, carreteras, puertos, utilidades de agua, electricidad, basura, entre otros, está en deterioro. Más del 50% de la población recibe ayudas de bienestar social, subsidios, plan de salud, entre otros sin incentivos para el trabajo. Nuestros estudiantes de escuela pública apenas pasan pruebas de aprovechamiento en matemáticas, inglés, español y ciencias. El horror de los crímenes nos espanta algunas veces. La lista de retos es larga y la conocemos.
Pero por cada uno de estos aspectos negativos, hay otro 50% de la población que nos levantamos a diario a trabajar porque el DEBER llama; porque lo hacemos con HONOR y orgullo; y porque queremos un mejor PAÍS. En los años 30 y 40, a Puerto Rico se le conocía como la “casa pobre del Caribe”. Nadie pensaba que podíamos salir del atolladero y en los años 50 y 60 comenzamos a hacerlo y nos llamaron “la estrella brillante del Caribe”. ¿Acaso, no les dice esta historia que este país no se queda “enñangotao”? ¿Cuál fue la clave: VISION, un PLAN y EJECUCIÓN con personas en el sector público y privado que creían en DEBER, HONOR y PAÍS?
Hay algo que tenemos que hacer: producir y trabajar con pasión. Ante la adversidad, TODOS tenemos que crecernos y aportar desde una perspectiva individual y colectiva. Ningún trabajo es pequeño. Ninguna aportación es mínima. A nivel individual, todos tenemos que proteger nuestros talleres de trabajo. NO es hora de cogerlo suave y “no matarse”. Es hora de echar el resto y trabajar con más ahínco porque lo hicimos antes cuando lo único que teníamos que perder era la pobreza extrema. Hoy, tenemos pobreza, pero es más una pobreza de espíritu sin DEBER ni HONOR.
Sobre los hombros de nuestros funcionarios públicos, electos y designados, recae una gran responsabilidad. Es su DEBER responder a la confianza de todos los que participamos en el proceso democrático de elegirles. Su trabajo y desempeño debe ser siempre HONORABLE, generosos en la victoria y responsables de la labor que nos espera para sacar este PAIS hacia adelante. A los que no salieron electos, es hora de que salgan con HONOR y no desfalcando aún más al PAÍS. Sobre nuestros hombros, mujeres y hombres que no estamos en el sector público recae el DEBER de exigir a nuestro gobierno, las tres ramas: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que funcione, que sea eficiente en sus servicios, que tenga compromiso con su trabajo y con este PAIS. Pero ese DEBER también comienza con exigirnos a nosotros mismos que hagamos un buen trabajo en todo lo que emprendamos, que demos el ejemplo a nuestros hijos para que entiendan que nuestro PAÍS es de TODOS y que hay que trabajarlo, cuidarlo, protegerlo y corregir cuando se cometen errores. Sí, hay mucho por hacer. Sí, hay mucho que exigir. Si, hay que fijar responsabilidades y no ser indiferentes ante la impunidad de aquellos que han defraudado su DEBER de responder a la confianza de nosotros los votantes, de nosotros los que pagamos impuestos; de nosotros los que nos sentimos que las cosas hay que hacerlas bien y con HONOR porque queremos un mejor PAIS urgentemente!!!!!
* La autora es economista y presidenta de H. Calero Consulting Group, Inc.