CRÓNICA

El PRNow Summit 2022 repite una estrategia que no cuenta con claros indicadores de éxito.

Por Luis Valentín Ortiz | Centro de Periodismo Investigativo

Frente al ballroom del Centro de Convenciones decenas de personas conversan y ríen, estrechan manos, se presentan unos a otros y confraternizan. Cultivan contactos de algún inversionista o abogado, contratista, oficial de Gobierno, cabildero o exgobernador. Algunos se conocen de antes, pues son amigos, trabajaron juntos o tuvieron algún negocio en común.

A esto le llaman networking en inglés y ocurre entre una docena de exhibidores. Discover Puerto Rico, a cargo de promocionar a la Isla como destino turístico, tiene uno con paredes pintadas de colores pasteles y con farolitos como casas del Viejo San Juan, mientras promociona el nuevo eslogan Live Boricua!, o vive a lo boricua. El Departamento de Desarrollo Económico y Comercio (DDEC) puso mesitas altas por todas partes para reuniones, junto a sus eslogans “PRopósito” y “Todo es desarrollo”. Hay mesitas de Rones de Puerto Rico, fondos federales de reconstrucción y alianzas público privadas, cuyo exhibidor está justo frente al ballroom, con fotos de aviones y barcos, también con las mesitas para reuniones.

Es el segundo día del PRNow Summit 2022, un evento que promociona a Puerto Rico como lugar para invertir y hacer negocios entre inversionistas y compañías. El costo de llevarlo a cabo es de más de $150,000, estimó el Gobierno.

Ya en su último día, el evento transcurre mayormente en el ballroom. El salón está lleno de mesas redondas que miran hacia una tarima gigante decorada en un estilo art decó de South Beach Miami, con colores blanco, magenta y turquesa, y en la que caben dos podios, una sala improvisada con tres sillas, una mesa tipo panel con seis espacios, varios cubitos en el piso con el eslogan “We are on the rise”, y seis pantallas grandes que proyectan lo que ocurre. Desde el podio, la sala o el panel, hablan directivos de compañías, desarrolladores, consultores de negocios, contadores públicos, abogados corporativos y los principales funcionarios del Gobierno, quienes van y presentan, uno tras otro, y luego caminan entre las mesas, saludando como chefs de restaurante o personajes de Disney World.

Este mismo despliegue de conversatorios, promoción y networking ocurrió dos veces en el 2014, dos veces en el 2015 — hubo una edición llamada Latam para América Latina — , una en el 2016, dos en el 2017 — una para inversionistas de China —, dos veces en el 2018 y otra en el 2019, aunque tenían otros nombres. El más común que se ha usado es Puerto Rico Investment Summit, pero también estuvo Ecosistema 20/22 — en referencia a las leyes 20 y 22 de incentivos contributivos — y el Puerto Rico Executive Economic Forum. En todos hay un grupo de panelistas — la mayoría son funcionarios, consultores o contratistas del Gobierno — que con mucho entusiasmo y positivismo hablan sobre las bondades que ofrece Puerto Rico, a pesar de la crisis financiera y fiscal, la Junta de Control Fiscal, el huracán María, los terremotos o la pandemia.

El Gobierno no lleva registro de los resultados que han tenido estos eventos, aunque dice que buscan fomentar la inversión de capital privado en la Isla. Al cierre de esta edición, el DDEC no produjo ningún informe o dato de cuántas reuniones se lograron, ni del total de inversión generada o empleos creados para el Puerto Rico Investment Summit del 2019 y el Puerto Rico China Investment Summit del 2017.

Para el PRNow Summit 2022, la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal (AAFAF) dijo al Centro de Periodismo Investigativo (CPI) que su efectividad “se debe medir como un esfuerzo que busca proveer una actualización al mercado”, que las interacciones que se dan en el evento “podrían redundar en futuras oportunidades de negocio para Puerto Rico y entre los participantes”, y que lograron reuniones con algunos inversionistas. La agencia dijo que el evento impactó directamente la economía con 364 noches reservadas en hoteles, entre los 182 participantes que viajaron, más sus gastos de transportación y comida, mientras que en las redes sociales, los posts del evento en Facebook tuvieron un engagement — Me gusta, Compartidos y Comentarios — de 877 durante los dos días. En su contestación, AAFAF no menciona otros indicadores como inversión, empleos o compromisos de negocios.

