Tras el desastre en los servicios de salud que causó miles de muertes durante el huracán María, organizaciones, pacientes y proveedores de diálisis desarrollaron un plan que pusieron en vigor durante la tormenta Ernesto.
Por Jeniffer Wiscovitch Padilla | Centro de Periodismo Investigativo
Los centros de diálisis no reportaron incidentes mayores tras el paso de la tormenta Ernesto por Puerto Rico esta semana, ya que pusieron en marcha un plan de respuesta y manejo de pacientes de diálisis que establecieron luego del huracán María y lograron ofrecer sus servicios, a pesar de que casi la mitad de las unidades no tenían electricidad y operaron con generadores.
Asimismo, adelantaron para el martes antes de la tormenta los tratamientos de diálisis de los pacientes itinerados para el miércoles, día en que se sentirían los mayores efectos de Ernesto, previendo posibles disloques. Tras la tormenta, 43% de los centros de diálisis quedaron sin servicio eléctrico.
En cuanto a los hospitales, el miércoles en la tarde, ya lejana la tormenta de Puerto Rico, 30% de éstos, al igual que el 31% de los Centros de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) y Centros 330, aún estaban sin electricidad.
Según los datos provistos por el Departamento de Salud (DS), 20 de los 67 hospitales y 43 de los 138 CDT y Centros 330 se quedaron sin energía eléctrica, aunque todos estaban trabajando con generadores. El jueves a las 8:00 p.m. las cifras se habían reducido a 11 hospitales y a 21 CDT y Centros 330. De acuerdo a Salud, 23 de los 53 centros de diálisis estaban operando con generador el miércoles, luego de la tormenta. El jueves la cifra se redujo a 5 centros sin servicio eléctrico.
No obstante, la tormenta Ernesto llegó a Puerto Rico con vientos sostenidos de 55 millas por hora, por lo que aún está por verse si hubo mejoría en la respuesta de LUMA en términos de la política pública post-María de energización prioritaria de los hospitales y centros de salud tras un evento mayor. Los vientos sostenidos de María, un huracán categoría 4, eran de 155 millas por hora.
Extrañamente el gran ausente durante la respuesta del Gobierno de Puerto Rico durante la tormenta Ernesto fue el secretario de Salud, Carlos Mellado, quien no hizo apariciones o declaraciones públicas, y estuvo ausente en todas las conferencias de prensa en el Centro de Operaciones de Emergencia. Su portavoz, Lisdián Acevedo, declinó detallar razones específicas de su ausencia. A preguntas del Centro de Periodismo Investigativo (CPI) aseguró que Mellado estaba trabajando, pero delegó estas comparecencias en el subsecretario, Félix Rodríguez Schmidt.
La directora ejecutiva del Consejo Renal, Brendalis Pacheco, dijo al CPI que no hubo ninguna complicación en los centros de diálisis, a excepción de la falta de energía eléctrica y agua potable en algunas unidades.
Pacheco indicó que, a raíz del Plan de Respuesta para el Manejo de Pacientes de Diálisis en Puerto Rico durante Emergencias, que se estableció luego de María, algunas unidades de diálisis adelantaron el servicio a sus pacientes el día antes de la tormenta.
“Como parte de ese plan previo establecido, cada parte se abasteció de tanto su cisterna y agua como combustible para energía eléctrica”, dijo.
El huracán María, que azotó a Puerto Rico en el 2017, provocó unas 3,000 muertes en Puerto Rico, y la mayoría de ellas estuvieron vinculadas a problemas de salud por la caída del servicio eléctrico durante meses y su efecto en los hospitales, clínicas y centros de diálisis, y en las comunicaciones, así como problemas de transportación, según encontró una investigación del CPI. En el caso de los centros de diálisis, la falta de agua y de diésel tras María provocó la interrupción extendida o el racionamiento de diálisis para los pacientes renales, situación que provocó la muerte de muchos. Las muertes por causas renales registraron más de un 20% de aumento en los 12 meses después de María.
