Foto por David Cordero Mercado para Metro Puerto Rico

Después de siete años en los que recaudó casi $20 millones a nombre de las víctimas de la masacre ocurrida en la discoteca gay Pulse, la fundación se desvaneció sin cumplir la promesa de un memorial.

Por Joel Cintrón Arbasetti | Centro de Periodismo Investigativo

Iba a ser un memorial y museo, con una torre ancha, color blanca, elevada en forma de espiral. Se vería desde varios puntos de la ciudad de Orlando, Florida, como una forma de recordar a las víctimas de la masacre en la discoteca gay Pulse en la madrugada del 12 de junio de 2016, cuando un hombre entró con un rifle de asalto semiautomático y disparó a mansalva.

Sin embargo, la construcción no se ha hecho ocho años después de que se anunciara la obra que recordaría a las víctimas del ataque en contra la comunidad LGBTTQ+ en el que más personas han muerto en la historia de Estados Unidos.

Una de las víctimas fue el puertorriqueño Anthony Luis Laureano, bailarín profesional y performero drag de 25 años. La noche de la tragedia, Laureano estaba celebrando que el lunes siguiente comenzaría a trabajar como coreógrafo del programa de televisión de Telemundo La Voz Kids.

“Pero no llegó a comenzar. No pudo completar ese sueño”, contó Olga Disla, madre de Laureano.

En el ataque en la discoteca gay Pulse murieron 49 personas, la mayoría eran latinas; al menos 23 de origen puertorriqueño. Decenas de boricuas y latinos también resultaron heridos. Fue el tiroteo masivo más letal en la historia de Estados Unidos, antes de que ocurriera otro en un festival de música en Las Vegas en 2017, donde fueron asesinadas 60 personas.

El perpetrador, un hombre de 29 años llamado Omar Mateen, juró lealtad al grupo jihadista Estado Islámico, como venganza por las intervenciones militares de Estados Unidos en Irak y Siria. Este crimen de odio también fue investigado por las agencias federales como un acto terrorista y catalogado como el peor en suelo estadounidense después del ataque a las Torres Gemelas en 2001. No obstante, el padre del victimario, Seddique Mir Mateen, dijo a NBC News que el ataque a Pulse no tuvo nada que ver con religión, sino con la homofobia de su hijo.

El memorial y museo para recordar esta tragedia iba a tener un embalse de agua circular que crearía un efecto de espejo, 49 árboles, jardines verticales, un centro educativo, plazas, un paseo y una azotea. Costaría $45 millones. Fue comisionado por la organización sin fines de lucro onePulse Foundation, establecida a menos de un mes de la tragedia por Barbara Poma, dueña de la discoteca en donde ocurrió la masacre.

Entre 2016 y 2022, onePulse Foundation reportó $11,259,492 en gastos por “servicios y programas” que incluyen ceremonias de recordación, maratones y becas para estudiantes que no iban dirigidas exclusivamente a familiares o víctimas de la tragedia, sino a “todos los segmentos de la sociedad”. Estos gastos incluyen $6,996,977 para el memorial y el museo. Pero el proyecto no pasó de la fase de diseño.

La razón oficial que dio onePulse Foundation para la cancelación de la construcción del memorial y del museo fue la subida de los costos en materiales de construcción que provocó la pandemia del COVID-19 en 2020. Pero la organización venía enfrentando problemas recaudando fondos para financiar el proyecto desde mucho antes de su disolución, reveló el canal WFTV 9 de Orlando.

El 28 de diciembre de 2023 onePulse Foundation comenzó los trámites para la disolución de la organización sin fines de lucro. El último salario de Poma como “fundadora ex directora ejecutiva”, informado al IRS en el 2022, fue de $249,580, más de $200,000 adicionales en comparación con su primer salario de $43,269 en 2017.

En un principio, onePulse Foundation se presentó como una fundación para ayudar financieramente a sobrevivientes y familiares de las víctimas. Pero rápidamente tomó una dirección de lucro. La tragedia se convirtió en una oportunidad de generar ingresos que se desvanecieron en altos salarios, gastos operacionales, y en la planificación y diseño del memorial y museo que nunca se construyó.

Además, la mayoría de los directores y ejecutivos de onePulse Foundation no eran representativos de la comunidad LGBTTQ+ y latina a la que decían servir, circulaban información mayormente en inglés y muchos de los sobrevivientes y familiares jamás recibieron ninguna asistencia de la organización sin fines de lucro, encontró el Centro de Periodismo Investigativo (CPI).