Lo único que recopila AAFAF durante y después del evento, según dijo al CPI, es “una base de datos con información sobre acreedores, medios locales y nacionales, empresarios que asistieron al evento en busca de oportunidades de negocios”, que es esencialmente una lista de registro. AAFAF no entregó la lista de participantes que el CPI solicitó.

“I’m very bullish on Puerto Rico”, dice Omar Marrero, secretario de Estado y director de AAFAF, en uno de los dos conversatorios en los que participó como panelista. Ser bullish — término en inglés muy de Wall Street que traduce en ser un toro — significa ser optimista en el mundo de las inversiones. No se debe confundir con bullying. Lo opuesto es ser bearish, — un oso — que es ser pesimista.

Marrero abrió el primer día con una “bienvenida al Puerto Rico de ahora”, el que según él dejó atrás la bancarrota, los desastres y el mal manejo de las finanzas del Gobierno. A esto le siguieron paneles como “Atrayendo inversión foránea”, “El camino a la competitividad”, “La nueva era de la infraestructura” y “Contra todo pronóstico, liderando el turismo global”. Hubo talleres de alianzas público privadas, o “P3”, en inglés — atrás quedó la cuarta “p” de participativas que prometió la administración de Ricardo Rosselló —, particularmente sobre escuelas y acceso a internet de banda ancha. Y hubo más networking, esta vez en la terraza del tercer piso y con cócteles. ¿Algún “inversionista” desea conversar con algún funcionario en una reunión uno a uno? Los salones 209 ABC fueron el lugar para hacerlo.

Es mediodía y las puertas del ballroom del Centro de Convenciones no paran de abrir y cerrar. Por allí pasan los casi 700 participantes, la mayoría en gabanes y corbatas, pero también hay quienes visten con gorras, camisetas marca Columbia y de coquí, jeans y cortos. Quizá esos son los gamechangers, esos que vienen a cambiar el rumbo de Puerto Rico, según el Gobierno. También entran y salen funcionarios, los ujieres — quienes limpian y sirven comida y Coca Colas sin parar — y una docena de escoltas que se mueven pretendiendo ser sigilosos, mientras visten distinto, se hacen señas entre ellos y hablan duro por sus auriculares.

Dos guardaespaldas miran a Natalie Jaresko hablar desde uno de los podios. La ex directora de la Junta de Control Fiscal, que se supone que terminara en ese puesto hace nueve semanas, dedica ahora su tiempo a la guerra en Ucrania, “su casa y la tierra de sus ancestros”, dice. Es la única invitada al panel “La guerra de Rusia contra Ucrania: actualización de la guerra e impacto económico en Puerto Rico”.

Justo antes de que los ujieres sirvan el almuerzo, Jaresko habla de la guerra y sobre cómo Ucrania le está ganando a Rusia, la segunda potencia militar más grande del mundo, debido a la humildad, el amor a la patria y el deseo de vivir libre. Dice que el 20% del país europeo está ocupado por Rusia, quienes comenzaron el conflicto hace ocho años en Crimea de forma ilegal y sin provocación. Advierte que la guerra afectará el precio de todo en el mundo — petróleo, comida, tecnología — y que es un desastre para los que creen en el cambio climático, por la contaminación que dejan las armas en el aire, agua y tierra. Asegura que Rusia intenta exterminar al pueblo ucraniano en una guerra en la que han muerto decenas de miles de personas, mientras que millones han sido desplazados. El pueblo ucraniano, dice, ha elegido la libertad y la democracia, mientras le hace frente al invasor y opresor. Cuenta que una señora mayor “caminó hacia unos soldados rusos armados con metralletas”, les puso semillitas de girasol en sus bolsillos y les dijo, “cuando mueran en mi tierra, que estas flores crezcan en ese lugar”. Pide oraciones, apoyo, buenos deseos y donaciones, y habla también de su nuevo esfuerzo, “Stronger than ever” (Más fuertes que nunca), un website para recaudar fondos para Ucrania.

