Por Elías R. Gutiérrez y Walter Ruíz

Sería injusto que el plan de negocios presentado por la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) a sus bonistas y acreedores sea evaluado más allá de lo que es su objetivo central. El objetivo del plan elaborado por el equipo de la Oficial de Reestructuración (OR), Lisa Donahue, consiste en extraer a la AEE de su actual condición de ruina y ponerla sobre sus pies para cumplir con sus obligaciones. No debe causar sorpresa que el plan hasta ahora develado comience por y resalte el aspecto financiero.

No hay duda que será necesario reestructurar el monopolio del Estado.  El equipo de la OR ha concluido que el aspecto financiero es el punto de arranque del esfuerzo de reestructuración. No obstante, el equipo de la OR parece haber incurrido en múltiples aspectos operacionales. Uno de ellos es la optimización de los inventarios de combustible. Ahora bien, el plan se circunscribe al sistema de la AEE. Por lo tanto, no debe, en justicia, valorizarse el plan de reestructuración en función de si atiende o no objetivos que están más allá de su alcance.

Por otro lado, no hay duda alguna en que el precio de la energía eléctrica que ha establecido el monopolio del Estado hace inviable la actividad productiva en Puerto Rico. El precio de la energía eléctrica en Puerto Rico incorpora factores que son de naturaleza esencialmente política. El mejor ejemplo de esa realidad es la obligación que en ley confronta la AEE para subsidiar los gobiernos municipales. Ese subsidio se realiza por vía de un trueque. La AEE suple energía a los municipios a cambio de unos supuestos pagos en lugar de derechos de paso, impuestos y patentes.

Un subsidio adicional escondido que pesa sobre la AEE radica en la displicencia con que la gerencia de la AEE, la del gobierno central, y las corporaciones públicas, han ignorado la obligación de pago por la energía eléctrica consumida. Con la falta de pago se ha acumulado una deuda que rebasa los cientos de millones de dólares. Aunque, en términos relativos, los montos pendientes de pago podrían lucir pequeños, el efecto que tienen es demoledor sobre la clientela que sí paga por su consumo y paga a tiempo. De igual forma, las tarifas especiales legisladas en favor de ciertos consumidores residenciales y de entidades públicas, como la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), añaden un elemento que desmoraliza y provoca el robo y el impago a través de toda la sociedad.

El precio al que suple la AEE a la economía de Puerto Rico no es posible mantener la viabilidad de la actividad productiva. Para reducir lo que representa un coste insostenible para la atracción y retención de empresas es necesario que la energía sea suplida en Puerto Rico a precios competitivos. Es decir, que al compararse con otras posibles ubicaciones de localización geográfica, el coste no resulte en el factor que descalifica la operación en Puerto Rico. De todos los factores que en conjunto determinan el coste unitario de producción de energía eléctrica, el predominante es el precio del combustible.

Supongamos que el coste de producción de energía rondara el rango los $0.08-$0.10 kw/h, y que el precio máximo promedio al que la energía eléctrica pudiera ser suplida en Puerto Rico, manteniendo el atractivo de ubicación, fuese entre $0.13-$0.15 kw/h.  Supóngase, además, que el horizonte limite en que ese costo se proyecta alcanzar fuese de tres años. Entonces, el plan de reestructuración de AEE tendrá que ser acoplado a un programa de ejecución de un plan de desarrollo de la plataforma de producción de Puerto Rico.

A continuación presentamos elementos de un plan que tendría que cumplir con varios requisitos críticos y alcanzar un número de objetivos intermedios. Sobretodo, el plan tendrá que contar con los recursos indispensables para su ejecución. Entre estos recursos se deben resaltar los siguientes: capital de riesgo, financiación interina, compromiso institucional y apoyo político y el tiempo mínimo requerido.

Un plan adecuado de reestructuración deberá incorporar los elementos críticos.  Uno de esos elementos es obvio.  Resulta indispensable recapitalizar la industria de producción y distribución de energía eléctrica.

El limitante financiero que hoy ha colocado de rodillas al monopolio estatal sólo puede atenderse adecuadamente por vía de la introducción de socios privados. Socios que tengan capacidad para suplir capital de riesgo, construir y operar instalaciones sustitutas. Deberán, además, tener capacidad para obtener financiación intermedia.

