Por Luisa García Pelatti
La morosidad de los préstamos concedidos por los bancos, que se había estabilizado en torno al 9%, subió hasta 9.89% en el cuarto trimestre de 2014, según datos del Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC).
En el 2006, antes de la crisis, la morosidad apenas alcanzaba el 2%. Sin embargo, en los peores momentos de la crisis (entre 2010 y 2111), la morosidad llegó a superar el 13%.
Crece la morosidad en las hipotecas y preocupa el nivel de morosidad en los préstamos de construcción y desarrollo de algunas entidades financieras.
La cifra total de préstamos morosos, que había estado disminuyendo, aumenta hasta $2,448 millones en el cuarto trimestre de 2014. El valor de los préstamos atrasados (“Assets in nonaccrual status”) llegó a alcanzar los $7,700 millones a finales del 2010.
La morosidad más alta está en las carteras de préstamos de construcción y desarrollo, 26.5%, una cifra que está cayendo y que se sitúa el nivel más bajo desde el 2008. En el 2011 llegó a alcanzar el 64%.
La tasas de morosidad de las hipotecas está en 13.46%, muy similar al 13.48% del año 2013.
La morosidad en las tarjetas de crédito, una de las más baja, es de 1.67%.
Los préstamos de los desarrolladores con atrasos se han reducido de $2,834 millones a finales del 2009 a $149.8 millones en el cuarto trimestre del 2014.
Por institución financiera, la tasa de morosidad más alta es la de Scotiabank, 22.5%, la mayor en la historia del banco. La morosidad aumenta en las hipotecas (24.0%) y se mantiene elevada en préstamos de construcción y desarrollo (84.0%) y bienes raíces comerciales (26.9%).
Santander tiene el nivel de morosidad más bajo, 4.6%. A pesar de ello, se observa que la morosidad está aumentando en las hipotecas, que alcanzó el 8.2% en el cuarto trimestre, el nivel más alto desde, al menos, 2006. Además, la morosidad es muy alta en préstamos de construcción y desarrollo (99.98%).