Por redacción de Sin Comillas
Cuando se cumplen los primeros 100 días en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos Joe Biden presentó ayer en el Congreso un plan de infraestructuras, tecnología y energía renovable de $2.3 billones (trillion en inglés) y una nueva propuesta social y educativa en la que se invertirán $1.8 billones, que supone el plan social más ambicioso en las últimas décadas.
El Plan para las Familias de Estados Unidos incluye conceptos que están muy arraigados en los países europeos, pero que en Estados Unidos no eran habituales, como educación gratuita a nivel preescolar y post-secundaria o el establecimiento de lo que podría ser un sistema permanente de pagos a las parejas con hijos.
La propuesta ampliaría el ya mejorado crédito fiscal por hijos (“child tax credit” o CTC, por sus siglas en inglés). En el plan aprobado de marzo, el CTC aumentó de $2,000 por niño a $3,000, estableció el crédito en $3,600 para padres de niños menores de 6 años. La ley de marzo también ordenó al Internal Revenue Service (IRS) comenzar a realizar pagos periódicos del crédito, que deberían comenzar este verano. Pero el paquete de marzo solo financió el CTC ampliado durante un año. La nueva propuesta financiaría el crédito hasta 2025 y podría llegar a ser permanente.
El plan busca ofrecer educación gratuita a niños de tres y cuatro años y dos años después de la escuela secundaria en grados asociados. También propone aumentar en $1,400 las becas Pell de un máximo de $6,495 en el año 2021-22.
El plan de infraestructura se financiará con la emisión de deuda, mientras que la reforma social se financiará con aumentos en impuestos: un aumento de 21% a 28% en las ganancias de las corporaciones, una alza de 37% a 39.6% en la tasa contributiva para el 1% de la población con mayores ingresos e impuestos más altos en las ganancias de la Bolsa para el 0.3% de los contribuyentes con ingresos más altos.