Por Francisco Montalvo Fiol*

 

Parte I: La economía creativa

En 1964, el premier ruso, Nikita Khrushchev, predijo que para 1980 la Unión Soviética (USSR) se convertiría en la economía más grande del planeta, dejando atrás a la de los Estados Unidos. En aquel momento, la USSR había sido el primer país en poner en orbita un satélite artificial, lanzar al espacio a un ser humano y experimentaba tasas anuales de crecimiento económicos de sobre 6 porciento. Todo sabemos que ocurrió. Este es uno de los ejemplos clásicos del pensamiento lineal económico y social.

El pensamiento “lineal” o “vertical” es el que aplica la lógica de manera secuencial, paso a paso, siempre en una dirección y de manera progresiva. Los economistas son cuestionados por su incapacidad de ofrecer soluciones y por su fascinación con la medición y la técnica. En Puerto Rico, por los pasados 50 años, especialmente en lo respecta a estrategias de desarrollo económicos, hemos vivido en la era del pensamiento lineal. En muchos aspectos no hemos cambiado mucho de los tiempos de Khrushchev. Centramos nuestra atención en ritmos de crecimiento o decrecimiento económicos y el papel preponderante del estado central. Literalmente, nos han forzado a pensar en dos dimensiones observando los altibajos de líneas y curvas en diagramas vectoriales. Las proyecciones económicas, especialmente a largo plazo, fallan regularmente. Los problemas socioeconómicos que enfrenta Puerto Rico no pueden ser analizados y entendidos aisladamente. Todos ellos están relacionados. Los mismos son problemas sistémicos, lo que significa que todos ellos están interconectados y son interdependientes. No es asunto de negar la realidad, sino de buscar alternativas. Tenemos que pensar lateralmente y buscar nuevas opciones de desarrollo socio-económico. Hay que ser creativo.

En principio, la creatividad se puede definir como el proceso por medio del cual las ideas se generan, conectan y transforman en cosas que se valoran. Esto no es nada nuevo. En el 2010, la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo y Comercio (UNCTAD, por sus siglas en inglés) le llamó la “economía creativa”. Se estima que hoy en día este sector representa hasta 9 porciento de todo el comercio global (equivalente a $1.6 trillones). La economía creativa se basa en los activos creativos, generando potencialmente el crecimiento socio-económico.  Según UNCTAD, la economía creativa tiene el potencial de fomentar el crecimiento económico, la creación de empleos y ganancias de exportación y, a la vez, promover la inclusión social, la diversidad cultural y el desarrollo humano. Esto se debe a que la creatividad, y no el capital, es la fuerza motriz principal. Activos creativos incluyen a los siguientes sectores:

  • Empresas audiovisuales (cine, televisión y radio);
  • Servicios creativos (arquitectura, publicidad y servicios culturales);
  • Nuevos medios (contenido digital, software y video juegos);
  • Artes visuales (pintura, escultura y fotografía);
  • Artes dramáticas (música, teatro y baile);
  • Editoriales y materiales impresos (libros, prensa y otras publicaciones); y
  • Patrimonio cultural (artesanía, festivales y celebraciones).

Puerto Rico goza de una herencia cultural única. Proyectos económicos anteriores como Visión 2025 han analizado este sector, pero el potencial del mismo no ha sido capitalizado propiamente. Por ejemplo, la economía creativa del Reino Unido es responsable de uno entre cinco empleos en Londres, contribuyendo, en el 2011, con más de $30,000 millones a la balanza comercial de ese país, razón por la que el gobierno decidió convertir su capital en el centro creativo del mundo. En Estados Unidos,  centros de industrias creativos como Miami, Los Ángeles, y Nueva York  son mundialmente conocidos. Actualmente, China intenta hacer lo mismo. Los países donde esta estrategia ha sido exitosa mantienen políticas tecnológicas, culturales, sociales, económicas que sincronizadas y de apoyo mutuo entre los sectores públicos y privados. Estrategias de desarrollo de infraestructura, turismo, empresarismo y financiamiento estarían atadas a este esfuerzo. En términos más generales, la ampliación de las instalaciones culturales y recreativas y economía creativa tendría un impacto positivo en la cohesión social y calidad de vida de la Isla.

Aparte de su acervo cultural, Puerto Rico goza de ciertas ventajas competitivas vis-a-vis otros países. Estas incluyen alto niveles de protección de propiedad intelectual, los derechos de accionistas minoritarios, nivel de competencia local del mercado y un fuerte marco legal. Estrategas y reformistas creativos podrían mezclar estos factores y las estrategias de economía creativa en diseños institucionales y adaptarlos a las oportunidades y limitaciones locales. El peligro esta en caer nuevamente en perspectivas y supuestas soluciones generadas desde una perspectiva puramente contable o financiera (i.e., suma y resta aritmética).

Uno de los grandes retos socio-económicos que enfrenta la Isla es pérdida de talento y la baja participación laboral. La situación puede verse catastrófica si la vemos desde el punto de vista lineal clásico económico (tendencias negativas). Por el contario, ¿qué pasaría si viéramos estos como una gran oportunidad de expansión. Un re-enfoque a la economía creativa pudiera resultar en la atracción de talento extranjero y de profesionales puertorriqueños ausentes a la Isla.

Una de las citas más famosas que se le atribuyen a Albert Einstein es que en los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento. Puerto Rico busca y necesita creatividad, innovación, soluciones disruptivas y resultados.

* El autor es Profesor de Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto de Bayamón.