“Me junté con Ric Elías, alguien que conocen, en Stronger Than Ever para ayudar a ucranianos en Ucrania con los suplidos más esenciales, comenzando con medicinas. Si van a ese website, Ric está pareando dólar a dólar cada contribución. Y con mis contactos y experiencia en Ucrania, trabajaremos con negocios, organizaciones y el Ministerio de Salud de Ucrania para asegurar que estos suplidos lleguen a aquellos que más lo necesitan”, dice Jaresko, vestida con un suit azul con un pin de Ucrania en la solapa.

Stronger than ever nace de Rebuild Puerto Rico, una organización sin fines de lucro creada por el empresario millonario puertorriqueño Ric Elías después del huracán María. Inspirada en un discurso de Jaresko sobre Ucrania, “la nueva organización, Stronger Than Ever, apoyará crisis humanitarias alrededor del mundo. Nuestra meta es levantar $5 millones para apoyar al pueblo ucraniano”, lee la página web que marca en más de $860,000 el dinero recaudado hasta el momento.

Al terminar su presentación, Jaresko se sienta a conversar en el escenario con Carlos Mercader, ex director de la Oficina de Asuntos Federales bajo la administración de Ricardo Rosselló y moderador del PRNow Summit. ¿Cuáles son las similitudes y diferencias de su rol como directora de la Junta y como ministra de finanzas de Ucrania?, pregunta Mercader, a lo que ella dice que llegó a ambos puestos con la misma intención de resolver los problemas financieros y que la economía prospere. Pero mientras en Ucrania tuvo poder en un rol oficial, en la Junta en Puerto Rico estaba “on the outside”, sin el poder de implementar política pública.

“A veces no valoramos suficientemente nuestra libertad y democracia… Cuando vives al lado de un poder imperial como Rusia, y tienes esta historia de 100 años de opresión, y ves cómo los mismos rusos viven en pobreza fuera de Moscú y San Petersburgo — sin libertad de culto, sin libertad de orientación sexual, sin libertad de expresión, sin libertad de prensa — sabes qué tienes que perder”, dice Jaresko mientras en las mesas sirven panecillos, sopa y pechuga de pollo.

Al finalizar, Jaresko baja de la tarima, se toma fotos con Marrero y con Mercader, conversa con una pareja y se toma una selfie con ellos. Luego viene a su mesa a buscar tarjetas de contacto para dos periodistas de EE.UU. que conversaran con ella. Me ve, se acerca y me saluda con un abrazo.

“Me gustaría una entrevista con usted”, le digo. Llevo más de seis meses y múltiples intentos para obtenerla. Jaresko me mira y sonríe. Sabe de la petición desde hace meses. Dice que estará en Puerto Rico unos días más, pero que no sabe. Divaga. “¿Ves allá? Puedo ver los ojos de Sylvette mirándome”, dice Jaresko, señalando la mesa en la que están sus antiguos compañeros de la Junta, incluyendo a Sylvette Santiago, quien maneja asuntos de prensa a nivel local. Y mientras divaga y dice esto, se acerca Santiago. Me dice que no me preocupe, ya que tendré una entrevista con el presidente de la Junta, David Skeel. Jaresko comenta que así hablaré con alguien “más importante” que ella, mientras se desentiende de la situación y habla con otras personas que se acercan a su mesa.

“Pero estoy pidiendo una entrevista con usted, en su función de ex directora de la Junta. Skeel es otra entrevista”, insisto.

“That’s what happens when you stomp on someone’s face for five years”, contesta Jaresko. Al parecer, no lograr la entrevista es la consecuencia de incomodar a alguien por cinco años. Luego pide a Santiago que la llame el lunes siguiente para ver qué podía hacer y se sienta en su mesa, junto a Marrero, a comer sopa, panecillos y pechuga de pollo. Al poco rato, dos guardaespaldas le abren una de las puertas del ballroom para que saliera.

La cobertura del Centro de Periodismo Investigativo (CPI) sobre la Junta no ha sido bien recibida por sus funcionarios. La demanda de acceso a la información que lleva en su contra el CPI, que acaba de llegar ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos, tampoco les hace gracia.

Ese lunes llamé nuevamente para coordinar la entrevista, pero Santiago no contestó.