La mayoría de los maestros transitorios de la Escuela Ecológica no han
recibido el dinero correspondiente al salario e incentivos. Atrás, Lizette
Núñez, maestra bibliotecaria, y Carlos Miranda, maestro de
matemáticas. Al frente, Ariel Pagán, maestro de Historia, y Eneida Ruiz,
maestra de segundo grado. (Foto por José M. Encarnación Martínez | Centro de Periodismo Investigativo)

Los educadores tampoco han recibido el incentivo prometido por dar clases en la isla municipio.

Por José M. Encarnación Martínez | Centro de Periodismo Investigativo

Culebra — Carlos Miranda es maestro de matemáticas a nivel secundario en la Escuela Ecológica de Culebra y no ha recibido un centavo de su salario en lo que va de año académico. Todos los domingos deja a sus tres hijas y a su esposa en Yabucoa para viajar a la isla municipio a trabajar.

Cada viernes toma la lancha de las 5:30 de la tarde de Culebra a Ceiba, porque el viaje de las 3:00 p.m. fue eliminado sin aviso previo. Regresa a su casa entre 9:00 y 10:00 de la noche con la esperanza de maximizar el poco tiempo que tiene para su familia entre el sábado y las primeras horas del domingo.

Carlos no es el único maestro que enfrenta esta situación en Culebra. El Centro de Periodismo Investigativo (CPI) habló con otros tres educadores transitorios a los que el Departamento de Educación (DE) no les ha pagado su salario.

En total, son 13 educadores transitorios en esta escuela, que tiene una matrícula de 130 estudiantes, de kínder a cuarto año. Ese número tan alto de maestros transitorios responde a que Culebra es un municipio de difícil reclutamiento. Conseguir maestros certificados dispuestos a moverse a la isla municipio con todas las trabas que existen es complicado. Lo mismo ocurre en Vieques, donde ese reto se combina con un ambiente de inestabilidad económica y vulnerabilidad ante la escasez de servicios médicos y la constante lucha con el transporte marítimo. Es un reto que todos los años entorpece los procesos educativos en las escuelas de las islas.

Carlos Miranda y José Quintana son maestros de matemáticas de la Escuela Ecológica de Culebra. (Foto por José M. Encarnación Martínez | Centro de Periodismo Investigativo)

En Culebra todo es más caro que en la isla grande. Por ejemplo, un sándwich de jamón, queso y huevo, y un café cuestan $15. Comprar una pizza personal de pepperoni cuesta $20 sin bebida. Los precios, prácticamente, se duplican. Tres paquetes de arroz cuestan $8.05, cuando en Fajardo se consiguen por $5. Es el resultado de una ecuación históricamente problemática: fletes, gasolina, pasajes, trabajadores y alimentos que a veces se pierden por imprevistos con el transporte marítimo.

Para atraer a los maestros se recurre a realizar convocatorias abiertas con requisitos menos restrictivos. No necesitan la certificación reglamentaria para cualificar. Solicitan muchos maestros nuevos, sin experiencia o personas con solo parte de los créditos universitarios.

La mayoría de los maestros transitorios de la Escuela Ecológica no han recibido su salario. Cuando Carlos cuenta su experiencia, rompe en llanto. Recuerda la primera vez que regresó a su casa luego de pasar una semana sin ver a su familia. Su hija menor se le lanzó encima y lo abrazó fuerte, tan fuerte como nunca lo había abrazado. “A veces me voy un miércoles y no le digo nada a nadie. Me voy [a Yabucoa] y regreso [a Culebra] el jueves a las cuatro de la mañana, porque yo soy bien alcahuete con mis hijas. Es bien fuerte, porque son muchas situaciones. No es lo que te venden”, dice.

El problema del dinero que no llega a los maestros de Culebra no se limita a los educadores transitorios. Al menos 22 personas esperan pagos de incentivos por dar clases en esta isla-municipio correspondientes a los meses trabajados entre agosto de 2022 y mayo de 2023. Y nadie ha recibido los incentivos correspondientes a los meses de agosto y septiembre del año en curso.

Es el segundo año de Carlos como maestro del sistema público. Es su primer año dando clases en Culebra. Su primer año trabajó en Yabucoa, pero no le permitieron regresar.

“La plaza que tenía [en Yabucoa] la ocupó una maestra excedente de otra escuela. Al tener permanencia, ella era prioridad para ocupar la plaza que yo tenía. Entonces, quedé como excedente. Las alternativas que me ofrecieron en ese momento fueron Vieques y Culebra, y seleccioné Culebra”, explica.