Anthony Luis Laureano, en la foto junto a su madre Olga Disla, murió en la masacre de 2016. Foto suministrada

Disla, la madre de Anthony Luis, considera que se debe de hacer un memorial para las víctimas de Pulse. Pero se opuso al museo por considerarlo oneroso y porque iba a estar en manos privadas. También le causó suspicacia que onePulse Foundation fuera presidida y dirigida por la dueña de la discoteca en donde ocurrió la tragedia.

“Mi inquietud con manos privadas es que donde hay manos privadas hay negocio. Y yo no creo que esto sea algo que se deba de comercializar…Como dicen en Puerto Rico, uno no puede poner a las cabras a velar las lechugas”, dijo Disla.

Algunos heridos en la masacre creen que los dueños de la discoteca fueron negligentes, al presuntamente no contar con salidas de emergencia suficientes y que eso evitó salvar algunas vidas, según argumentaron en una demanda pendiente de resolverse judicialmente. También hay un grupo de afectados que sostiene que debe haber una auditoría e investigación penal sobre el uso de los fondos de onePulse Foundation.

De la asistencia financiera al desarrollo de un museo

Martín Benítez trabajaba en una agencia de alquiler de carros en el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín. Quería hacer un cambio y decidió mudarse a Florida con su pareja, Michael Morales, quien trabajaba como enfermero. Benítez decidió volver a estudiar. Estaban juntos en la discoteca Pulse la noche del 12 de junio de 2016. Su pareja Michael resultó herido con cuatro impactos de bala, pero sobrevivió. Benítez falleció por las heridas de bala que recibió.

La hermana de Martín, Nelly Benítez, dice que no obtuvo ninguna asistencia financiera de onePulse Foundation, aparte de un pasaje a Florida para ella y su mamá, Miriam Torres, para asistir a una actividad de recordación en una iglesia, a siete años de la tragedia.

Parientes de Martín Benítez explican que no recibieron ayuda profesional para sobrellevar su muerte. Foto suministrada

“Nos pasaron a un teatro para recordar a las 49 víctimas y hablaron todo el tiempo en inglés. O sea que nosotras estábamos perdidas”, dijo Benítez.

Entre 2016 y 2022, onePulse Foundation recaudó $19,944,622 en donativos privados, gubernamentales y otros ingresos. Solamente el 1% de esa cantidad, $195,189, fue destinado, en 2016, como ayuda financiera directa para las personas afectadas por la masacre. En los años siguientes no se asignaron más fondos para asistencia financiera directa a las víctimas y familiares, según los informes del IRS.

El año de su fundación, 2016, uno de los propósitos declarados en el informe al IRS era “proveer asistencia financiera inmediata a las víctimas afectadas por el ataque” y “apoyar el diseño, construcción, mantenimiento y operación de un memorial permanente”. Al año siguiente, la parte de proveer asistencia financiera a las víctimas no fue incluida en el informe, añadieron la idea del museo y la meta de generar un estimado de $30 millones en capital.

Martín, el hermano de Nelly Benítez, se había ido a Florida seis meses antes de que pasara la tragedia. Antes de irse vivía en la misma casa con su hermana Nelly, que ahora tiene 43 años, y los dos hijos de ella. Bajo el mismo techo, en Río Grande, vivía también otra hermana que tiene tres hijos, y su madre Miriam. Martín era el menor.

“Él era ‘el papá’ de esos cinco muchachitos. Él era todo. Él nos ayudaba, él trabajaba, él era el hombre de la casa como uno dice, el soporte mayor”, dijo Benítez.

Recordó que personal de onePulse Foundation visitó Puerto Rico, para participar de un pasadía que organizaron en Cabo Rojo.

“Lo que me chocó fue que en esa actividad nos dijeron que si necesitábamos algún tipo de ayuda, de psicólogo o ayuda profesional, que nos refiriéramos a la Fundación Ricky Martin. A mí me chocó porque yo decía, pero y ¿por qué Ricky Martin, si para eso está la fundación onePulse?”.

El año de su fundación los directores de onePulse Foundation no tenían un salario asignado. Entre 2017 y 2022, reportaron $4,789,591 en gastos por “salarios, beneficios a empleados y otras compensaciones”. En total, durante el mismo periodo, Poma recibió $762,104 en salarios y compensaciones. Además, Poma y su esposo, Rosario Poma, fueron beneficiarios de la venta del terreno de la discoteca Pulse a la ciudad de Orlando por $2 millones.

Desde que onePulse refirió a la familia Benítez a la fundación Ricky Martin para recibir ayuda psicológica, empezaron a notar “muchas cosas raras”.

