Por redacción de Sin Comillas

Los datos de un reciente estudio echan por tierra la idea de que los alquileres a corto plazo (ACP) constituyen una oportunidad de obtener ingresos para los dueños de una propiedad en desuso. En realidad, la mayoría de las propiedades en este mercado está en manos de unos pocos propietarios, que tienen varias propiedades. Desde 2016, dos tercios de las propiedades y 80% de los ingresos corresponden a dueños que tienen varias propiedades.

Se trata, pues, de un mercado “cada vez más concentrado, profesionalizado y comercializado, con anfitriones que tienen múltiples espacios registrados para este tipo de alquiler, quienes acumulan una cantidad desproporcional de propiedades e ingresos”, señala un estudio realizado entre la Escuela Graduada de Planificación de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Río Piedras y el Centro para una Nueva Economía (CNE).

El estudio “The Impact of Short-Term Rentals in Puerto Rico: 2014-2020” llega a la conclusión de que los alquileres a corto plazo afectan “sustancialmente” la asequibilidad de la vivienda, lo cual puede desembocar en gentrificación (proceso de rehabilitación urbanística y social de una zona urbana deprimida o deteriorada, que provoca un desplazamiento paulatino de los vecinos empobrecidos del barrio por otros de un nivel social y económico más alto).

En los municipios costeros, el porcentaje de viviendas de alquiler a corto plazo es muy alto y está provocando un incremento en el precio de las viviendas de alquiler. El análisis estima que un incremento de 10% en la densidad de alquileres a corto plazo (como por ciento del total de las unidades de vivienda) causa un aumento promedio de 7% en la mediana del alquiler.

El estudio también encontró que hay un componente estacional en la llegada de nuevas propiedades a las plataformas, que responde a la actividad turística. Pero el aumento en las propiedades también responde a los desastres. Por ejemplo, a raíz del huracán María (septiembre, 2017), las nuevas propiedades aumentaron alrededor de un 30%.

Este resultado demuestra que los desastres crean condiciones ideales para que los inversionistas puedan aprovechar las caídas en los precios de las viviendas para comprar propiedades y convertirlas en viviendas de alquiler a corto plazo.

“Nuestros hallazgos muestran que, para atender los efectos de los ACP en la asequibilidad de vivienda, Puerto Rico necesita un marco reglamentario robusto que debe ir más allá de lo que se está implantando actualmente”, recomiendan los autores del estudio: Raúl Santiago Bartolomei, profesor de la Escuela Graduada de Planificación de la UPR; Deepak Lamba Nieves, director de investigación del CNE; Enrique A. Figueroa Grillasca, asistente de investigación en Boston University; y Ysatis A. Santiago Venegas, asistente de investigación de la Escuela Graduada de Planificación de la UPR.

Los autores esperan ampliar el estudio en el primer trimestre de 2023 para incorporar los perfiles de algunos de los municipios donde hay una alta concentración de viviendas de alquiler a corto plazo. También analizarán el impacto de estos alquileres sobre el mercado de la vivienda, más allá del área metropolitana de San Juan.