Articulo2

Por Luisa García Pelatti

¿Por qué la crisis fiscal es noticia ahora? ¿Cuánta prioridad se concede en los medios de comunicación a los temas económicos? ¿A la prensa puertorriqueña se le escapó este evento? ¿Los temas económicos o fiscales los deben cubrir periodistas especializados? ¿A qué retos se enfrentan los periodistas para obtener información para llevar a cabo su cobertura? ¿Esos retos son iguales o mayores para las nuevas plataformas informativas? ¿Los periodistas de negocios tienen igual o mejor acceso a las fuentes de Gobierno? ¿A qué se debe que el Gobierno mantenga una postura de poca apertura en la toma de decisiones económicas?

A éstas y otras preguntas se enfrentó un panel celebrado durante la Convención de la Asociación de Periodistas celebrado la semana pasada, y en el que participaron: Melba Acosta Febo, Secretaria de Hacienda; Eduardo Bhatia, presidente del Senado; los economistas Francisco Catalá y Antonio Rosado; Caleb Navarro, presidente FirstBank Securities; y la que suscribe este artículo.

En general, los participantes dijeron que la cobertura de la crisis fiscal ha sido adecuada, teniendo en cuenta que se trata de un tema complejo.

A mi me tocó hablar de cómo ha sido la cobertura desde la perspectiva del periodista.

Cuando me plantearon participar en este panel y me dijeron que querían que hablara sobre cómo ha sido la cobertura de la crisis fiscal, pensé: “qué les voy a decir, que ha sido difícil”. Ninguna cobertura que envuelva al Gobierno es fácil, pero durante esta crisis los periodistas hemos trabajado con frecuencia a ciegas.

La mayor parte del tiempo no hemos tenido toda la información necesaria para poder explicar adecuadamente lo que estaba pasando y no todos los periodistas hemos trabajado en igualdad de condiciones.

En general, hemos tenido dificultades para tener acceso a la información. En ocasiones, la información que es pública, no lo es. Se oculta, se atrasa, se filtra o se da en exclusiva a un medio.

El Indice de Actividad Económica, que publica el Banco Gubernamental de Fomento (BGF), es un ejemplo de todo eso. A veces los gobiernos no dejan que se publique; otras veces, se atrasa su publicación de forma intencional; y en otras se le ofrecen los datos en primicia a un medio.

También ha habido problemas para tener acceso a los portavoces. No todos están accesibles. Y para los medios de comunicación más pequeños es más difícil. El medio importa. El tamaño importa. Y no olvidemos lo que sufrió El Vocero al comienzo de esta administración. No se contestaban sus preguntas, ni sus peticiones de entrevista.

Pero dicho esto, debo reconocer que ha habido un ENORME avance por parte de varias agencias para ser más transparentes con sus estadísticas y la información que publican, pero se intuye una estrategia desde La Fortaleza para controlar la información que llega a la prensa.

En general, la estrategia de comunicaciones del Gobierno se ha caracterizado por la ausencia de transparencia y claridad. No ha comunicado adecuadamente su plan para salir de la crisis. No le han explicado a la ciudadanía –bien y a tiempo– lo qué iban a hacer, por qué lo iban a hacer y cuáles iban a ser las consecuencias. Las estrategias las hemos ido conociendo cuando se presentaban las leyes, cuando se reunían con las agencias clasificadoras.

Ha habido claras contradicciones. Al principio, el Gobierno presentaba un doble discurso. Por un lado el Gobernador ofrecía un discurso optimista y negaba la crisis. Luego si hablabas con otros funcionarios, el discurso era completamente diferente.

Lo malo es que ese discurso contradictorio se presta a malinterpretaciones. Las mismas agencias clasificadoras no entienden las decisiones del Gobierno. El pasado mes de julio, David Chafey, presidente de la Junta de Directores del BGF declaraba públicamente, a raíz de la ola de degradaciones, que “las agencias clasificadoras han malinterpretado nuestras intenciones”. Desde meses antes se sabía que el BGF había contratado a especialistas en reestructuración de deuda, pero se negaban a hablar abiertamente de que estaban considerando reestructurar la deuda de algunas corporaciones públicas. La aprobación de la Ley para la reestructuración de las deudas de las corporaciones, aparentemente, no dejó las cosas claras.

Pero no todo es culpa del Gobierno. La crisis fiscal es un tema complicado, que suelen cubrir periodistas especializados y que, de pronto, saltó a las portadas de todos los periódicos. De estos temas no se hablaba en los noticieros de televisión. La mayoría de los periodistas no habían visto nunca un informe de Moody’s o Standard & Poor’s. No sabían del mercado de bonos. No estaban al tanto de las dificultades financieras de las corporaciones públicas. Las universidades tienen que hacer algo al respecto.

La Secretaria de Hacienda mencionó que causa problemas que un tema lo cubra un periodista y le de seguimiento otro. Algunas periódicos han apostado por que los periodistas cubran cualquier tema, en una clara apuesta en contra de la especialización.

Melba Acosta cree que es beneficiosa la especialización y prefiere tratar el tema con el mismo periodista que le ha dado cobertura en el pasado. Pero entiende que no siempre es posible.

Sobre la falta de transparencia por parte del Gobierno al comunicar sus planes, Acosta dijo que con frecuencia estas decisiones se toman con poco tiempo para poder comunicarlas y que en ocasiones son temas sensibles que no siempre es conveniente hacer públicos.

¿La prensa vio venir la crisis? La mayoría de la prensa generalista no, pero las páginas de negocios llevan años hablando del tema.