“Automáticamente yo dije espérate, hay que poner un stop, ver qué es lo que está pasando, porque aquí en Puerto Rico no se menciona nada, aunque la mayoría son puertorriqueños. Todo es Florida y nosotras no nos enteramos, nos sentimos aisladas”, dijo Benítez.

La familia nunca recibió servicios psicológicos o de consejería para sobrellevar la tragedia.

“Cuando nos da el bajoncito, nos sentamos como familia, dialogamos y se nos pasa, seguimos pa’ lante porque hay que seguir. Pero no te creas, a mi mamá le dio una crisis, por todo lo que está saliendo a la luz [sobre onePulse Foundation], no es fácil y ella está viendo todo eso, que es como recrear otra vez el momento”, contó Benítez sobre el efecto que ha tenido la controversia pública que ha generado el desempeño de onePulse Foundation en Florida.

Después de siete años de recaudaciones de fondos, onePulse Foundation terminó insolvente, según el documento de disolución presentado en el Departamento de Estado de Florida. El documento no informa de ningún dinero que haya quedado en la organización sin fines de lucro y que tenga que transferir o devolver.

El CPI intentó conocer la postura de personal de onePulse Foundation, pero no hubo respuesta a pesar de que se intentó por varios medios, incluyendo llamadas, correos electrónicos a una dirección oficial de onePulse, peticiones de reacción a Earl Crittenden, su último presidente, y a la firma de abogados que los representó en su proceso de disolución corporativa.

“Nosotros queremos saber, que se haga justicia, y dónde están los millones que Barbara Poma cogió, qué ella hizo con todo el dinero, se lucró de mi santo hijo y de todos los fallecidos”, dijo la madre de Martín, Miriam Torres, de 70 años.

Martín Benítez tenía 33 años al momento de la tragedia y está enterrado en el Cementerio Nuevo Municipal de Río Grande.

Delta Air Lines no cobró por el traslado del cuerpo de Martín a Puerto Rico. Y la Alcaldía de Orlando cubrió parte de los gastos fúnebres, excepto el panteón de $1,500 que según Benítez se supone que cubrieran. “Hasta el día de hoy está la deuda [del panteón]; ellos [la Alcaldía] nunca respondieron”, dijo Benítez.

La alcaldía toma la batuta y contrata a consultor externo

La noche del 12 de junio de 2016, Yolie Cintrón, nacida en Arroyo, Puerto Rico, iba a salir a la discoteca Pulse, en donde se celebraba una “Noche Latina” y un espectáculo de dragas. Pero el carro no le prendió. Se quedó vestida, en su casa de Poinciana, en el área metro de Orlando.

A eso de las 2 de la mañana empezó a recibir llamadas y mensajes de texto y a ver las primeras noticias sobre la tragedia en la televisión. Ella se salvó, pero perdió ocho amistades cercanas y a un incontable número de personas conocidas. Desde entonces ha estado involucrada con el proceso de recuperación de las víctimas y familiares, el cual ha sido, en muchas instancias, autogestionado, sin ningún tipo de ayuda.

“Yo he tenido que sacar dinero de mi bolsillo para ayudar a sobrevivientes para costear medicamentos… En un momento dado me vi sola con la comunidad puertorriqueña, es algo bien triste”, dijo Cintrón, portavoz de “Madres de víctimas y familiares de Pulse” y líder comunitaria. Ahora Cintrón, de 61 años, desconfía en que la Alcaldía de Orlando pueda cumplir la promesa de crear el memorial para las víctimas de Pulse.

“No le creemos un pito la Ciudad”, dijo Cintrón.

Luego de la disolución de onePulse Foundation, el gobierno municipal de la ciudad de Orlando anunció, el 19 de diciembre de 2023, que asumiría la responsabilidad de concretar la construcción del memorial, por medio de la organización sin fines de lucro Orlando United Pulse Memorial Fund. En abril, la Alcaldía todavía no había nombrado a nadie para dirigir esa fundación, dijo al CPI Ashley Papagni, Oficial de Información Pública de la Oficina del Alcalde de Orlando, Buddy Dyer.

El 9 de abril, la Alcaldía anunció que contrató a Larry Schooler, un especialista en mediación de conflictos de Texas, para coordinar la participación de las personas afectadas por la tragedia de Pulse en el diseño y planificación del memorial.

Schooler es profesor de resolución de conflictos y estudios de comunicación en la Universidad de Texas en Austin. Y tiene experiencia trabajando en el proceso de coordinar otros memoriales de tiroteos masivos en Estados Unidos. Para su trabajo con la comunidad de Pulse usará traductores al español, según la propuesta presentada a la Alcaldía de Orlando. El contrato fue por $88,735.

