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Por Luisa García Pelatti

Esa era la pregunta a la que intentó responder un panel compuesto por ejecutivos del sector privado y del Gobierno, durante la convención de la Asociación de Industriales. Podemos competir a nivel mundial, aseguraron desde el sector privado, pero necesitamos políticas de incentivos consistentes, transparencia y vencer los problemas de falta de ejecución. Sabemos lo que hay que hacer, pero no lo hacemos; y seguimos hablando de los mismos problemas una y otra vez sin ponerles remedio.

En el sector de dispositivos médicos, Puerto Rico está competiendo con el resto del mundo, asegura Carlos Rivera Vélez, gerente general de Edwards Lifesciences. Se trata, dice, de un sector fuerte, que ofrece calidad y que no tiene nada que envidiar a otros países. Los retos están en los costos de energía, que son “erráticos y no competitivos”, y en la credibilidad. El ejecutivo se refiere a la Ley 154. “Entendemos que la intención no es mala, pero los inversionistas que están fuera lo que ven es un país que cambia sus políticas de impuestos”. Mientras, hay otros países que están enfocados en llevar un mensaje atractivo al inversionista.

Podemos competir, opina Emilio Rivera, vicepresidente de ingeniería global de Amgen, que tiene sus operaciones más grandes en Juncos, desde hace 20 años. “Podemos competir, pero necesitamos transparencia y consistencia para que haya inversiones”.

Por su parte, Angel Pérez, vicepresidente de Rock Solid, está a acostumbrado a competir con compañías de India, Chile, Alemania. “Podemos competir a nivel mundial. No es falta de talento, es falta de ejecución. Si no hay ejecución seguimos hablando de lo mismo y repitiendo los problemas”.

El problema es la fragmentación, que impide que el sector privado hable con una sola voz.

“Tenemos una visión a corto plazo. Nos enfocamos en la ingeniería contributiva y financiera y nos olvidamos que ninguna contribución vale nada si no tenemos una industria rentable. Nos olvidamos de la competitividad”, opinó José R. González, vicepresidente ejecutivo senior de Oriental Bank.

Emilio Rivera se mostró escéptico. “Se ve el deseo y la intención. ¿Pero cómo nos aseguramos de que en unos años no cambiamos? La falta de consistencia nos mata”.