Por David R. Martin*
Un secreto del éxito es saber nuestras fuerzas y aceptar nuestras debilidades. Encarar la realidad es una disciplina fundamental. Pero en el ámbito del desarrollo económico, seguramente no lo estamos haciendo.
Tanto la presente como la pasada administración siguen apostando el futuro de Puerto Rico en la llamada “economía del conocimiento”. Utilizando exenciones contributivas, siguen pretendiendo crear en Puerto Rico una jurisdicción importante de manufactura científica, alta tecnología, y servicios financieros complejos.
A parte del fracaso irrefutable demostrado por la alta tasa de desempleo y la baja participación laboral, la insensatez de esta meta nos confronta con otros hechos ineludibles.
En cuanto a la pretensión de basar nuestra economía en la creación de productos tecnológicos, consideren este dato fácilmente comprobable: Puerto Rico cae último entre los estados de EE.UU. en la obtención de patentes de inventos.
Desde 1963 hasta el 2013, inventores en Puerto Rico obtuvieron sólo 1,007 patentes o un promedio de 20 patentes al año. El penúltimo estado en patentes es Alaska que durante el mismo tiempo obtuvo 1,448 patentes. A pesar de tener sólo una quinta parte de nuestra población, Alaska obtuvo 43% más patentes que Puerto Rico. Para colocarnos en perspectiva, considere el estado de Connecticut. Con una población similar a la nuestra, Connecticut obtuvo 77,948 patentes.
Por otro lado, los que piensan que tenemos los servicios profesionales adecuados para apoyar un sector significante de inventos científicos deben tomar en cuenta que en Puerto Rico los abogados y agentes de patentes registrados en la Oficina de Patentes y Marcas de EE.UU. se pueden contar en menos de dos manos. Existen sólo nueve (la misma cantidad que Alaska), y todos fueron admitidos hace menos de 15 años. Comparen esta cifra con los 722 abogados y agentes de patentes en Connecticut.
Referente a los servicios financieros complejos, nuestras credenciales son tan parcas como en los patentes. El título de “Chartered Financial Analyst” concedido por el CFA Institute es considerado en el mundo de las finanzas como la credencial más prestigiosa de la profesión. En Puerto Rico tenemos sólo 12 personas con esta credencial. En Connecticut existen más de 2,200.
A parte de faltar la masa crítica de gente en este campo, debemos aceptar lo poco que prometen los servicios financieros complejos para la creación de empleos. En 1989, se aprobaron las exenciones contributivas para las entidades bancarias internacionales. No obstante que estas entidades acapararon casi el 30% de todos los activos bancarios en Puerto Rico, sólo emplean 304 personas. ¿Por qué entonces vamos a esperar un mejor resultado respecto a los fondos de riesgo (“hedge funds”) y otras empresas financieras que cada día más se manejan con sistemas automatizados?
Despertando a la realidad de nuestros talentos.
En cambio, nuestras credenciales en el entretenimiento son indiscutibles. En un solo día, en el domingo del 18 de mayo, las imágenes de cuatro artistas de origen puertorriqueño (cinco si contamos a Bruno Mars de padre boricua) fueron vistas por millones de personas en los EE.UU. y en diversas partes del mundo.
Luis Fonsi, ganador del premio Grammy por la canción del año del 2009, fue el músico especial invitado para la final de Nuestra Belleza Latina (NBL) en Miami trasmitida por Univisión.
La puertorriqueña Aleyda Ortiz se llevó la corona basado en votos de un público nacional e internacional en este famoso certamen de belleza. Es la tercera vez en ocho años de NBL que una puertorriqueña triunfa en esta larga y minuciosa batalla en las artes de la estética femenina. Todos conocemos los triunfos de puertorriqueñas en Miss Universo – donde Puerto Rico ha mostrado ser una potencia mundial. Sin embargo, debido a la frecuencia y promoción del programa de NBL, este espectáculo quizás resalta aún más el talento de nuestro país en esta importante actividad de entretenimiento.
Simultáneamente durante el programa de NBL, se trasmitía a millones de televidentes los Billboard Music Awards desde Las Vegas. Allí, Ricky Martin estrenó su canción “Vida”, la cual será escuchada por cientos de millones de personas durante la Copa Mundial de Fútbol en Brasil el mes que viene.
Finalmente, Jennifer López, que es una de las artistas principales que cantará la canción oficial del Mundial, recibió el Premio “Icon” de los Billboard Music Awards. Es la primera mujer en ganar este premio. Las únicas otras personas recibidoras son los superestrellas Neil Diamond, Stevie Wonder y Prince.
Además de estas personas destacadas en el entretenimiento, tenemos decenas de otros ejemplos en el mundo artístico y deportivo. No existe duda que las actividades en que más nos destacamos son las artes, el entretenimiento y los deportes profesionales. Y son las actividades por las cuales más nos reconocen alrededor del mundo.
Lo ironía de este hecho es que tendemos a darlo por sentado y no apreciar los logros o el potencial que representan para nuestra economía. Por ejemplo, si va a la página de web de Puerto Rico: La Isla Estrella patrocinada por el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio, verá que de los 14 puertorriqueños destacados que figuran en la página, 13 pertenecen a las artes, el entretenimiento y los deportes profesionales. Sin embargo, el enfoque primordial de nuestros planes económicos se dirige a áreas totalmente distintas en que Puerto Rico difícilmente puede competir con otras jurisdicciones.
La semana pasada, comenzó a circular un video producido por unos jóvenes turistas que vinieron a visitarnos desde Canadá. Se llama “120 Seconds in Puerto Rico”.
Este video capta muy bien lo que deberían ser las exportaciones principales de nuestro país. No me refiero a productos farmacéuticos, cohetes para lanzar al espacio o ganancias de capital.
Hablo de las experiencias divertidas y los buenos recuerdos. Es en la creación de estos intangibles, más que en ningunos otros productos, que Puerto Rico puede ser una potencia mundial. Y es aquí que debemos concentrar nuestros esfuerzos de desarrollo económico.
Según explico en mi libro –Puerto Rico: El Manual de Rescate Económico– nuestra economía del entretenimiento, lo cual abarca mucho más que el turismo, requiere un esfuerzo y una colaboración nacional. Debe comenzar con la adopción de una cultura de limpieza y seguridad y culminar con una nueva ciudad de entretenimiento de perfil mundial en los terrenos de Roosevelt Roads.
¿Queremos atraer a gente de otros países a gastar e invertir en nuestro país en gran escala? ¿Queremos que nuestra diáspora regrese? ¿Queremos empleos que se creen y permanezcan en Puerto Rico sin la necesidad de socavar la base tributaria con exenciones contributivas?
Pues hagamos que Puerto Rico sea un lugar limpio, seguro y dinámico donde millones de personas pueden venir para entretenerse y acumular recuerdos agradables para toda la vida.
* El autor es abogado corporativo y autor del libro “Puerto Rico: El Manual de Rescate Económico”