Los criterios gerenciales que habrán de operar en la producción y distribución de la energía eléctrica han de ser exclusivamente económicos. Los criterios políticos han imperado. El resultado ha sido devastador. Los partidos políticos, a través del poder que ejercen sobre el legislativo y el ejecutivo, tendrán que echarse a un lado y dar paso a la utilización eficiente y efectiva de los escasos recursos de capital, tiempo y espacio necesarios para reestructurar la industria.

El mundo se ha movido rápidamente hacia una economía global. La economía globalizada es un fenómeno creado por y el que compiten ciudades. Por lo tanto, para competir efectivamente en la economía global se requiere contar con una ciudad. Si Puerto Rico va a competir en la economía global, requiere de una plataforma idónea. Requiere de una ciudad con la que hoy no cuenta.

El área extendida que hoy llamamos ciudad, no es otra cosa que un enorme suburbio. Un suburbio ineficiente y falto de las densidades necesarias para que los servicios necesarios puedan ofrecerse con efectividad. Una torta urbanizada moldeada por las estructuras físicas e institucionales del período de industrialización y por remanentes de la época agraria. Así describo yo lo que otros llaman zona metropolitana extendida de San Juan. El “metroplex” si se quiere. El vacío que en ella se encuentra, la ausencia de una ciudad, constituye un impedimento de primer orden para competir en la economía global.

La ciencia y la tecnología han cambiado radicalmente los fundamentos de la organización de la producción. Las estadísticas recopiladas y publicadas periódicamente por los organismos de gobierno fueron originadas para medir la producción de una época que ya pasó. Por ejemplo, no existe ya diferencia significativa entre la manufactura y los servicios. Las estructuras de producción han evolucionado. De hecho, estamos en medio de una revolución de la producción. El producto de la industria farmacéutica no consiste meramente de sustancias contenidas en pomos. No. Lo que produce la industria farmacéutica es “conocimiento” en píldoras. El papel moneda ha dado paso a impulsos eléctricos y a fotones de luz.

La disponibilidad de energía, su producción, distribución y precio son factores de localización de rango estratégico.  La oferta de energía, a precios sostenidos por debajo de los $0.15 kw/h, es indispensable para sostener la producción y añadir valor a la economía del mundo. De esa capacidad depende el estándar de vida al que podemos aspirar.

Un plan adecuado para la AEE debería establecer objetivos a distintos términos y a la vez que reconoce realidades ineludibles. Las realidades que confronta Puerto Rico establecen la necesidad de acortar el horizonte del plan a un período menor de diez y cercano a los cinco años. Por otro lado, la realidad financiera actúa en dirección contraria. Ese conflicto deberá ser resuelto en negociación con los acreedores y la solución deberá incorporarse al plan.

El plan adecuado para la AEE debería reconocer los siguientes realidades y objetivos:

  • Repetimos que el horizonte de ejecución del plan no puede alcanzar los diez años. A lo máximo, el  plan deberá completarse en menos de cinco años.
  • La solución es la conversión del sistema de generación a gas natural (GN). Se requiere proveer  reservas adecuadas del GN, redundancia en el sistema para garantizar la distribución del combustible a las diferentes generadoras en la forma mas costo efectiva y de acuerdo a las necesidades inmediatas del sistema. Se requiere ademas mayor eficiencia  ya sea por rehabilitación y/o remplazo de las generadoras y mas importante aún, el suplido del gas natural a costos mundialmente competitivos.
  • Para ello, será necesaria la construcción y puesta en operación de las instalaciones de desembarque y regasificación de gas natural en el Aguirre Gasport en el 2017.
  • Resulta esencial reconocer que el problema del país no puede resolverse, en forma costo efectiva, sin la infraestructura necesaria para mover gas natural desde las instalaciones en el sur de la isla, (Eco-Eléctrica y las que serán construidas en el Aguirre Gasport) a las que lo utilizarán en el Norte de la isla,.

Para cumplir con lo anterior se requiere solamente aceptar el enorme error que representó la cancelación de los gasoductos, retomar el diseño y la construcción de ambos proyectos para entrar  en operación simultáneamente con el comienzo de la operación del Aguirre Gasport.