“Con ese dinero pudieron haber empezado a hacer un memorial. Aquí no hay mucho que discutir, aquí lo que se quiere es algo sencillo, solemne, algo bonito, no un Disneyland. Que se recuerde la tragedia que pasó aquí para que no vuelva a pasar, dijo Cintrón.

Cintrón y el grupo de 12 madres de víctimas y familiares a las que apoya entienden que la función de coordinación entre la comunidad y la Alcaldía, para gestionar el memorial, la debió de asumir el Director de la Oficina de Asuntos Multiculturales de la Alcaldía de Orlando, el puertorriqueño Luis M. Martínez. El trabajo de Martínez para la alcaldía es el de fungir como enlace con las diversas comunidades de Orlando.

A finales de enero, Cintrón escribió una carta a Martínez solicitando una reunión. La respuesta fue que esperara a que la Alcaldía comenzara el proceso de reuniones con la comunidad para incluirla.

El CPI preguntó a la Alcaldía cuánto dinero asignarán para el memorial. La respuesta fue que tras la compra de la parcela, por alrededor de $2 millones, en donde está la estructura que fue la discoteca Pulse, la Alcaldía no ha establecido un costo específico para el desarrollo del memorial permanente. El museo no forma parte del proyecto de memorial que se proponen realizar, porque esa estructura que pretendía desarrollar onePulse Foundation se había diseñado para una parcela de tierra que no pertenece a la Alcaldía.

Exigen auditoría forense

“Yo no he recibido ninguna ayuda durante estos siete años y medio. onePulse lo que ha hecho es recolectar dinero y estar en el aire. Solamente lo que pagó la ciudad [de Orlando] al principio de gastos médicos y otras ayudas”, dijo Jorshua Hernández Carrión, sobreviviente, poco antes de que la fundación se disolviera.

Cuando pasó la masacre de Pulse era gerente en un McDonald’s y sobrevivió a los disparos escondiéndose en el baño. “Él roció la puerta y también hizo así, por arriba”, dijo Hernández, para describir el tiroteo. Dos balas, que al parecer venían ya sin fuerza, entraron en su cuerpo, pero no salieron.

Hernández regresó a Puerto Rico en 2022, pero se ha mantenido en contacto con un grupo de sobrevivientes y familiares y es uno de los sobrevivientes más vocales denunciando a onePulse Foundation. Hernández y otros familiares y sobrevivientes que se organizaron bajo el Community Coalition Against a Pulse Museum exigen que se realice una auditoría forense sobre OnePluse Foundation y una investigación criminal contra Barbara Poma.

“El problema es que hay una percepción pública de que la operación de onePulse no fue ética. Pero el que no haya sido ética no siempre significa que sea ilegal”, dijo Anna Eskamani, representante del distrito 42, que incluye sectores de Orlando, en la legislatura estatal.

Eskamani solicitó al Comité Conjunto de Auditoría Legislativa del estado de Florida que hiciera una auditoría sobre onePulse Foundation. Pero, al ser una entidad privada, el estado no tiene jurisdicción para realizar una auditoría. Solo pueden auditar el dinero que hayan recibido de fondos públicos, y la parte de ese dinero que onePulse Foundation todavía no había gastado fue devuelto al gobierno al momento de su disolución.

La representante dijo que quiere asegurarse de que la nueva entidad Orlando United Pulse Memorial Fund que administrará la ciudad de Orlando, para construir un memorial, sea representativa de las personas impactadas por la tragedia y que sea bilingüe.

“Una de las críticas que he compartido con la Alcaldía es que gran parte de la información ha circulado en inglés y eso hace que muchas familias de Pulse se sientan que no pueden participar”, dijo Eskamani.

Disla, la madre de Anthony Luis, estuvo en una de las vistas públicas donde se discutió la compra del terreno de Pulse. Allí había un traductor.

“El inglés yo lo hablo, pero mis emociones yo tengo que hablarlas en español. El problema del idioma ha sido clave aquí. Por ejemplo, en la actividad de recordación [anual que hacía onePulse Foundation] el 90% es en inglés. Puede que hagan una oración, una invocación y otra en español. Tal vez alguno de los invitados habla un poquito en español y ya está. Las reuniones, la mayoría eran en inglés. Creo que en las últimas dos por lo menos que yo he participado por Zoom han colocado una persona que traduzca. Pero anteriormente, para nada”, dijo Disla.

