Por Miguel A. Ferrer
El tema que acapara los titulares hoy día es la discusión del IVA y en esa discusión estamos perdiendo de perspectiva que lo que está sobre la mesa es una reforma contributiva. No hay duda que la situación fiscal en la que nos encontramos hace esta reforma aconsejable , y yo diría necesaria, siempre y cuando esté dirigida a activar la economía, generar empleo y riqueza colectiva. Puerto Rico se ha empobrecido en este nuevo siglo, ya es hora que repongamos el rico en nuestro nombre. A ese fin dirijo esta columna.
El tema es complejo, pero quiero tocar los puntos neurálgicos necesario para una buena reforma contributiva, que deben entrar en la discusión publica: Las virtudes de un IVA, los riesgos de la regresividad, la necesidad de incorporar incentivos fiscales a individuos y corporaciones y la consideración adecuada de la tasa sobre la ganancia de capital. Finalmente, quiero subrayar que de nada servirá realizar una buena reforma contributiva, si no se asegura que los recaudos que produzca se utilizan para lo que es vitalmente necesario: El desarrollo de la infraestructura del país y la reducción de la deuda pública existente, unido a un sector público más costo-efectivo.
El desarrollo económico es imperativo
La reforma debe incluir como elemento indispensable el desarrollo económico y para ello debe emplear sin timidez la autonomía fiscal de la cual goza Puerto Rico. Sin embargo, el informe del KPMG y las discusiones públicas al momento se concentran en maximizar el recaudo al fisco y no enfocan lo suficiente en el problema mayor del país que es la falta de crecimiento económico por más de una década, con casi nueve años de recesión y poca esperanza de un despertar económico en el horizonte.
Por lo tanto, me parece que nos toca agarrar esta oportunidad para proveer un marco contributivo más justo y eficaz que promueva la productividad reduciendo la contribución sobre los ingresos e implantando una forma más efectiva de capturar ingresos de la economía informal y los evasores, imponiendo contribuciones mayores en el lado del consumo.
El IVA: el diablo está en los detalles
¿Porqué un IVA? Necesitamos urgentemente resolver la crisis fiscal aumentando recaudos de una manera que penalice menos que el actual sistema contributivo. Poco más de un año después de que nuestro crédito fuera degradado a chatarra, nos encontramos ahora conque las últimas degradaciones de S&P y de Moody’s nos empujan más adentro del hoyo crediticio. Se señala el peligro de la insolvencia con todos los crueles efectos que eso puede tener sobre nuestra población y futuro.
Hace unos años el Fondo Monetario Internacional alabó las virtudes del Impuesto de Valor Añadido (IVA), por ser una forma más eficaz para levantar recursos y modernizar los sistemas contributivos que un impuesto a las ventas (IVU). El IVA se ha regado como pólvora en el mundo durante los últimos 30 años, incluso en países que se encuentran en pleno desarrollo económico, precisamente por las virtudes que tiene como método de recolección.
Se ha puesto en duda nuestra capacidad de implementar este tipo de impuesto. Yo digo que no somos menos que nadie y ciertamente podemos lograr un IVA exitoso, aunque suframos tropiezos en sus inicios.
Para más detalles, vea miguelferrer.org