Tanya Sánchez Álvarez

Advertorial – contenido pagado por AIG

Por Tanya Sánchez Álvarez, Directora de Líneas Financieras de AIG

Las responsabilidades que recaen sobre los directores y oficiales de empresas y organizaciones con y sin fines de lucro para con sus accionistas, empleados, miembros, comunidades y terceros, están en constante evolución a consecuencia de las condiciones macroeconómicas que impactan nuestro día a día.

Más allá del principio básico de ejecutar responsable y efectivamente la misión y visión de sus entidades, olvidamos que los miembros de la junta de directores poseen un deber de fiducia que se extiende mucho más allá. Desde la hora de tomar decisiones sobre los programas de seguros de las entidades, hasta velar por los activos (tangibles e intangibles) de la misma, son algunas de las responsabilidades principales de estos ejecutivos.

Es bien importante tomar en cuenta que cuando hablamos de elegir un programa de seguros para la transferencia del riesgo, no se trata únicamente de la parte presupuestaria, sino que el deber de un director u oficial se extiende a evaluar si el programa contempla su exposición, si se ha actualizado la cubierta en la medida que la estructura organizacional se ha desarrollado, si se han revisado los valores a la hora de seleccionar límites y si han desarrollado un protocolo para el manejo del dinero que reciba la entidad como parte de un desembolso de seguro.

Las consecuencias de un descuido en estos particulares puede ser devastador no solo para la estabilidad financiera de la organización sino para el individuo que puede poner en riesgo su capital personal y el de su familia.

De igual forma es importante reconocer que las reclamaciones en contra de un director no necesariamente se limitarán a sus responsabilidades, toda vez existe el riesgo inherente de una reclamación por acusaciones infundadas, maliciosas y difamatorias causando un daño a la reputación y para el cual no siempre se contempla a la hora de asumir un cargo como este.

Por último, como resultado del alza en el escrutinio de las entidades reguladoras, hemos visto un incremento de reclamaciones a raíz de las intervenciones regulatorias con respecto a la revisión de las responsabilidades de los directores y oficiales y su enfoque a la cultura corporativa. Estos son riesgos emergentes que en muchos casos son complejos y difíciles de manejar.

Una herramienta efectiva para manejar este riesgo y protegerse de demandas de terceros es adquiriendo una póliza de Directores y Oficiales, la cual ofrece cubierta para los gastos de defensa e indemnizaciones ante reclamos en su contra.

  • Contenido desarrollado por AIG. Sin Comillas no ha participado en la redacción del artículo.