Por Luisa García Pelatti
La tasa de morosidad bancaria cayó en el primer trimestre de este año por debajo del 2.00%, el nivel más bajo desde 2006, según los datos del Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC).
Sin embargo, la morosidad creció en la cartera de tarjetas de crédito. El rápido aumento del endeudamiento con tarjetas de crédito, el agotamiento del ahorro acumulado durante la pandemia, la fuerte caída de la tasa de ahorro y el aumento en las tasas de interés que cobran las tarjetas de crédito son los responsables de esta subida.
La tasa de morosidad crece en las tarjetas de crédito y se sitúa en 2.16% en el primer trimestre de este año, frente al 2.05% del trimestre previo y al 1.25% del primer trimestre del año pasado. Este aumento es un indicio de las dificultades de los consumidores para pagar la deuda contraída con las tarjetas de crédito.
La tasa de morosidad de los bancos cayó hasta 1.86% en el primer trimestre de este año, frente al 2.00% del cuarto trimestre del año pasado. Hace un año, la tasa de morosidad estaba en 2.43%.
La morosidad ha estado cayendo desde el tercer trimestre de 2020, tras un leve repunte a principios de la pandemia. La morosidad superaba el 10% entre 2009 y 2012.
El valor total de créditos dudosos disminuyó de $513.9 millones en el cuarto trimestre del 2023 hasta $485.1 millones en los primeros tres meses de 2024. Son $84.0 millones menos que en el mismo periodo del año anterior.
La tasa de morosidad más alta está en la cartera de hipotecas, 3.05%, pero también aquí se observa un descenso. Hace un año estaba en 4.17%. En el 2020 se había situado por encima del 10%.
Se considera que un préstamo es moroso si se ha producido un impago del principal o intereses durante un periodo de más de 90 días.