La Ley 84 de 2017 dispone que “existirá total flexibilidad para realizar las reasignaciones y/o traslados, de conformidad con las necesidades del sistema”. Establece, igualmente, que las movidas se realizarán “siempre y cuando no impongan cargas onerosas al maestro y que se dé en el municipio o en el Distrito Escolar para el cual laboraba al momento”.

Carlos agotó sus ahorros en mes y medio. Su circunstancia, como la de otros maestros de Culebra, contrasta con el panorama que pintó el Gobierno cuando anunció incentivos para educadores que viajaran o se mudaran a trabajar a las islas municipio. Lo que inició como un mecanismo para llenar las vacantes en Vieques y Culebra, se convirtió en ley este año.

La Ley 103 de 2023 establece que “el Secretario concederá un diferencial de sueldo de hasta $700 mensuales a todo maestro o maestra del Sistema que se traslade a residir de forma temporera en las islas municipios de Vieques y Culebra para brindar enseñanza como parte de las funciones de su puesto”. Igualmente, “otorgará un incentivo de $300 mensuales a todo maestro o maestra que viaje diariamente a impartir las clases”.

Carlos, que perdió su casa en Yabucoa con el paso del huracán María, ha sobrevivido con sus ahorros este año. “Ya mis ahorros están en negativo. Estoy pagando con mis tarjetas de crédito. El año pasado, cuando trabajé en Yabucoa, yo cobré desde la primera quincena. ¿Por qué [en] Culebra [se] tiene que esperar dos meses para cobrar?”.

Contrario a la mayoría de sus colegas, Carlos no tiene que pagar alquiler en Culebra. Eso, dentro de su situación, “es un alivio”. El Municipio de Culebra identificó una casa abandonada y se la ofreció a los maestros que viajaban desde la isla grande. Carlos y otro compañero aceptaron quedarse. Su nombre es José Quintana. También es maestro de matemáticas y es su segundo año como educador en Culebra. Reside en Rincón. Tampoco ha recibido el dinero que le corresponde por lo trabajado este año.

Ambos educadores terminan la jornada laboral en la escuela para acondicionar la estructura residencial. Lo hacen desde el primer día que se la entregaron. Tienen que sacar de su dinero para realizar esas mejoras, que van desde la instalación de un fregadero oxidado que encontraron en el patio de la casa, hasta trabajos de plomería en el baño, donde las aguas usadas del lavamanos se mezclan con las de la ducha.

Uno de los maestros improvisó su cama con un colchón sobre planchas de madera. Y el otro cuenta con un pequeño futón.

“Es una casita que nos suplió el alcalde [Edilberto “Junito” Romero Llovet] para los maestros que no tenemos la solvencia económica para venir a Culebra a trabajar. Hemos estado trabajando para ponerla habitable”, explica Carlos con cierta timidez al momento de la visita del CPI.

La estructura fue una casa en sus orígenes pero luego fue un centro preescolar, y de eso quedan huellas como las paredes pintadas con árboles y la pintura del juego de peregrina en el patio.

José subrayó que la idea de aceptar vivir en estas condiciones es “economizar una renta”. Ambos dijeron que están muy agradecidos por contar con la casa.

Actualmente utilizan un lavamanos como fregadero en lo que completan los trabajos de plomería en la cocina. El techo es un proyecto futuro, pero corre prisa. Tiene múltiples filtraciones y cuando llueve se moja la casa. También se debe corregir la infraestructura eléctrica. Aunque Carlos tiene preparación para hacer esos trabajos, reconoce que la gestión que improvisó con cables expuestos en el suelo para conectar aires acondicionados en los cuartos es peligrosa.

El calor en Culebra también les juega en contra. José, por ejemplo, tuvoque ser asistido por la enfermera escolar unas horas antes de la visita del CPI. Sufrió un golpe de calor por las altas temperaturas cuando comenzaba a dar clases. En estos días, se pronosticaron índices de calor en Culebra por encima de los 112 grados Fahrenheit.

“No es seguro [el ambiente dentro de la casa]. Pero como somos dos adultos, sobrevivimos así en lo que vamos arreglando las cosas poco a poco y logramos que esto sea habitable”, añade Carlos, asegurando que hace lo que hace “por amor a los muchachos. Son los muchachos los que nos levantan el ánimo para dar clases”.

José, sin embargo, puntualiza que no es fácil. “Ser maestro no es ‘entro a las ocho y salgo a las tres’. Conlleva corregir exámenes, planificar y meterle un par de horas más [fuera de la escuela]. Y lo que quiero decir es que hay que hacer maravillas para ser maestro y carpintero”.

En los últimos años, la proliferación de alquileres a corto plazo en la isla municipio ha complicado la búsqueda de hogares para vivir. Un 25% de las unidades de vivienda en Culebra se utilizan para alquileres a corto plazo. La plataforma AirDNA identifica, por lo menos, 385 propiedades activas para alquiler a corto plazo. En el 2020, habían alrededor de 1,500 unidades de vivienda en Culebra, según los datos de la Encuesta sobre la Comunidad del Buró del Censo. La población de Culebra es de aproximadamente 1,800 habitantes.

