Por redacción de Sin Comillas
La economía a nivel global se fortalecerá este año gracias, por una parte, al repunte de los países en desarrollo y a que, cinco años después de la crisis financiera mundial, las economías de ingresos altos finalmente parecen estar superando las dificultades, según el informe Perspectivas económicas mundiales que acaba de publicar el Banco Mundial.
Se espera que la expansión del producto interno bruto (PIB) mundial se consolide en 3.2% este año (de 2.4% en 2013), estabilizándose en 3.4% y 3.5% en 2015 y 2016, respectivamente. Gran parte de la aceleración inicial reflejaría un mayor crecimiento en las economías de ingresos altos.
Uno de los factores que consolida los avances en los países en desarrollo es la aceleración en los países de ingresos altos y el fuerte y sostenido crecimiento de China. Sin embargo, las perspectivas de crecimiento siguen siendo sensibles a las dificultades que plantea el alza de las tasas de interés global y la potencial volatilidad en los flujos de capital a medida que el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos comienza a retirar su estímulo monetario masivo.
En el caso de los países de ingresos altos, el freno al crecimiento que representan las políticas inciertas y la consolidación fiscal se aflojará y ayudará a impulsar el crecimiento económico de 1.3% en 2013 a 2.2% este año, para luego estabilizarse en 2.4% tanto en 2015 como en 2016. Entre estas economías, la recuperación está más avanzada en Estados Unidos, donde el PIB ha estado expandiéndose durante 10 trimestres consecutivos. Las proyecciones indican que la economía de Estados Unidos se ampliará en 2.8% este año (de 1.8% en 2013), afirmándose en 2.9% y 3.0% en 2015 y 2016, respectivamente. Luego de dos años de contracción, se prevé que el crecimiento en la zona del euro será de 1.1% este año y de 1.4% y 1.5% en 2015 y 2016, respectivamente.
“El crecimiento parece estar fortaleciéndose por igual en los países de ingresos altos y en los en desarrollo, pero se mantienen los riesgos de deterioro de la situación que amenazan la recuperación de la economía mundial”, advirtió Jim Yong Kim, presidente del Grupo del Banco Mundial. “El desempeño de las economías avanzadas está cobrando impulso, lo cual a su vez debiera apoyar un crecimiento mayor en las naciones en desarrollo en los meses venideros. No obstante, para acelerar la reducción de la pobreza, estas últimas deberán adoptar reformas estructurales que promuevan la creación de empleos, fortalezcan los sistemas financieros y refuercen las medidas de protección social”, dijo Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial.
El crecimiento en los países en desarrollo, aunque más lento de lo esperado previamente, repuntará de 4.8% en 2013 a 5.3% este año, 5.5% en 2015 y 5.7% en 2016. Aunque estas tasas inferiores al nivel que tenían en el período de auge que precedió a la crisis de 2003-07, el Banco Mundial no cree que hay motivos para preocuparse. “Casi toda esta diferencia refleja un enfriamiento de la acelerada e insostenible actividad económica previa a la crisis y muy poco se debe a un menor potencial de crecimiento en las naciones en desarrollo”.
La desaceleración del comercio mundial, las condiciones financieras más difíciles y los mercados de productos básicos menos favorables en 2013, han dejado a muchos países de América Latina y el Caribe luchando con un crecimiento relativamente débil. La demanda interna se ha moderado notoriamente en Brasil, aunque la actividad está comenzando a recuperarse en México y las exportaciones se están recuperando en América Central, en parte gracias a la ampliación del Canal de Panamá. Se prevé que el crecimiento regional repuntará de 2.9% en 2014, a 3.1% en 2015, antes de acelerarse a 3.7% en 2016. El fuerte aumento de las exportaciones junto con el incremento estable del consumo deberían impulsar el crecimiento de Brasil a 3.7% en 2016. Dependiendo de la recuperación de Estados Unidos, se espera que México crezca un 3.4% en 2014, acelerándose a 4.2% en 2016. Los riesgos de deterioro de la situación en la región incluyen un alza descontrolada de las tasas de interés mundial y una disminución brusca, prolongada y profunda de los precios de los productos básicos.
