Opinión

Por Ibrahim Pérez*

Este domingo fuimos sorprendidos por una inoportuna columna de Opinión publicada por las aseguradoras Medicaid-Medicare Advantage en El Nuevo Día. Parecía incomprensible el falso junte de empresas que diariamente se tiran duro y directo con todo lo imaginable para desprestigiarse entre sí en periódicos, emisoras de radio y canales de televisión, todo con el fin de sacar ventaja en el registro de beneficiarios Medicare Advantage y Vital durante el periodo de inscripción que está en proceso.

Para entender semejante aberración, solo se me ocurrió una posibilidad, “money makes strange bedfellows”. Lo único que tienen en común para hermanarse estos no muy compatibles mensajeros es su falsa definición del concepto de equidad en salud que utilizan como conveniente elemento aglutinador. Todos sabemos que cada una de ellas está concentrada en el objetivo común de sacar mayores ganancias del gran negocio que operan hoy en Puerto Rico. La equidad que buscan es la que incrementa sus ingresos en primas.

Antes de analizar la hipocresía de este junte dominguero, es necesario ser justo con el programa Medicare Advantage y reconocer lo positivo que ha sido en beneficios médicos y economías para nuestros pobres. El programa Advantage es muy prometedor. No solo puede mejorarse aún más su calidad y su acceso a servicios, sino que hasta podría llegar a convertirse eventualmente en el modelo principal a considerar cuando estemos listos para adoptar un Sistema Universal de Salud.

Es cierto que Medicare Advantage ha transformado nuestro Sistema de Salud, pero lo ha estado haciendo principalmente a imagen y semejanza de las aseguradoras, y no prioritariamente para el bienestar de sus beneficiarios. Jamás llegaremos a ese punto, si las aseguradoras lo siguen controlando y manteniendo principalmente para su propio beneficio económico. Si las aseguradoras siguen restringiendo y racionando el acceso de los pacientes a los mejores especialistas, hospitales y medicamentos. Si las aseguradoras quieren seguir ejerciendo ilegalmente la medicina y abusando sin misericordia de médicos y demás proveedores. Si las aseguradoras quieren limitar la entrada a su red de proveedores a solo aquellos que defienden sus intereses, y si quieren seguir obligando a muchos profesionales a emigrar si no aceptan sus condiciones unilaterales.

Ni el Sistema de Salud presente, ni un potencial Sistema Universal podrían prosperar si nuestro sistema de salud no se transforma en un modelo “win win” que sea justo y equitativo para todos, que respete que la práctica de la medicina solo corresponde a la clase médica. Que las aseguradoras no sigan polarizando a la clase médica entre aquellos que están a favor del paciente y aquellos que están a favor de las aseguradoras. Que tampoco sigan polarizando a la clase médica entre favorecer principalmente aquellos médicos primarios que gastan poco, frente a aquellos especialistas curativos cuyos servicios cuestan mucho.

Hubiese sido una mejor e histórica decisión que este domingo, a unos días de Acción de Gracias, las aseguradoras se hubiesen juntado para enmendarse y comenzar a trabajar en armonía y coordinación con sus pacientes y con sus proveedores, aunque les produzca menos ganancias, en vez de seguir utilizando premisas engañosas para que los ayuden a conseguir más fondos en el Congreso para sus arcas y sus accionistas. Premisas que podrían socavar y destruir nuestro Sistema de salud, si en algún momento no se detienen.

Las aseguradoras llevan años reclutando a todo el que puedan para ayudarles a buscar equidad en el Congreso, lo cual hacen para transformar su negocio en uno más rentable, pero no para realmente transformar nuestro sistema de salud, ni para buscar equidad para los pacientes y proveedores que sostienen sus empresas. Es cierto que Puerto Rico recibe menos fondos Medicaid y Medicare que cualquier otro estado o territorio y que eso justifica la búsqueda de equidad. Pero esas mismas aseguradoras nunca defienden con igual pasión el que nuestros médicos todavía estén hundidos recibiendo la tasa de reembolso más baja de Medicare que cualquier otro estado o territorio. Y quienes también necesitan y buscan equidad. CMS reconoció esa deficiencia y aumentó el Indice de Costo de Práctica en 2016. La ley 90 de 2019 ordenó que nuestros programas Advantage no podían pagar a los proveedores una tarifa menor a la autorizada por CMS durante el año vigente. Las aseguradoras locales tuvieron la oportunidad de acatarla y de hacer un gesto de reconocimiento y equidad para su clase médica. Pero por el contrario, la combatieron en la corte federal y nuestros médicos fueron privados de la equidad que ahora las aseguradoras buscan para ellas, y para la que hasta piden la ayuda de médicos y hospitales para lograrla, en un momento en que nuestra clase médica continúa devengando tarifas hasta 26% más bajas que la de nuestros vecinos de Islas Vírgenes.

El historial de nuestras aseguradoras Advantage mete miedo cuando no hay beneficio para ellas. Se pueden tornar en muy insensibles con pacientes y proveedores cuando estos no están alineados con sus condiciones. Muestran sensibilidad y empatía cuando es para buscar dinero para ellas, pero son muy esquivos cuando son ellas las que tienen que ser equitativas. Finalmente, no crean que el supuesto junte para la columna dominical es algo genuino y permanente. Mañana las verán nuevamente arrancándose sus cabezas en los medios tratando de quitarse sus beneficiarios.

  • El autor es médico salubrista.