Solamente con la infraestructura necesaria en operación, podrá AEE negociar contratos a largo plazo para el suplido del GN a costos mundialmente competitivos. Es necesario que el plan de recuperación de la AEE tome en consideración que los contratos para el suplido de gas natural a largo plazo deben ser negociados en el momento apropiado para que el suplido sea a precios competitivos.

Existe el peligro de que el plan, según la versión publicada, resulte en que se realice una inversión de sobre $400 millones en el sur y que luego la operación del Aguirre Gasport, que conlleva $100 millones anuales de operación y mantenimiento, no exceda el  20% de su capacidad. Ese sería el resultado en caso de no contar con la infraestructura para trasladar y suplir gas natural a las unidades ubicadas en Costa Sur y a las plantas generatrices ubicadas en el Norte de la isla. Tal cosa sería inaceptable. No hay que decir que el Aguirre Gasport tendrá que funcionar a capacidad para que el sistema se beneficie del la conversión a gas natural.

El plan deberá tomar en cuenta que el sistema de producción y distribución de energía eléctrica en Puerto Rico requiere cierto balance geográfico. La distribución geográfica óptima será requerida para la estabilidad del sistema y para cumplir con el reglamento de emisiones federal (MATS).

Las plantas generatrices del Norte son elementos críticos para la confiabilidad del sistema. Para ello, se requiere llevar gas natural al norte. Es en la planta de San Juan donde se ubican las unidades #5 y #6 (con capacidad para generar 400 MW). En la actualidad, estas unidades son las generatrices más eficientes del sistema de AEE. No obstante, por no contar con suplido de gas natural, y para acercarse a cumplir con la restricción federal de emisiones contaminantes, se ven forzadas a quemar el combustible más costoso, v.gr., destilado #2. Paradójicamente, al utilizar el combustible más caro, las unidades más eficientes contribuyen a elevar el coste promedio de producción de energía del sistema. Resulta imperativo cambiar esta práctica.

Durante su primera fase, el plan de recuperación presentado recientemente por la OR contempla una inversión valorada en $1,150 millones. El plan contempla proseguir con la construcción del Aguirre Gasport y con la conversión a gas de las unidades instaladas en Palo Seco (210 MW). De esa forma se proyecta que las mismas utilicen gas natural en el 2022.

Aunque el plan reconoce la importancia de las generadoras del norte, somos de la opinión que no reconoce explícitamente la importancia del factor tiempo. Por ejemplo, el plan no parece atender el crítico problema de llevar el gas natural al norte de la isla. Por lo tanto, no está claro que se busque alcanzar la operación óptima del Aguirre Gasport. Dicha operación está estrechamente relacionada con la capacidad para utilizar gas natural en el sur y en el norte de Puerto Rico.

El sistema resultante de la reestructuración deberá incorporar un grado de redundancia para asegurar funcionalidad sostenida. Además, el suministro de gas natural no sólo deberá contar con más de un puerto de entrada a la isla, sino que deberá estructurarse con cierta diversificación para evitar que el país se vea a la merced de un suplidor único.

La inversión de capital prevista en el plan de la OR tendrá como objetivo reemplazar o sustituir gran parte de la plataforma de generación y distribución existente. El plan vislumbra una mayor eficiencia y una dramática reducción en el costo del combustible. El plan supuestamente resultaría en economías del orden de $1,520 millones anuales, una reducción en la facturación del orden de $0.08 kw/h. Precisamente, los recursos necesarios para reactivar nuestra economía.

Nos preocupa un horizonte de planificación tan lejano como 10 años. La economía de Puerto Rico no soportará una década de estancamiento. Una demora de años significaría que un renovado sistema de producción y distribución no pueda contribuir a la recuperación de la economía de Puerto Rico a tiempo.  Parecería que el plan de recuperación develado se circunscribe al ámbito financiero del monopolio estatal. De hecho, el plan contempla posibles aumentos en el precio de la electricidad y proyecta un precio promedio de $0.21 kw/h. El aspecto fundamental que define el propósito mismo de la entidad parece quedar en segundo plano. Ese aspecto, no obstante, es de vital importancia y el que requiere que se reduzca significativamente el costo relativo de energía eléctrica en la isla. He aquí el  elemento estratégico de crecimiento y expansión de la economía del país.

* Gutiérrez es economista y planificador, y Walter Ruíz, es ingeniero consultor