Agencias
El supercomité del Congreso aceptó el lunes una ignominiosa derrota en su intento de conquistar una deuda gubernamental que asciende a la asombrosa cifra de $15 billones, al ser incapaz de superar profundas y largas divisiones políticas sobre impuestos y gasto gubernamental.
Los precios de las acciones cayeron en Estados Unidos y Europa mientras el panel finalizaba su breve y hermética existencia sin llegar a un acuerdo. Republicanos y demócratas se culparon unos a otros por el fracaso, maniobrando para conseguir ventaja política en las elecciones de 2012.
El estancamiento puso de relieve graves dudas sobre la voluntad política en Washington para tomar decisiones difíciles y deja una nube de incertidumbre sobre la economía estadounidense, al mismo tiempo que Grecia, Italia, España y otros países europeos padecen una extendida crisis de deuda y preocupaciones de una posible recesión.
Los legisladores de ambos partidos acordaron que aún se necesitaba hacer algo en el Congreso, de alguna manera, y pronto.
El presidente Barack Obama, criticado por los republicanos por mantenerse alejado del comité, dijo que la negativa republicana de incrementar los impuestos a los más adinerados como parte de un acuerdo que incluiría recortes en programas sociales fue el principal escollo.
Obama prometió vetar cualquier intento de los legisladores de revocar el requisito de realizar recortes por $1 billón que se activarían automáticamente en caso de que el supercomité no alcanzara un acuerdo, a menos de que el Congreso apruebe un enfoque alternativo.