“Los indicadores económicos mundiales muestran mejoras. Pero no es necesario ser particularmente inteligente para percibir los peligros que acechan bajo la superficie. La zona del euro salió de la recesión, pero los ingresos per cápita siguen cayendo en muchos países. Esperamos que el crecimiento de los países en desarrollo supere el 5% en 2014 y que incluso sea mucho mejor en algunos como Angola (8%), China (7,7%) e India (6,2%). Pero es importante evitar el estancamiento en materia de políticas públicas, para que estos indicios no sean más que promesas vanas”, señaló Kaushik Basu, vicepresidente superior y economista principal del Banco Mundial.
“Aunque es una buena noticia que la recuperación se esté consolidando en los países de ingresos altos, el proceso puede causar perturbaciones a medida que la política monetaria se vuelva más restrictiva. A la fecha, el retiro gradual de la flexibilización cuantitativa ha avanzado sin problemas. Sin embargo, si las tasas de interés aumentan demasiado rápido, las corrientes de capital hacia los países en desarrollo podrían caer en 50% o más y potencialmente provocar una crisis en algunas de las economías más vulnerables”, explicó Andrew Burns, subdirector del Grupo de Perspectivas del Desarrollo y principal autor del informe.
Los flujos de capital privado hacia los países en desarrollo siguen siendo sensibles a las condiciones financieras mundiales. Se proyecta que las tasas de interés global aumentarán lentamente a medida que se normalicen las políticas monetarias de las economías de ingresos altos en respuesta al mayor crecimiento. Se prevé que el ajuste de las condiciones financieras sea ordenado y tenga un impacto menor sobre las inversiones y el crecimiento de los países en desarrollo y que los flujos de capital se moderen desde aproximadamente 4,7% del PIB de los países en desarrollo en 2013 a 4,2% en 2016. Sin embargo, si el ajuste es descontrolado, como sucedió en respuesta a la especulación sobre cuándo se iniciaría una reducción durante la primavera y el verano de 2013, las tasas de interés podrían ascender mucho más rápido. Dependiendo de la gravedad de la reacción del mercado, los flujos de capital hacia los países en desarrollo podrían reducirse hasta en un 50% o más durante varios meses. En ese escenario, las economías más vulnerables serían aquellas con elevados déficits en cuenta corriente, altos porcentajes de deuda externa y grandes expansiones del crédito en los últimos años.
El informe destaca que si bien los principales riesgos extremos que han inquietado a la economía global durante los últimos cinco años se han atenuado, los desafíos subyacentes persisten. Es más: mientras los países en desarrollo respondieron a la crisis financiera mundial desplegando estímulos fiscales y monetarios, las posibilidades de aplicar tales medidas han disminuido habida cuenta que la mayoría de los países hoy registran cifras rojas tanto en su presupuesto público como en el saldo en cuenta corriente
Las autoridades deben reflexionar ahora cómo responder a una contracción importante de las condiciones financieras mundiales. Los países que disponen de buenas políticas de estabilización y gozan de la confianza de los inversionistas podrían depender de mecanismos de mercado y políticas macroeconómicas y prudenciales contracíclicas para enfrentar una disminución de los flujos. Otros países con menos espacio para maniobrar podrían verse obligados a imponer una política fiscal restrictiva para reducir las necesidades financieras o bien aumentar las tasas de interés para fomentar entradas adicionales de capital. Cuando hay reservas externas suficientes, estas se pueden usar para moderar el ritmo de los ajustes del tipo de cambio, mientras que una flexibilización de las regulaciones de las entradas de capital e incentivos a la inversión extranjera directa podrían ayudar a normalizar el ajuste. Por último, los programas de reforma creíbles pueden ser de gran ayuda en cuanto a impulsar la confianza del mercado y de los inversionistas si mejoran las perspectivas a largo plazo. Esto podría poner en marcha un círculo virtuoso de mayor inversión, incluida inversión extranjera, y crecimiento del producto a mediano plazo.