Por Luisa García Pelatti

El Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la facultad de Medicina de la Universidad de Washington presentó la semana pasada un análisis mundial en el que duplica la cifra de muertes: los 3,209,109 de fallecidos según la Organización Mundial de la Salud (OMS) serían en realidad aproximadamente 6.9 millones.

Según el IHME, en Puerto Rico habrían fallecido 4,142 personas, 1,834 más que las 2,308 reportadas por el Departamento de Salud de Puerto Rico hasta el 2 de mayo.

El análisis muestra que Estados Unidos habría tenido más muertes por Covid-19 hasta la fecha que cualquier otro país: 905,000 frente a los 574,000 que reconocen las fuentes oficiales.

India y México triplicarían el número de fallecidos, y en Japón los 10,000 muertos oficiales suben a 100,000, y los 13,000 de Egipto serían en realidad 170,000.

El IHME proyecta que para el 1 de septiembre en Puerto Rico podrían morir 536 personas más incluso si el 95% de la población siguen usando mascarillas y en el peor de los casos podrían fallecer 2,200 personas más si la movilidad regresa a los niveles previos a la pandemia.

Muchas muertes por COVID-19 no se registran porque los países sólo informan de las muertes que ocurren en hospitales o en pacientes con una infección confirmada. En muchos lugares, los débiles sistemas de notificación de la salud y el escaso acceso a la atención sanitaria agravan este desafío.

“Por terrible que parezca la pandemia, este análisis muestra que el número real de víctimas es significativamente peor”, dice Christopher Murray, director de IHME. “Comprender el número real de muertes por Covid no sólo nos ayuda a apreciar la magnitud de esta crisis global, sino que también proporciona información valiosa para los responsables de la formulación de políticas que desarrollan planes de respuesta y recuperación”.

Esta cifra de exceso de mortalidad se ajustó luego para eliminar las muertes indirectamente atribuibles a la pandemia (por ejemplo, debido a que las personas con afecciones distintas de COVID evitan las instalaciones de atención médica), así como las muertes evitadas por la pandemia (por ejemplo, la disminución de las muertes por accidentes de tráfico debido a la menor movilidad). Las estimaciones ajustadas resultantes incluyen sólo las muertes debido directamente al COVID-19.

“Dado que no hay evidencia suficiente para estimar estas contribuciones al exceso de mortalidad, por ahora asumimos que el total de muertes por COVID-19 es igual al exceso de mortalidad. A medida que la evidencia se fortalezca en los próximos meses y años, es probable que revisemos nuestras estimaciones de la tasa total de mortalidad hacia arriba en futuras revisiones de este trabajo, una vez que podamos tomar en cuenta adecuadamente los factores indirectos”.