BBVA Research ha ajustado ligeramente sus proyecciones de crecimiento para América Latina a 4.4% en 2011 y 3.7% en 2012.  Así lo indica el informe Situación Latinoamérica presentado por el economista jefe de América del Sur, Joaquín Vial, quien explicó que hay evidencia de desaceleración de la demanda interna en algunos países importantes en la región, como Brasil, Argentina y Perú. Las turbulencias de la economía global se han manifestado en aumentos de las primas de riesgo, caídas de los precios de materias primas y de los índices de precios de las acciones en bolsas, así como un debilitamiento de la gran mayoría de las monedas de América Latina. Sin embargo, no se perciben deterioros en los índices de confianza y la actividad económica sigue aumentando sólidamente a un ritmo más cercano a las tasas de crecimiento de tendencia.

De acuerdo con el informe de BBVA Research, en Argentina se espera un menor dinamismo debido al ajuste en el crédito bancario en respuesta al menor crecimiento esperado en los depósitos. En Brasil se está observando un ajuste algo mayor al anticipado en la demanda interna, lo que además afecta a países socios en la región como Argentina, Uruguay y Paraguay. La previsión de crecimiento de Paraguay fue rebajada, además, por el cierre de mercados externos para la carne después del brote de fiebre aftosa, así como por la expectativa de un menor rendimiento de la cosecha de soja por condiciones climáticas.

Para México, Perú y Uruguay se ha rebajado aproximadamente medio punto porcentual las previsiones en respuesta al menor crecimiento global, especialmente en países desarrollados.

Se detiene el alza en tipos de interés

Como respuesta al entorno global más riesgoso y el peligro de recesión en los países desarrollados, algunos de los bancos centrales de los países de la región han frenado el alza de los tipos de interés.  Se trata de una medida sensata, de acuerdo con Joaquín Vial, dadas las señales de desaceleración que han empezado a mostrar algunas de las economías. Brasil ha ido más lejos bajando agresivamente las tasas de interés debido a que ya se aprecian signos de una desaceleración importante de la demanda interna.

En todo caso, la preocupación por al inflación, que permanece relativamente alta, ya sea por encima de las metas oficiales, o muy cerca de ellas, es un factor que inhibe bajas de tipos de interés oficiales, en momentos en que salvo en Brasil y, posiblemente, en Argentina, no se observan síntomas de ajuste de la demanda interna. En la medida que dicho ajuste se demore y si se sigue deteriorando el entorno global y los precios de las materias primas, los bancos centrales van a enfrentar un dilema en su política monetaria, entre optar por una baja temprana y rápida de las tasas de interés para prevenir los efectos de un eventual contagio de los temores globales, versus el riesgo de que la inflación se mantenga a niveles elevados, si la demanda interna se mantiene fuerte y sigue presionando la inflación.

Países con buena resistencia

Joaquín Vial advirtió que una caída en los precios de las exportaciones como se está previendo, dejaría vulnerables a aquellos países en los que la demanda interna no se ajuste por sí misma en respuesta a dicha caída, y dijo que en un ambiente de gran incertidumbre como el actual, es muy aconsejable que estos países enfoquen sus esfuerzos a reducir su exposición a los términos de intercambio, por la vía de reducir los excesos de demanda.

Añadió que en caso de que la situación europea no se resuelva pronto y se traduzca en recesión, al igual que en Estados Unidos, el financiamiento externo se haría más escaso y más caro para los países emergentes y por otro lado, podrían presentarse caídas en el volumen de las exportaciones que repercutirían sobre la actividad industrial y el empleo, especialmente en países muy integrados a las cadenas productivas de grandes socios como México con Estados Unidos, y en menor medida, Argentina y Paraguay con Brasil.

No obstante, el informe de BBVA Research destaca que si las cosas se ponen mal en el escenario internacional, los países de América Latina tendrían una buena capacidad de resistencia. Por una parte, la mayoría tiene con qué financiar sus importaciones, pero además, cuenta con un sector privado más líquido y capitalizado y con menos descalces de monedas en sus balances. Las reservas internacionales son abundantes y la posición fiscal sigue siendo sólida en la mayoría de los países de la región.

Joaquín Vial concluye que en la eventualidad de un deterioro fuerte en Europa, la región seguiría creciendo, aunque a tasas más bajas (entre 1 y 2 puntos porcentuales menos que en la actual previsión).