Por redacción de Sin Comillas

FTX, la plataforma de compraventa de criptomonedas con sede en las Bahamas, se acogió al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos. Preocupados por la salud financiera de la empresa, los clientes empezaron a retirar de forma masiva sus activos, un corralito bancario en toda regla.

Ante la retirada masiva de dinero, en los últimos días la FTX buscó buscado entre $6,000 y $8,000 millones para detener la crisis de liquidez. Los problemas afectan a la matriz y a 130 filiales, incluida Alameda Research, su vehículo de inversión.

Sam Bankman-Fried, de 30 años, había creado la empresa en 2019 y en febrero de 2022, tenía más de un millón de usuarios. Hace unos meses la compañía, considerada una de las más respetadas y estables de la industria, estaba valorada en $32,000 millones. El día antes de la quiebras, FTX tenía $900 millones en activos líquidos frente a $9,000 millones en pasivos.

Bankman-Fried es uno de los afectados. En tan sólo 24 horas, perdió el 94% de su fortuna estimada en $22,500 millones.

Bankman-Fried ha renunciado como principal oficial ejecutivo y será reemplazado por John J. Ray III, un especialista en reestructuraciones que supervisó las quiebras de Enron y Nortel Networks. Bankman-Fried “permanecerá para ayudar en una transición ordenada”, comunicó FTX.

La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Justicia de Estados Unidos estarían investigando a la compañía.

Y los problemas parecen multiplicarse. The Wall Street Journal publicaba el sábado que la empresa está investigando un posible ataque cibernético el viernes. Los “hackers” se habría llevado unos $473 millones en criptomonedas.

FTX Digital Markets, la filial en Bahamas, no está incluida en el proceso de quiebra de Estados Unidos.