Por Luisa García Pelatti
Debemos aprovechar la inyección masiva de fondos procedentes de Estados Unidos para proveer un estímulo a la demanda agregada y utilizar esto como una oportunidad de inversión. “En otras palabras, aunque la cuenta corriente y la cuenta de capital se tienen que integrar en el programa fiscal, la austeridad es algo que solo debe estar en la cuenta corriente y no en la cuenta de capital”, explica el economista Juan Lara, que ayer participó en la Segunda Conferencia Promesa, organizada por la Cámara de Comercio.
Pero, ¿qué pasará cuando esa inyección de fondos federales se agote? ¿Se harán las reformas contenidas en el plan fiscal? Y lo más importante, ¿esas reformas tendrán los resultados deseados?
Lara dijo que esta vez cree que el plan va en la dirección correcta. “Tenemos un plan de estímulo y reconstrucción y un plan de consolidación. En principio, esas dos cosas podrían chocar, podrían ser contradictorias, pero en la práctica se pueden conciliar y es importante que las conciliemos”.
“Mi impresión, viendo lo detalles del plan, es que los supuestos generales (no estoy diciendo todos los detalles) del plan son razonables y que la proyección de crecimiento económico también es razonable, con esos supuestos”. El plan fiscal revisado prevé que la economía caerá 11.2% en este año fiscal y registrará un fuerte repunte de 7% el año fiscal próximo, “si se dan los supuestos, particularmente lo que tiene que ver con la entrada de fondos federales en los próximo 4, 5 ó 6 años”.
Lara había proyectado una contracción económica de 8%, en el mejor de los escenarios, para el actual año fiscal, que podría llegar a alcanzar un descenso de 15%, dependiendo de lo que se tardara en restablecer la electricidad. “Veo la dirección que lleva el plan fiscal, en supuestos y proyección de crecimiento básicamente alineada con lo que nosotros esperábamos”.
“Todo eso, insisto, presupone que esos fondos federales van a llegar. En la proyección que nosotros hicimos pensábamos que podríamos contar con una entrada de fondos federales para reconstrucción del orden de $ 7,000 millones a 10,000 millones al año durante cinco, seis o siete años y eso también cuadra en general con el número de $35,000 millones que se esta poniendo en el plan.
Pero…, ¿qué vamos a hacer después?
Cuando pasen varios años y se terminen los fondos federales, habrá que ver si las reformas económica contenidas en el plan logran “su objetivo de cambiar la naturaleza de la economia de Puerto Rico” y que la economía siga creciendo. “Esa es la parte más delicada y más difícil del plan fiscal hacia el largo plazo, que estas reformas se puedan llevar a cabo y tengan los resultados que necesitamos que tenga”, advierte el economista.
“Por otro lado, sabemos que tenemos el efecto negativo de la reforma contributiva de Estados Unidos. La expectativa de todo el mundo es que le va a pegar muy fuerte a la manufactura de alta tecnología en la Isla y esos efectos efectos los vamos a estar viendo, precisamente, más o menos, cuando tengamos que hacer esa transición de la reconstrucción al crecimiento sostenido. De ahí la importancia de que este proyecto y las reformas realmente se ejecute y funcione”.
Y las reformas contenidas en el plan son tan numerosas, que Lara bromea al señalar que “para hacer todas esas reformas que están en el plan la Legislatura van a tener que trabajar 24 horas al día y esperemos que no pidan aumento de sueldo”.
Queda pendiente la definición de lo que son gastos esenciales, que nunca se llegó a aclararse en el plan original certificado por la Junta de Control Fiscal en marzo del año pasado. “En cierto modo, creo que los federales nos van a obligar a definir cuál es el gasto esencial, porque eso va a ser parte de decir cuánto dinero nos van a ir soltando con ese préstamo de FEMA para dar liquidez al gobierno de Puerto Rico.
Y lo otro es la austeridad. Lara dice que la austeridad se ha convertido en un tema académico porque “un gobierno que necesita que le financien la liquidez a corto plazo es un gobierno que ya está en austeridad”.