Cuando sucedió la tragedia en la que murió su hijo, recibió asistencia financiera de la Alcaldía de Orlando. Y fue a buscar servicios de consejería y orientación psicológica en Orlando United Assistance Center, una oficina que fundó la Alcaldía con el condado de Orange y Florida United Way, para dar asistencia a personas afectadas por la masacre en Pulse. Ahora recibe asistencia psicológica con su plan médico privado, compartió Disla.

Oriunda de Carolina, era maestra y coordinadora académica de Dewey University en Puerto Rico. Luego de la tragedia su salud se agravó y se jubiló. Ahora vive en Poinciana, Florida.

“El mío está enterrado aquí, por eso es que yo vivo aquí. Si no yo estuviera en Puerto Rico”, dijo Disla.

Para la representante Eskamani, quien tiene una maestría en manejo de organizaciones sin fines de lucro, onePulse Foundation fracasó en su misión de crear un memorial por la visión tan ambiciosa que tenían, por su forma corporativa y por querer hacer algo que no era lo que los sobrevivientes y familiares deseaban en primer lugar.

¿Tiene esperanza de que la Alcaldía pueda hacer un mejor trabajo?

“Sí, porque la Alcaldía tiene que rendir cuentas al público. Y tiene que haber más transparencia y habrá más oportunidades para influir en la toma de decisiones que si fuese una entidad privada. Pero al mismo tiempo hay falta de confianza, y esa es la realidad que hay que cambiar”, dijo Eskamani.

Los memoriales que existen

Después de la tragedia, la verja de la discoteca Pulse fue cubierta con banderas de orgullo gay, de la comunidad trans y de Puerto Rico, de camisas con firmas, velas y arreglos florales. Se convirtió en un memorial espontáneo.

Ese lugar, el 1912 South Orange Avenue en Orlando, Florida, fue designado como un “memorial nacional” por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el 25 de junio de 2021. La designación se hizo oficial con la firma de una ley impulsada por el congresista de Florida, Darren Soto. La comisionada residente de Puerto Rico en Washington, Jenniffer González, fue una de los 19 coauspiciadores de la ley, que se compone de un texto de cuatro párrafos.

Hace casi cuatro años, el presidente Biden firmó la ley que nombró el lugar donde se ubicaba la discoteca en el National Pulse Memorial. Foto tomada de Facebook

La Ley especifica que la designación del lugar donde ubica la discoteca Pulse como memorial nacional no lo hace parte del Sistema de Parques Nacionales, al que pertenecen otros memoriales y monumentos, y que por lo tanto no requiere ni permite que se dirijan fondos federales de ningún tipo para ser invertidos en el lugar.

“Las profundas heridas causadas por la tragedia ocurrida hace cinco años en el Club Pulse de Orlando, siguen muy vivas dentro de la comunidad y en todos aquellos que fueron marcados de alguna forma por este acto terrorista y de crimen de odio. Honrada de poder ser parte de la designación del Club Pulse como monumento nacional, como lugar de recordación a las víctimas de ese atroz ataque hacia la comunidad LGBTTQ donde gran parte eran de origen puertorriqueño”, dijo la comisionada en un comunicado de prensa al momento de la firma de la ley por el presidente Biden.

El CPI le preguntó a González si aparte de coauspiciar esa ley simbólica realizó alguna otra gestión a favor de los sobrevivientes y familiares de las víctimas de la masacre en la discoteca Pulse. También se le preguntó si intervino de alguna forma desde el Congreso para fiscalizar la organización sin fines de lucro onePulse Foundation.

González, candidata a la gobernación de Puerto Rico y afiliada a los Republicanos, partido que ha introducido decenas de leyes que diezman los derechos de la comunidad LGBTTQ+, no respondió las preguntas del CPI.

En diciembre de 2017, se inauguró un memorial público en forma de laberinto en el Colonialtown Square Park en Orlando, una iniciativa de la comisionada del distrito 4 de la ciudad, Patty Sheehan. El memorial costó $60,000 y fue pagado con el presupuesto de Sheehan.

En Puerto Rico, a menos de un mes de la tragedia, el Municipio de San Juan otorgó un contrato de $9,000 para el diseño, desarrollo e instalación de un memorial. Ubica en el Parque del Tercer Milenio en el área de El Escambrón e incluye una placa que dice:

“Que este homenaje a la vida, refuerce nuestro compromiso de combatir el odio  — producto de la homofobia — con el amor productor del respeto. Que nuestra consigna retumbe en todos los corazones: amor es amor, es amor, es amor…”

El memorial en Puerto Rico fue diseñado por la corporación Cero Design & Built, Inc.
Foto por Brandon Cruz González | Centro de Periodismo Investigativo