Por Redacción de Sin Comillas
Las conversaciones de la COP29 en Baku se centraron este miércoles en las pequeñas naciones insulares que enfrentan una amenaza existencial por el calentamiento de nuestro planeta, mientras que el Secretario General de la ONU, António Guterres, insistió en que “merecen apoyo para enfrentar una crisis que no han hecho prácticamente nada para crear”.
“Tienen todo el derecho a estar enojados, yo también lo estoy. Están en el lado más perjudicado de una injusticia colosal. Una injusticia que ve el futuro mismo de sus islas amenazado por el aumento del nivel del mar; a sus pueblos azotados por huracanes sin precedentes; a sus economías destrozadas”, dijo Guterres.
Los países del G20 representan alrededor del 80% de las emisiones globales, apuntó, reiterando su petición a poner fin a esta injusticia.
“Sus naciones –los pequeños estados insulares en desarrollo– están demostrando lo que significa la ambición climática. Ustedes son los primeros en responder. El mundo debe seguirlos y debe apoyarlos”, argumentó el jefe de la ONU, y estableció tres prioridades:
- No escatimar esfuerzos para mantener vigente el objetivo de un aumento máximo de 1.5°C para fin de siglo, con los mayores emisores a la cabeza. Eso significa que las emisiones globales se reduzcan en un 9% anual hasta 2030. Significa eliminar gradualmente los combustibles fósiles –rápida y justamente–, y cumplir con el resultado de la COP28. Y significa que todos los países presenten nuevos planes nacionales de acción climática para toda la economía que se alineen con el objetivo de 1.5°C antes de la COP30.
- Seguir un camino hacia la justicia para brindar apoyo y ayudar a las pequeñas naciones insulares a enfrentar los choques climáticos. Esto significa asegurar contribuciones significativas al Fondo de Pérdidas y Daños, de manera que pueda tener un impacto significativo en lugares devastados por el cambio climático.
- Llevar a buen término los objetivos del Pacto para el Futuro –adoptado por consenso en la Asamblea General de la ONU el pasado mes de septiembre–, que exige una reforma de la arquitectura financiera internacional, incluido un alivio efectivo de la deuda, y compromete a los países a impulsar un estímulo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de $500,000 millones al año.
“Debemos impulsar la implementación de estos compromisos. Empezando aquí y ahora”, subrayó Guterres, y llamó a que en la COP29 se acuerde un nuevo objetivo de financiamiento climático que tenga en cuenta la situación de los pequeños Estados insulares en desarrollo y permita la movilización de los billones de dólares que necesitan los países en desarrollo, con un aumento significativo de los fondos públicos en condiciones concesionales.
“Ese objetivo debe proporcionar claridad sobre cómo se movilizará el dinero; aprovechar fuentes innovadoras, como los impuestos a la aviación, el transporte marítimo y la extracción de combustibles fósiles; e incluir un marco de accesibilidad, transparencia y rendición de cuentas para generar confianza en que los fondos se entregarán y estarán disponibles”, explicó.