Opinión
Por Luisa García Pelatti
Los indicadores económicos empiezan a dar muestras de que podría estar llegando a su fin la crisis económica más larga que haya sufrido Puerto Rico. Es un dato positivo –no quiero aguarle la fiesta a nadie– pero los expertos advierten que esto no significa que la economía vaya a empezar a crecer.
El Gobierno centró sus esfuerzos en reducir un elevado déficit presupuestario con grandes recortes, pero con escaso estímulo económico. El premio Nobel Joseph Stigltz advierte hoy en la prensa europea que “el excesivo ahorro puede ser un desastre”.
De nada servirá superar la depresión económica para abrir la puerta que nos llevará a un largo periodo de estancamiento. Necesitamos que la economía crezca para crear empleo; y para eso se necesita un plan que vaya más allá de dos Alianzas Público-Privadas y el apoyo al financiamiento de la PYMES. Un plan que respalden de forma decidida todos. Lo urgente aquí es crear empleos, aunque, sobre todo en año de elecciones, lo urgente deja de ser importante.
Y justo cuando nos dan alguna noticias económica positiva, viene Moody’s con un jarro de agua fría. Ayer anunció que podría degradar, en hasta dos niveles, la clasificación de la deuda de tres bancos puertorriqueños. La medida sorprende, porque la mayoría de los bancos han empezado a informar beneficios y los analistas hablaban de que los peores problemas de morosidad en la carteras de préstamos habían quedado atrás.
Moody’s da razones económicas para su advertencia. La débil situación de la economía, sobre todo en el mercado laboral, pueden seguir afectando a las instituciones financieras. Los familias seguirán teniendo dificultades para hacer frente a sus créditos (la morosidad no cede) y será más difícil para los bancos encontrar clientes con las condiciones (cada vez más estrictas) requeridas para recibir un préstamo. Como verán no hay razones para el optimismo.