En una muestra de víctimas de María analizada por el CPI, la nefritis fue reportada como la décima causa de muerte. Los pacientes de Vieques fueron de los más afectados. Hubo pacientes que se fueron a Estados Unidos en los meses posteriores al ciclón y, al no haber hecho la coordinación necesaria, enfrentaron dificultades en el acceso de los servicios de diálisis porque el plan médico no les cubrió y no tenían dinero para pagar. Algunos murieron allá.
Pacheco explicó que el plan coordinado que se puso en marcha durante la tormenta Ernesto se desarrolló por la Coalición Renal para Emergencias de Puerto Rico (PREPARAR-C en inglés). Integra miembros de la comunidad renal, incluyendo representantes de las unidades de diálisis en Puerto Rico, miembros del Departamento de Salud y de organizaciones sin fines de lucro que brindan servicios de apoyo a los pacientes.
“Es un grupo bastante amplio de profesionales de la salud y miembros de la comunidad renal que se unieron posterior a los eventos del huracán María y a raíz de la experiencia vivida”, sostuvo Pacheco.
“Este plan ha sido acogido y respaldado por el Departamento de Salud. Así es que prevé todas las estrategias para atender a los pacientes de emergencias como esta”, agregó en referencia a la tormenta Ernesto.
“Vieron la necesidad de tener un documento que recogiera un plan de acción para la atención del paciente renal en emergencias”, dijo.
El plan fue aprobado en octubre de 2023, siete años después del paso devastador de María por Puerto Rico y establece que la responsabilidad de activarlo recae en PREPARAR-C, en coordinación con el DS ante la ocurrencia de un desastre que impacte los sistemas de salud pública. Algunos de los miembros de PREPARAR-C son los centros de diálisis Atlantis Healthcare y el Centro Renal Pediátrico, el Consejo Renal de Puerto Rico, FEMA, la Coalición Puertorriqueña del Riñón y los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS en inglés).
Entre los roles que el plan asigna al DS está proveer a las organizaciones de diálisis la lista del Departamento de la Vivienda de aquellas instalaciones que pueden ser usadas como refugios y que tengan la capacidad de atender a pacientes de diálisis peritoneal. Además, Salud es responsable de canalizar con la Oficina Municipal para el Manejo de Emergencias (OMME) la ayuda para localizar a pacientes que hayan faltado a su tratamiento.
En tanto, los centros de diálisis tienen, según el plan, la responsabilidad de poner en función planes de emergencia internos y desarrollar, por cada unidad o instalación, un plan individualizado de manejo de emergencia que debe ser discutido con el paciente y su familiar. Además, las unidades podrán adelantar los tratamientos previo a una tormenta o huracán para asegurar la continuidad de los mismos.
Después de la emergencia, el plan establece que los centros realizarán la evaluación de sus operaciones para reabrirlas. Deben tener contratistas ya contactados para arreglar las instalaciones en hasta dos días si son daños menores. Además, deben comunicarse con todos los pacientes para saber cómo están y notificarles de las clínicas que estén cerradas. Deben informarles a los pacientes que, si no pueden llegar a su clínica habitual, pueden ir a la más cercana.
Por otro lado, Pacheco mencionó que desde el 2016 el Consejo Renal ha estado recopilando la información de pacientes renales para desarrollar un registro que, en caso de emergencia, sea de utilidad. A junio de este año, ya se han registrado 3,500 pacientes de los aproximadamente 6,000 pacientes renales que hay en Puerto Rico.
Explicó que, luego de una entrevista para recopilar los datos, se genera una tarjeta que contiene una foto, modalidad de tratamiento y centro, mediante un código, así como número de registro y fecha del mismo.
“Los códigos establecidos se podrán compartir, incluyendo la ubicación del paciente, con Manejo de Emergencias y con el Departamento de Salud para que se le provea la ayuda necesaria en caso de emergencia o desastre natural”, puntualizó Pacheco.