Por Luisa García Pelatti
El lunes, 30 de noviembre, estaba marcado en el calendario del Gobierno como el día D, de “default”. Varios días antes se había decidido que ese día el Gobernador celebraría una conferencia de prensa y anunciaría que no se iba a pagar la deuda.
No se había logrado un acuerdo con los tenedores de la deuda y la liquidez no mejoraba. No había dinero para pagar los $354 millones el 1 de diciembre y había que informarlo. El Gobierno iba a anunciar el segundo incumplimiento en el pago de la deuda.
Pero en un esfuerzo de último momento, se intentó a negociar con las aseguradoras un préstamo similar a lo que se había hecho con la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). La esperanza de lograr un acuerdo de último momento hizo que se mantuviera el plan.
La conferencia se celebró. El Gobernador habló de su viaje a Europa y de que todavía se negociaba con intención de pagar la deuda, pero ese no era el guión que se había preparado. Ahora sabemos que esas negociaciones no tuvieron éxito, aunque finalmente se logró pagar la deuda. Pero un día antes estuvimos a punto del “default”.
