Por Luisa García Pelatti
La recesión económica no fue causada por el consumo, pero ha sido la peor recesión en términos de la desaceleración del consumo, principalmente en el consumo de bienes duraderos, opina la economista Hiedie Calero, presidenta de H. Calero Consulting. Las transferencias federales y la economía informal son factores que han evitado una caída mayor. Calero analiza el impacto de la recesión en el consumo de los hogares en el último número de Economic Pulse, una publicación de la firma.
El consumo de bienes duraderos suele reducirse de forma sustancial durante un periodo de recesión. Mucho más que las compras de bienes no duraderos, que suelen disminuir de forma moderada, mientras que los gastos en servicios se mantienen sin cambios. Calero encontró que cuando se compara con la recesión de 1982-83, la caída del consumo durante la actual recesión es mayor, y afecta no solo a los bienes duraderos, sino también a los no duraderos y a los servicios. Además, la caída del consumo ha sido marcadamente más larga en el tiempo que en las recesiones previas.
Otra característica de la actual recesión es que el consumo empezó a reducirse casi de forma inmediata. Durante la recesión de 1973-1975, el consumo no cayó hasta el tercer año.
La caída del consumo es, además, un indicador (junto con la emigración) de la falta de confianza de los consumidores en que la economía va a recuperarse.
Las transferencias federales han evitado que el consumo caiga aún más en los últimos años, pero Calero dice que nada dura para siempre.
La caída del consumo también ha reducido los créditos que otorgan los bancos. “Especulamos con la posibilidad de que que esta movida sea voluntaria” y que no todo sea una reacción a mayores limitaciones crediticias tras el cierre de tres bancos. Los consumidores están pagando sus tarjetas de crédito, lo que es un aspecto positivo en un periodo de crisis económica, reconoce Calero.