Por amor al arte

Una operación de corazón abierto le cambió la vida a Ariel Pagán Meléndez, el maestro de Historia de la Escuela Ecológica de Culebra.

Es natural de Río Grande. Era profesor universitario y durante la pandemia quedó sin ofertas al no ser empleado permanente. Vio la convocatoria de maestro en las islas municipio en la televisión. Ya había dado clases en el sistema público y le pareció buena idea regresar al salón de clases en una escuela.

Al igual que Carlos y José, Ariel no ha recibido un solo cheque este año académico. Ni su salario regular ni el dinero correspondiente al incentivo.

“Cuando llegas al proceso de reclutamiento, de entrada el gancho es ‘Míster, le vamos a dar mil dólares [mensuales] adicionales por dar clases en Culebra’. De entrada, incumplen con eso”. De acuerdo con el educador, ha sido una pelea todos los meses para reclamar el dinero.

“Hasta tuvimos una reunión con el Secretario el año pasado. Nuestro coraje es que comenzamos el nuevo año con la promesa de que eso se había arreglado y todavía seguimos así”.

Ariel Pagán, maestro de Historia, no ha recibido el salario regular ni el dinero del incentivo. (Foto por José M. Encarnación Martínez | Centro de Periodismo Investigativo)

Este es el segundo año de Ariel dando clases en Culebra. Contrario a Carlos y José, vive alquilado en un estudio en los alrededores de la escuela por alrededor de $600 al mes, sin incluir gastos de agua y luz. A eso se le suma la transportación de su vehículo en el ferry dos veces por semana a un costo de $36.50 cada viaje. Igualmente, los gastos correspondientes a comida y demás responsabilidades económicas, pues su residencia principal está ubicada en Río Grande.

“Es un efecto dominó. No te pagan, los costos [de los alquileres] son elevados y el costo de vida es más alto. Y aquí, la gente que alquila, te lo dice así mismo: ‘Míster, es que nosotros sabemos que usted cobra mil dólares más para pagar renta’. Y eso no es cierto, porque el incentivo va dirigido a cubrir todos los gastos”.

Los maestros de la escuela llevan un registro de los meses trabajados y los que faltan por cobrarse. Una maestra está a la espera de cinco pagos correspondientes al pasado año académico. A otros cuatro maestros se les deben tres de esos pagos mensuales y a 17 educadores se les deben dos. Eso sin contar los pagos correspondientes al mes pasado y al corriente.

Dos trabajos para manejarse

Hay maestros de la Escuela Ecológica que tienen dos trabajos para lidiar con la falta de dinero. Eneida Ruiz es uno de esos ejemplos. Es de Lajas y este es su segundo año como maestra en Culebra. Se mudó a la isla municipio con su esposo, pues cuando salía en ruta a su casa terminaba llegando a las 11 de la noche.

“Vivimos en una casa y pago alrededor de $800 con la condición de mantener toda la casa y su terreno. Esa no es la realidad de todos los compañeros. Y es porque Airbnb se convirtió en un problema también.

Nos agrava la situación, porque si bien están escasas las residencias, también se dispararon los costos”.

Cuando sale de la escuela, Eneida trabaja como administradora en la organización sin fines de lucro Fundación de Culebra. Tanto Eneida, Carlos, José y Ariel llegaron aquí ante el llamado gubernamental para llenar las vacantes de maestros. Llegaron los educadores, pero el dinero por su trabajo se quedó atrás.

Lizette Núñez, maestra bibliotecaria de la escuela, no ha cobrado los incentivos. (Foto por José M. Encarnación Martínez | Centro de Periodismo Investigativo)

La maestra bibliotecaria Lizette Núñez envió una comunicación escrita con fecha del 6 de septiembre a la secretaria interina del DE, Yanira Raíces. Estableció que por primera vez en mucho tiempo la plantilla de empleados de la Escuela Ecológica de Culebra inició un año escolar completa. “Ya estos maestros están considerando irse y no es justo”, lee la carta. “Por favor, que no tengamos que volver a vivir otro año de tortura por no cobrar”.

El DE, a través de su oficial de información Alexis Ramos, informó que el listado de 22 personas que no han recibido incentivos correspondientes al pasado año académico está siendo evaluado. En caso de no haber ningún señalamiento de la agencia o algún requerimiento necesario, se trabajará una nómina especial para cumplir con los pagos. No obstante, sobre los maestros transitorios que no han cobrado su salario la agencia no ofreció información al cierre de esta historia.