Somalia se enfrenta al riesgo de una hambruna sin precedentes. (Foto: NU/Fardosa Hussein)

Por redacción de Sin Comillas

Por primera vez en los 32 años que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lleva calculando el Índice de Desarrollo Humano, que mide la salud, la educación y el nivel de vida de una nación, disminuyó a nivel mundial durante dos años consecutivos. Este dato refleja una crisis cada vez más profunda para muchas regiones, especialmente para América Latina y el Caribe, el África subsahariana y el sur de Asia.

La pandemia del COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania lideran la lista de sucesos que están causando importantes perturbaciones en el mundo, a los que se suman los profundos cambios sociales y económicos, las peligrosas transformaciones en el planeta y el enorme aumento de la polarización.

Según el Informe sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas, titulado “Tiempos inciertos, vidas inestables: Forjar nuestro futuro en un mundo en transformación”, el desarrollo humano retrocedió a niveles de 2016 perdiendo gran parte de los avances obtenidos en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que conforman la Agenda 2030, el programa de la ONU para lograr un futuro más justo para las personas y el planeta.

El administrador del PNUD, Achim Steiner, afirmó que “el mundo está luchando en la respuesta a las sucesivas crisis” y que con las dificultades “asociadas al aumento del coste de la vida y del sector energético hemos visto que, aunque es tentador centrarse en soluciones rápidas como subvencionar (a la industria) de los combustibles fósiles, las estrategias de ayuda a corto plazo están retrasando los cambios estructurales que debemos introducir a largo plazo”. Steiner pidió una mayor solidaridad mundial para enfrentarse a los “retos comunes interrelacionados”, pero reconoció que la comunidad internacional está actualmente “paralizada a la hora de efectuar estos cambios”.

El estudio apunta a la inseguridad y a la polarización de opiniones, como los grandes obstáculos para avanzar en la consecución de la solidaridad que permita afrontar los grandes retos mundiales.

El COVID-19 abre “una ventana a una nueva realidad”

El informe describe la pandemia, que ha entrado en su tercer año, como la aparición de una “ventana a una nueva realidad”, más que desvío de las formas convencionales de actuar. Además, considera que el despliegue de vacunas efectivas contra la enfermedad representó “un logro monumental” que salvó las vidas de unos 20 millones de personas, y que también sirvió como muestra del enorme potencial que nace al juntar la innovación con la voluntad política.

En cambio, resaltó que el reparto de las vacunas puso al descubierto las enormes desigualdades de la economía mundial, que su acceso fue ínfimo en muchos países de bajos ingresos, y que las más perjudicadas por la pandemia fueron las mujeres y las niñas, al tener que asumir más responsabilidades domésticas y de cuidado y enfrentarse a un aumento de la violencia.